Circula ya un texto pero todavía con numerosas alternativas, que algunas podrían incluso desaparecer: el compromiso con las renovables y la eficiencia energética, la desaparición gradual de los combustibles fósiles, la transición justa, el propio papel del sector privado ( nunca muy reconocido) y otros tantos aspectos técnicos. Hay todavía muchas opciones a consensuar.
Esta COP es importante porque supone la primera revisión formal del Acuerdo de París. Esta revisión se trasladará en un documento de conclusiones de la COP28 y marcará la ambición de los próximos Programas nacionales (NDCs) e iluminará el camino de la transición.
Hay diferentes opciones, más o menos ambiciosas, que se están debatiendo. Hay ambiente positivo, se está avanzando en aspectos importantes, pero queda acordar el texto final que quedará de esta COP. Quedan dos días para que acabe este partido. Hay ambición de que el acuerdo sea ambicioso, pero para ello hace falta consenso y cada uno enseña sus cartas. Veremos hasta donde somos capaces de llegar.
Mientras tanto los sectores y los países se mueven con compromisos de los “First Movers” que ya señalan el camino. Hay corporaciones, inversores, ciudades, sociedad civil que reclaman una hoja de ruta y un lenguaje claro y contundente. El clima reclama urgencia y el tiempo es limitado. Y la respuesta para los próximos años no debería dejar lugar a dudas.
La transformación del modelo económico que necesitamos para el escenario de 1,5ºC es enorme y presenta numerosas oportunidades para los países, las empresas, las ciudades y la sociedad en general. Por eso hace falta un lenguaje claro que atraiga capital financiero y acciones para la implementación.
Lo que si es cierto es que el clima ha entrado en la agenda de todas las organizaciones. Cualquier Consejo de Administración debería estar informado de estos temas, por que marcarán la agenda estratégica del negocio futuro de las empresas.
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