El reciclaje consiste en tratar y transformar los residuos que han sido usados o desechados con el objetivo de obtener nuevas materias primas que puedan volver a utilizarse y, además, contribuye a ahorrar recursos fundamentales como agua o energía. Por ello, el reciclaje es uno de los mecanismos esenciales para reducir el impacto que la actividad humana tiene sobre el planeta y frenar el Cambio Climático.
Según destaca el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), se está produciendo un calentamiento acelerado del planeta, provocando cambios rápidos y generalizados y eventos como olas de calor, sequías o grandes incendios. Estos episodios están generando un deterioro en el medio ambiente, pero también en la salud de las personas, pues ambas están relacionadas tal como defiende el concepto One Health de la OMS.
Ante esta situación, la comunidad internacional busca métodos sostenibles que reduzcan el daño que ocasiona la actividad humana. Una línea de actuación básica es la gestión de los residuos generados.
Durante el año pasado, según el informe de Resultados del reciclaje de envases domésticos elaborado por Ecoembes, en 2021 se recogieron más de 1,5 millones de toneladas de envases domésticos de cartón, metal, papel y plástico para reciclar, una cifra que proviene de los propios municipios, responsables de recoger envases domésticos de manera selectiva, y de las plantas recicladoras, encargadas de obtener nuevas materias primas procedentes de esos residuos.
Desde esta perspectiva, Sanitas incorpora en sus centros sistemas de recogida selectiva de residuos para minimizar el impacto de su actividad. Además, cuenta con la certificación medioambiental ISO 14001, que está centrada en la protección del medio ambiente y que aplica tanto en la sede central, como en su centro de relación con los clientes, en todos los centros médicos y en sus cuatro hospitales. Además, con el objetivo de asegurar una gestión ejemplar en este ámbito, también dispone de la certificación ISO 50001, sobre eficiencia energética, e ISO 14064, sobre cálculo de la huella de carbono.
5 tips
Para mantener en óptimas condiciones su sistema de gestión de residuos, además de renovar periódicamente sus certificaciones, es fundamental la labor de concienciación por parte de la compañía a través de cursos de formación para empleados y de una adecuada señalización de los contenedores de recogida que facilita la labor a empleados y clientes. Las claves del reciclaje que se divulgan a través de este tipo de acciones son generales y pueden ser aplicadas en los propios hogares, por eso es interesante repasar las esenciales:
- Los envases de plástico, metálicos y briks, en el contenedor amarillo: latas de refresco, conservas, aerosoles vacíos, botes de detergente, vasos de plástico o envases de yogures deben tirarse en el contenedor amarillo, aplastándolos antes de desecharlos para optimizar el espacio. Por otro lado, aquellos plásticos como juguetes, biberones, cubos o cápsulas de café no se consideran envases y, por lo tanto, deben ir al contenedor de restos no orgánicos.
- En el contenedor verde, el vidrio: todo tipo de botellas, frascos y tarros de cristal deben depositarse en este contenedor. Además, es imprescindible quitar los tapones o los corchos que lo sellan, ya que estos se almacenan en el contenedor de los envases. Por otro lado, es necesario llevar a un punto limpio aquellos elementos de cristal que contengan sustancias perjudiciales como los televisores, las bombillas o los relojes.
- Al contenedor azul, el papel y el cartón: en este contenedor deben desecharse los periódicos, revistas, folletos de publicidad, hueveras y cajas de cartón. Antes de hacerlo, es preciso separar los elementos adheridos a estos productos como cintas adhesivas, clips o grapas que pertenecen al contenedor de restos no orgánicos.
- Los restos orgánicos, en el contenedor marrón: los residuos que se generan al preparar la comida como cáscaras de fruta o huevo y espinas de pescado se depositan en el contenedor específico para materia orgánica.
- El material no orgánico, al contenedor gris: esto equivale a todos los elementos que no se pueden reciclar como, por ejemplo, las toallitas húmedas, los pañales, arena de mascotas o las compresas. Por otra parte, cabe mencionar que existen otro tipo de residuos como la ropa, los medicamentos, el aceite, los electrodomésticos o las pilas que cuentan con contenedores específicos para su correcta clasificación. Por ejemplo, los envases de medicamentos vacíos o con restos de fármacos es necesario llevarlos al Punto SIGRE de la farmacia.
Siguiendo estos consejos sobre reciclaje se pueden obtener beneficios para el medio ambiente, tales como el ahorro de materias primas, un menor gasto de agua y del consumo de energía y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo ello reducirá el impacto que la actividad humana tiene sobre el planeta, contribuirá a proteger el medio ambiente y a cuidar la salud de las personas.