En el contexto actual en el que nos situamos, donde el cambio y la disrupción aparecen como protagonistas, la tecnología y la digitalización se han convertido en un pilar fundamental. Dos años después de la aparición de la Covid-19, las empresas siguen adaptándose a una realidad cambiante que está condicionando no solo la forma de trabajar, sino también la manera de interactuar. En este escenario, se espera que las empresas actúen como agentes de cambio social y como precursores de la innovación.
En los entornos de trabajo, se ha vivido una transformación tecnológica que ha tenido lugar a pasos de gigante para poder ir al compás del cambio que la sociedad estaba viviendo. Ante esta panorámica, la duda que se plantea tiene que ver con cómo puede la tecnología asumir un rol activo de catalizador de cambio sin dejar a nadie atrás y sin perder el compromiso corporativo de la compañía.
Las personas, en el foco de la toma de decisiones
Desde ISS, como compañía que emplea a alrededor de 30.000 personas, somos conscientes de que no hay transformación digital sin situar a las personas en el foco de nuestra toma de decisiones. Ante cualquier iniciativa, la pregunta que hay que responder es si la decisión que se va a tomar va a mejorar la calidad de vida de los empleados. Teniendo en cuenta que formamos parte del mundo de las operaciones, son muchas las iniciativas que pueden tenerse en cuenta cuando hablamos de aceleración tecnológica. El problema surge cuando estas tecnologías, más allá de mejorar los procesos, lo que hacen es complicar la vida a los trabajadores. Por ello, es fundamental poner la digitalización al servicio de las personas y no a las personas al servicio de la digitalización.
Apostamos por la formación continua y creemos que es la mejor forma para seguir creciendo. Por lo tanto, decidimos que abrir un canal de formación para los empleados representaba una forma de mejorar su calidad de vida, ofreciéndoles una serie de herramientas para formarse en idiomas, en habilidades personales o en gestión de comunicación. Esta es la base del cambio: utilizar la tecnología como herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas.
Crear una cultura de confianza
Estamos viendo que el futuro no se puede predecir y, para estar preparados para las desafíos que están por venir, es imprescindible crear una compañía ágil que sea capaz de adaptarse rápidamente. No tener miedo al cambio pasa primero por crear una cultura de aprendizaje dentro de la compañía. Teniendo en cuenta que el objetivo principal de la digitalización es mejorar la calidad de vida de las personas, es fundamental recibir un feedback con cada iniciativa que se lleva a cabo. No hay mejor tribunal que la propia persona a la que va dirigido el proyecto. Por lo tanto, la base de un buen resultado es crear un sistema de co-creación donde todas las partes involucradas sean partícipes de este proceso de cambio, velando por su mejor incorporación dentro de la empresa.
Contar con la figura de un head of transformation puede resultar esencial en todo este proceso. Se trata de una figura que conecta la idea de transformación con la mejor solución para ofrecer a los empleados y empleadas. La incorporación de este perfil como guía del cambio hará que la velocidad de transformación crezca de forma exponencial. Su objetivo es asegurar que todas las personas reciben la formación correcta y, además, se encarga de medir el éxito del cambio. El objetivo final es claro: crear esa cultura de confianza que haga que el proceso cobre sentido.
Al fin y al cabo, la digitalización está siendo la gran aliada en este contexto pandémico y se ha convertido en la solución que permite generar el valor añadido que toda empresa necesita. Sin embargo, hemos visto que la digitalización no es buena por sí misma; solo tiene sentido en la medida en que ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas. No se trata de seguir una tendencia, sino de pensar si verdaderamente ese cambio tiene en cuenta a las personas. La digitalización es un arma muy potente, pero hay que saber utilizarla de forma correcta.
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