La cara: nos hemos tenido que poner las pilas con los ODS (los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que han sucedido a los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio), con la COP 21 (XXI Conferencia sobre Cambio Climático, celebrada en Paris en medio de los convulsos momentos que sucedieron a los atentados terroristas y ante la atenta mirada de todo el planeta); y a nivel nacional, la tan esperada Ley de Voluntariado y el gratamente sorprendente Código de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas; los cuales no sólo han dado mayor contenido y relevancia a nuestro trabajo sino que suponen un nuevo impulso para poder jugar como profesionales un rol más estratégico en la empresa.
La cruz: hemos tenido que hacer frente a escándalos de corrupción y ostentosos casos de puertas giratorias, fragantes comportamientos ilícitos, así como durísimos ajustes salariales y de plantilla de algunas empresas muy conocidas y reconocidas, que con razón ponían en cuestión la RSE de las empresas y con ella, la función directiva que las acompaña. Al mismo tiempo, debíamos integrar en nuestras agendas entre otros, asuntos tan críticos para la sociedad y por tanto para las corporaciones, como la crisis de refugiados, el terrorismo internacional y la crisis financiera global.
Y en medio de esta tormenta perfecta, la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social Empresarial (DIRSE) ha cambiado de junta de gobierno por primera vez desde su fundación en 2013, ha contratado a una directora general y dispone de nuevas oficinas. Todo este esfuerzo supone una apuesta decidida por la consolidación de la entidad ante la constatación de que ésta se encuentra en una nueva etapa de madurez organizacional, fruto en gran parte del empeño y profesionalidad del equipo anterior, que requiere de mayores recursos para proseguir su andadura y que está siendo posible gracias a la contribución económica de diversas empresas protectoras.
Pero en DIRSE también hemos tenido tiempo para la reflexión, fundamentalmente a través de las charlas-coloquio organizadas con el apoyo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, y en la que directivos, consultores y académicos hemos compartido experiencias e inquietudes sobre la profesión.
Así, hemos conversado con David Grayson sobre cómo los dirses deberíamos ser intraemprendedores sociales que captamos lo que sucede en el entorno a través del trabajo con los diferentes grupos de interés, y lo convertimos en innovadoras oportunidades de negocio que ayuden a nuestras empresas a dotar de bienes y servicios a la sociedad, a través del lucro. Mientras Goyo Panadero y Miguel García Lamigueiro compartían sus recetas para que los dirses mejoremos nuestra capacidad de influencia tanto interna como externa a través de la comunicación: implicar a las audiencias poniéndonos en su lugar y usando su mismo lenguaje, contar historias (y no sólo hablar de números e informes), ganar credibilidad a través de la incorporación al discurso de los aspectos negativos que pudieran existir, y como no, arriesgar.