Con motivo del 20º aniversario de Corresponsables, entrevistamos a Miguel García Lamigueiro, una de las voces más reconocidas y respetadas en el ámbito de la sostenibilidad en España. Con más de dos décadas de experiencia en este campo, ha sido testigo directo —y a menudo protagonista— de la evolución de la RSE, especialmente desde el sector asegurador, al que ha contribuido decididamente a posicionar como referente en compromiso social y ambiental.
García recuerda con entusiasmo cómo, hace más de 25 años, DKV se embarcó en un proceso de transformación cultural liderado por Josep Santacreu, donde la RSE fue vista como una herramienta poderosa para fortalecer la vinculación con los empleados y otros grupos de interés. El hasta hace poco director de Comunicación y Reputación en DKV SEGUROS y actualmente director de Marca y Posicionamiento Estratégico de Atrevía, relata anécdotas entrañables, como su participación en la creación del primer equipo de voluntarios corporativos o las primeras barreras que tuvo que derribar, como la desconfianza de las ONG en las colaboraciones con empresas.
Periodista en sus primeros tiempos, a lo largo de los años, Miguel García ha aprendido que las redes de colaboración, el desarrollo de metodologías de gestión y la comunicación con datos sólidos son claves para el éxito. Hoy, con la mirada puesta en el futuro, asegura que el mayor reto de la RSE en los próximos años será evitar la burocratización de este modelo y mantener la RSE como una verdadera palanca de transformación.
«Percibo el riesgo de burocratización, de que se convierta en una rutina más que en una palanca real de transformación»
En su caso, destaca con orgullo la creación de la Fundación DKV Integralia, un proyecto que ha sido referente en la integración laboral de personas con discapacidad. Con humildad y reflexión, García nos deja una valiosa lección: «Hay que ir más rápido, tener menos miedo a equivocarnos y aprender de los errores».
«La Fundación DKV Integralia ha sido uno de los hitos que más orgullo me generan»
¿Cómo, cuándo y por qué comenzaste a involucrarte en el ámbito de la Responsabilidad Social?
Hace ya unos 25 años, en un momento de gran transformación y cambio cultural dentro de DKV, impulsado por el entonces Consejero Delegado, Josep Santacreu. En aquel contexto, vimos que la Responsabilidad Social, aún sin llamarse así formalmente, era una herramienta poderosa para fortalecer la vinculación de los empleados y, posteriormente, de otros grupos de interés. Participar en proyectos o actividades con impacto social o ambiental a través de tu empresa no era entonces algo habitual, y nos parecía una oportunidad para hacer las cosas de forma diferente.
«La Responsabilidad Social era una herramienta poderosa para fortalecer la vinculación de los empleados»
¿Recuerdas alguna anécdota o vivencia curiosa de aquellos inicios?
No daré nombres, pero aún recuerdo cómo algunas ONG importantes nos dieron calabazas cuando nos acercamos para proponerles colaborar en proyectos de voluntariado y donaciones. En ese momento, las colaboraciones entre empresas y el Tercer Sector eran todavía vistas con recelo, incluso con cierta desconfianza.
«Las colaboraciones entre empresas y el Tercer Sector eran todavía vistas con recelo»
Un par de años más tarde, sin embargo, fueron esas mismas entidades las que llamaron a nuestra puerta para retomar la conversación. Fue una muestra clara de cómo estaba cambiando la percepción de estas alianzas.
¿Cuál fue el primer proyecto o iniciativa de RSE en el que trabajaste? ¿Cómo lo recuerdas?
Uno de los primeros hitos fue el desarrollo de un programa de voluntariado corporativo. Creamos el primer equipo de voluntarios de la compañía y, junto a ellos, definimos el plan de actuación. Fue una experiencia muy enriquecedora y marcó el inicio de una cultura interna de implicación social que ha ido evolucionando desde entonces.
«Fue una experiencia muy enriquecedora y marcó el inicio de una cultura interna de implicación social»
¿Cómo era el panorama de la RSE en sus inicios en comparación con la situación actual?
Era todo mucho más fresco e innovador, en el sentido de que casi todo estaba por descubrir. Experimentábamos y probábamos constantemente, lo que generaba una gran ilusión por lo nuevo. A la vez, no existían marcos normativos ni metodologías consolidadas, lo que implicaba riesgos, pero también libertad y ausencia de burocracia.
