¿Qué políticas crees que se deberían implementar para garantizar el acceso a una educación pública y de calidad para todas las personas con discapacidad?
En primer lugar, una política de consenso real y no aparente entre los diferentes partidos políticos, basado en la idea que la educación sea de verdad un asunto de Estado. De esta forma terminaremos con el hábito adquirido donde cada gobierno nuevo derogue la ley educativa anterior. Necesitamos una ley integral y profunda que anteponga los principios pedagógicos a los políticos y económicos.
En segundo lugar, una política de inversión y no de ajuste. Invertir en educación es invertir en el futuro de una sociedad competitiva y moderna. Debemos dotar a la educación pública de mayores recursos económicos, materiales y humanos para una educación de calidad sobre todo, cuando hablamos de la inclusión educativa de personas con discapacidad.
Y finalmente una política académica en la que se tenga en cuenta el acceso a la educación de personas con discapacidad. Para ello debemos plasmar en el plan de estudios de cada colegio o instituto y en su currículo las adaptaciones necesarias para cada discapacidad y la formación adecuada para el profesorado, este debe disponer de herramientas, sensibilidad e iniciativa para enseñar a todos los alumnos de una forma igualitaria.
Parece una batalla constante la que tienen que librar las personas con algún tipo de discapacidad. Primero tienen que luchar para poder formarse. Y luego, tienen que luchar para que se reconozca su talento y acceder al mercado laboral. ¿Por qué hay tantas barreras y prejuicios?
Históricamente y aún a día de hoy existe una visión negativa de la diferencia como un defecto, causante de “todos los males” de la sociedad. Esto nos ha convertido en seres incómodos e incluso, peligrosos. Si lo unimos al desconocimiento y al miedo, creamos un recelo y una desconfianza que se cristaliza en un juicio siempre negativo acerca de nuestras competencias: los prejuicios. En base a ello creamos un sistema político, económico, social y cultural que impide desarrollarnos en igualdad de oportunidades. Es más cómodo continuar con las barreras y prejuicios que mejorar el sistema establecido y cuestionarnos nuestra propia mentalidad, pero debemos hacer el esfuerzo en beneficio de todos.
¿Qué hacemos cuando la propia administración pública pone los límites?
Principalmente, no rendirnos ante nuestro objetivo de luchar por uno de los derechos más importantes de los niños con discapacidad: su educación. Una educación que debe ser inclusiva y que solo conseguiremos si demostramos su sus beneficios. Los medios de comunicación nos pueden ayudar mucho en esta tarea de reivindicar una educación totalmente inclusiva.
También, es muy positivo contar con expertos que apoyen nuestra labor y otorguen rigor a nuestra causa. Una de las grandes barreras que tienen muchos padres y madres de niños con discapacidad es que no saben cómo pedir ayuda, fundamental cuando el interlocutor es la Administración Pública.
¿Qué aporta la discapacidad en la empresa?
Más que hablar de lo que aporta la discapacidad a la empresa, debemos hablar de lo que la diferencia aporta a las compañías. En este sentido, la diferencia es útil siempre y cuando se considere como un elemento valioso para la competitividad del negocio. Algo que deberían tener en cuenta todas las empresas.
La discapacidad, en tanto que forma parte de la diferencia, aporta innovación y talento a la empresa. Las personas con discapacidad, como cualquier otra persona, aportamos ideas, nuevas visiones, espíritu crítico, experiencias que forman parte de nuestra realidad y valores como la empatía.
Por todo esto es importante que las empresas pongan en marcha estrategias de Diversidad, en las que todas las personas, independiente de sus circunstancias, tengan cabida en el negocio y aporten su talento y potencial.
¿Crees que la Responsabilidad Social Corporativa está ayudando a integrar la discapacidad en la empresa?
Por supuesto, las empresas que adquieren un compromiso con la sociedad, se convierten en referentes y líderes de cambio. Las empresas que abordan la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad como un pilar estratégico en su política de RSC colaboran al bienestar y desarrollo de toda la sociedad.
En las primeras charlas que dabas… ¿Cómo reaccionaba la gente al ver que una persona con Síndrome Down les haría la formación?
A principios de los años 90 me miraban con sorpresa y escepticismo, pues no esperaban que un Síndrome de Down fuera capaz de dar una conferencia con profesionalidad, aunque uno va cogiendo experiencia y mejorando con el paso de los años.
Una década después, la gente ya tenía una actitud más receptiva, no escrutaban tanto pero todavía había un poso de desconfianza. Muchos pensaban que la conferencia no la había hecho yo, sino que me la habían hecho y la había memorizado. Mi profesionalización llegó de la mano de la Fundación Adecco, trabajando con las empresas a todos los niveles para sensibilizar en materia de Diversidad Corporativa e Inclusión, hablando tanto con directores generales como operarios de fábrica.
¿Qué les dirías a todas aquellas personas que siguen pensando que su discapacidad es un impedimento para conseguir sus objetivos?
La discapacidad debe ser un estímulo para tener claros nuestros objetivos y no cejar en ellos a pesar de los obstáculos. La discapacidad debe animarnos a esforzarnos con tesón y tenacidad. Una actitud derrotista, pusilánime y acomplejada ante la vida lo único que va a conseguir es hundirnos y mermar nuestra autoestima, fundamental para el bienestar de todas las personas. Debemos ser valientes, aceptar nuestra condición y luchar por lo que es justo, sin complejos. Tenemos el deber de demostrar a la sociedad nuestro talento.
Por último, me gustaría decir a todas aquellas personas con discapacidad que puedan leer esta entrevista que hay que tener una actitud positiva. Los retos y obstáculos que nos pone la vida se plantean para madurar y hacernos más fuertes.
Y para acabar… ¿cuáles son tus propósitos para 2017?
Retos, siempre nuevos retos. Para este año mi principal propósito es seguir sensibilizando a las empresas y a la sociedad sobre la importancia de la diversidad y la inclusión con todo el equipo de la Fundación Adecco, y poder ir viendo poco a poco, los frutos de una labor que lleva ya 18 años ejerciendo.