World Vision presenta un nuevo informe, “Price Shocks” con motivo del Día Mundial de la Alimentación en el que destaca cómo la espiral de precios de los alimentos está contribuyendo a una crisis mundial de hambre y poniendo a los niños y niñas en mayor riesgo de muerte.
“Los precios de los alimentos han aumentado en todo el mundo en los últimos años, mientras nos enfrentamos a una triple crisis provocada por la COVID-19, los conflictos y el cambio climático”, explica Mary Njeri, directora de respuesta a la Crisis de Hambre de World Vision. “La mayoría de las personas de todo el mundo están experimentando el impacto del aumento de los precios de los alimentos, pero para algunos, las consecuencias son potencialmente mortales: casi 50 millones de menores están ahora tan delgados para su estatura que corren riesgo de muerte. El número de personas con hambre aguda ya ha aumentado un 25% desde principios de año, y a menos que tomemos medidas urgentes, más familias tendrán que luchar para alimentarse”.
El estudio de World Vision revela que el año pasado se produjo un aumento general del 14% en el precio de los alimentos. Las subidas han sido especialmente acusadas en algunos de los países más pobres, sobre todo en los que dependen de las importaciones o se ven afectados por el cambio climático. Por ejemplo, mientras que en España se ha producido un aumento del 6% en el último año, los precios de los alimentos han aumentado un 143% en Sudán, un 42% en Etiopía y un 33% en Angola desde 2021. En las Islas Salomón, los precios del arroz y los lácteos se han triplicado desde 2021.
En todo el mundo, 345 millones de niños, niñas y familias padecen hambre aguda y luchan cada día por conseguir lo necesario para comer. El hambre es generalizada, pero los menores que viven en una zona de conflicto tienen dos veces más probabilidades de estar desnutridos.
Aumenta el precio de la cesta de la compra
El coste de una cesta de la compra básica para un trabajador medio ayuda a ilustrar la disparidad: alguien en la RDC, país afectado por el conflicto, tendrá que trabajar durante 17,2 días para permitirse la misma comida que alguien podría ganar en 4,2 horas en España.
“En Somalia, un trabajador tardaría dos semanas en ganar el dinero suficiente para comprar una cesta básica de alimentos. Esto es completamente inalcanzable para la familia media, y demuestra lo importante que es tanto abordar los grandes factores que están en la raíz de estas crisis -la voluntad política de poner fin a los conflictos y luchar contra el cambio climático- como proporcionar la ayuda vital que los niños, niñas y las familias necesitan para sobrevivir a corto plazo”, dice Mary Njeri.
“Todos debemos trabajar para mejorar las bases de la seguridad y el acceso humanitario mediante el compromiso de todas las partes implicadas en los conflictos; y proporcionar apoyo a las prácticas de adaptación al cambio climático mientras se lucha para mantener el calentamiento global a 1,5˚C, con el fin de reducir el riesgo de que cualquier crisis de hambre como esta se repita en el futuro”.
“Siempre decimos que nunca más, pero las familias están actualmente al borde de una crisis devastadora, y no nos equivoquemos, a menos que actuemos ya, miles de niños y niñas morirán de hambre. Hay suficiente dinero y alimentos en el mundo. Ningún niño debería pasar hambre en el siglo XXI; debemos actuar ahora”, concluye Mary Njeri.
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