«Construir redes de colaboración es absolutamente clave»
La gestión se iba construyendo desde la práctica, en un entorno muy abierto a la colaboración entre empresas, académicos e investigadores.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos y barreras que enfrentaste en las primeras etapas de la implementación de la RSE?
La falta de compromiso o de apoyo por parte de muchos directivos fue, sin duda, el mayor obstáculo. Buena parte de nuestro tiempo lo dedicábamos a explicar, argumentar y tratar de convencer. También nos enfrentábamos a la falta de marcos de gestión sólidos, lo que hacía que muchos vieran la RSE como una actividad poco rigurosa. Construir legitimidad fue, en ese sentido, un proceso largo.
«Construir legitimidad fue, en ese sentido, un proceso largo»
¿Qué obstáculos recuerdas que también enfrentaron otros pioneros del sector?
Recuerdo una sesión abierta al público, en la que varios colegas compartíamos errores y fallos cometidos en nuestros procesos. Hoy en día sería impensable, pero entonces nos reímos mucho y aprendimos aún más. Fue una muestra de la humildad y la colaboración que caracterizó aquella etapa pionera.
«Experimentábamos y probábamos constantemente, lo que generaba una gran ilusión por lo nuevo»
¿Cuándo conociste a Corresponsables?
Creo que conocí Corresponsables cuando aún era solo una idea en la mente de Marcos. Compartimos muchas comidas en un restaurante japonés cercano a DKV, debatiendo sobre las dudas, los avances y el enfoque del proyecto.
Para nosotros, como empresa, era muy importante que esa apuesta saliera adelante, porque en ese momento no existía ningún medio especializado en esta materia.
¿Qué papel crees que ha jugado Corresponsables en el impulso de la RSE en estas dos décadas?
Fundamental. Corresponsables ha sido un altavoz constante para visibilizar los avances del sector y, además, una plataforma de encuentro para los profesionales que trabajamos en este ámbito.
Gracias a Corresponsables hemos podido compartir experiencias, aprender unos de otros y generar comunidad.
«Corresponsables ha sido un altavoz constante para visibilizar los avances del sector»
¿Qué grandes lecciones has aprendido en tu trayectoria vinculada a la RSE?
Primero, que construir redes de colaboración es absolutamente clave.
Segundo, que apoyar el desarrollo de metodologías de gestión y medición es imprescindible para dotar de rigor a nuestro trabajo.
Tercero, que hay que entender muy bien cómo tu empresa y tu sector deben construir su modelo de responsabilidad social, alineándolo con su negocio y su reputación.
Cuarto, que es importante innovar y construir una plataforma diferencial desde el propósito, la identidad y la estrategia.
Y, por último, que siempre hay que comunicar, pero con datos sólidos y compromisos medibles.
¿Qué cambios significativos has observado en la RSE en España desde que comenzaste?
Se ha producido una clara profesionalización. Hoy contamos con mejores herramientas, instituciones de referencia, redes de apoyo y formación específica de calidad. Pero también percibo el riesgo de burocratización, de que se convierta en una rutina más que en una palanca real de transformación. Hay que evitar eso.
¿Puedes compartir algún caso de éxito emblemático en el campo de la RSE?
La creación de la Fundación DKV Integralia ha sido uno de los hitos que más orgullo me generan. Se trata de un proyecto de innovación social vinculado directamente al negocio, que hoy es una referencia en integración laboral de personas con discapacidad, con miles de beneficiarios tanto en España como en Latinoamérica.
¿Cuál crees que ha sido tu principal contribución al desarrollo de la RSE?
Probablemente, haber impulsado la RSE dentro del sector asegurador. Desde DKV nos convertimos en un referente y asumimos conscientemente un papel de liderazgo para extender esta cultura en el entorno sectorial.
Si tuvieras la oportunidad de empezar de nuevo, ¿hay algo que harías diferente?
Sí. Iría más rápido desde el inicio y tendría menos miedo a equivocarme. A veces el perfeccionismo o la prudencia te hacen ir más lento, y creo que hubiéramos podido avanzar aún más en algunos momentos clave.
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