Hace tiempo que comenzó una carrera en la que el ganador decidirá el futuro de la humanidad y parece que no somos capaces de acelerar el ritmo para llegar los primeros a la meta. Seguimos andando mientras que nuestro adversario, el cambio climático, avanza inexorablemente a la velocidad que nos habían vaticinado. Incluso en ocasiones, parecemos los artífices del viento que le impulsa, adoptando el papel tan complejo de víctimas, pero también de responsables.
Y es que el 6º informe de evaluación del IPCC: Cambio Climático 2022 apunta directamente a la actividad humana como detonador de este fenómeno. En efecto, a pesar del poco tiempo que llevamos en el planeta – unos 195 mil años – en comparación con la edad de la Tierra – aproximadamente 4 mil 567 millones de años – hemos conseguido impactar enormemente en su estado de salud.
Somos así los responsables de que el cambio climático esté causando ya innumerables disrupciones en el sistema Tierra, afectando a millones de personas y provocando efectos irreversibles sobre algunos ecosistemas de nuestro planeta.
Es por ello que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha denominado esta era como el Antropoceno, en la que somos los humanos los que influimos en el planeta y no a la inversa. Una afirmación que ratifica este informe el IPCC.
En este punto cabe preguntarse si este efecto que tenemos sobre el medioambiente puede revertirse y convertirse en positivo. La respuesta es sí, o al menos, en la mayoría de los casos. Y matizo con la mayoría porque, de acuerdo con el informe, nos situamos en un punto de no retorno en algunos ámbitos, como en el caso de las primeras extinciones de especies asociadas a este fenómeno.
Sin embargo, esto no debe desalentarnos, sino servirnos para tomar conciencia de lo urgente que es combatirlo. Aún hay margen para adelantarle y llegar a la meta, pero para hacerlo debemos acelerar y eso solo lo conseguiremos si trabajamos unidos, desde todas las esferas, y con la mayor ambición posible.
En este sentido, las empresas del Pacto Mundial de Naciones Unidas están aceptando el reto y asumiendo su responsabilidad en el mismo, por ejemplo, a través de su adhesión a nuestro programa acelerador sobre el ODS 13, Climate Ambition Accelerator. Éste ha contado en su primera edición con más de 650 empresas de todo el mundo. Entre ellas se encuentran 76 españolas, lo que posiciona a la española con la red local que cuenta con mayor número de participantes en la iniciativa.
Éstas, a pesar de ser una pequeña muestra del tejido empresarial son, sin duda, un gran ejemplo a seguir por el resto de las empresas de nuestro país. En primer lugar, porque todas ellas, independientemente de su tamaño o sector, están dando pasos hacia delante para reducir las emisiones derivadas de su actividad. En concreto, según una encuesta de desempeño que realizamos al finalizar el programa, el 100% de las empresas consultadas ha elaborado un plan de reducción de emisiones de CO2 o se han comprometido a realizarlo en los próximos 12 meses.
Y, en segundo lugar, porque muchas de ellas lo están haciendo con la mayor ambición. Es decir, que no se conforman con contrarrestar las emisiones que generan, sino que las reducen al mínimo y compensan las restantes. Esta forma de actuar es lo que llamamos ir hacia el cero neto. Su objetivo final es lograr un impacto climático positivo: eliminar de la atmósfera más gases de efecto invernadero de los que emitimos para garantizar un medioambiente seguro para las generaciones futuras. En este aspecto, el 80% de las empresas consultadas se han comprometido con el cero neto o pretenden hacerlo dentro de los próximos 24 meses tras su paso por el programa.
Estas declaraciones de compromisos desde el sector empresarial son las que nos dan esperanzas y razones para, con ocasión de este Día Mundial del Clima, creer que llegar a la meta de otro futuro mejor al que dibujan los análisis actuales es posible. Y para lograrlo, necesitamos que todas las empresas aceleren el ritmo y se sumen a la carrera hacia el cero neto.
De esta forma, no sólo estarán mirando hacia el futuro, sino que se prepararán para liderarlo. Porque las empresas líderes del mañana serán aquellas que sean capaz de asumir los retos del desarrollo sostenible, entre los que se encuentra en primer lugar revertir nuestro impacto negativo sobre el planeta a través de la descarbonización de nuestra economía.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables – Día Mundial del Clima.