Desde los años 70, la ciencia se ha dedicado a divulgar la existencia del cambio climático, las consecuencias de su impacto y la necesidad de aplicar la sostenibilidad, entendida en sus tres pilares, para reducir o paliar dichas consecuencias.
Si pensamos en sostenibilidad, también debemos pensar cómo la aplicamos en nuestro tejido productivo. España es un país cuyo sector turístico tiene un gran peso en nuestra economía y posicionamiento de marca. Si bien es cierto que el turismo vacacional es muy importante, no es el único ámbito turístico que trabaja y acoge España.
La industria MICE hace alusión al sector turístico de reuniones y eventos (Meetings, Incentives, Conventions & Events según sus siglas en inglés). Este sector, en el año 2019, ha movido alrededor de 12.500 millones de euros en España, contribuyendo de forma notoria a la economía del país e involucrando a gran cantidad y variedad de empresas de todo tipo.
Este sector es dinámico, innovador, creativo y apasionante y, formando parte de la estrategia de comunicación de las empresas y las organizaciones, permite la interacción tanto B2B (Business to Business) como B2C (Business to Consumer).
Esperanza Iglesias y Naiara Ruiz han estado vinculadas a esta industria durante los últimos 10 años y en 2019 fundaron la consultora de sostenibilidad, GenÉthico.
Queremos conocer un poco más quiénes son y qué es lo que aportan a la sostenibilidad de este turismo.
¿Podéis hablarnos de GenÉthico, a qué se dedica, cómo surge, cómo ha evolucionado estos años hasta la actualidad?
GenÉthico es una consultora artesana especializada en el desarrollo sostenible y la ética empresarial para el sector turístico, particularmente el de negocios.
Nos gusta recalcar estos términos pues consideramos que son clave. Hablamos de consultoría artesana ya que nos diferenciamos de las grandes consultoras defendiendo nuevas perspectivas estratégicas que no estén únicamente enfocadas en el rendimiento financiero, sino también en el impacto social y ambiental de las empresas, promoviendo la parte humana de las organizaciones. Por otro lado, hablamos de desarrollo sostenible por ese concepto de evolución, de trabajo, de acción para lograr un futuro mejor para la sociedad y el medio ambiente. Por último, hablamos de ética porque consideramos que no es necesaria una ley para optar por decisiones moralmente correctas como pueden ser todas aquellas que van en pro de los derechos humanos universales.
El proyecto nació a finales de 2019, tras haber trabajado varios años en el sector y detectar una gran necesidad de realizar eventos de forma más sostenible y con perspectiva de legado.
Gran parte de las grandes empresas y corporaciones tienen su propio departamento de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) donde un ejercicio de buen gobierno y políticas de sostenibilidad se desarrollan atendiendo a distintos aspectos de las compañías. No obstante, en los departamentos de comunicación y eventos ha existido y sigue existiendo una gran carencia a la hora de tener formación y prácticas específicas en materia de sostenibilidad, como pueda ser el eco-diseño de eventos. Muchos hablan de compensación, de sellos o de acciones puntuales de RSC, pero nosotras buscamos ir más allá y lograr una transformación de raíz, en la propia concepción y diseño del evento con el fin de reducir al máximo el impacto negativo de los eventos, y poder aportar los recursos y herramientas necesarias para conseguirlo a todos los actores involucrados (destinos, proveedores de servicios, organizadores de eventos, etc.)
¿Qué iniciativas/proyectos o casos de éxito nos podríais destacar?
Si bien es cierto que algunos de los proyectos que están en marcha aún no se pueden comunicar y teniendo en cuenta que la pandemia impactó de forma muy acusada al sector turístico paralizando la actividad mundial, son muchos los que han estado trabajando en estrategias internas y formaciones en materia de sostenibilidad.
Hemos asesorado a destinos (Convention Bureau, patronatos, ayuntamientos, …), venues (museos, hoteles, …), empresas organizadoras de eventos, proveedores de servicios e, incluso, emprendedoras que buscaban desarrollar e implementar su propio negocio con criterios de sostenibilidad y ética empresarial.
Por poner algunos ejemplos concretos: hemos desarrollado un plan formativo específico para el departamento de eventos del MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona), hemos diseñado el proyecto de emprendeduría de Helia Events y hemos realizado (junto con el CVB Madrid) la Guía MICE de sostenibilidad.
Además, somos formadoras en escuelas de negocio y universidades como pueden ser el caso del CETT UB, centro universitario de referencia de Turismo, Hotelería y Gastronomía, adscrito a la Universidad de Barcelona.
¿Qué importancia tiene para vuestra entidad la comunicación de vuestros valores e iniciativas/servicios responsables y cómo lo trabajáis?
La decisión tomada en 2019 para dar nombre a nuestra iniciativa (GenÉthico) es toda una declaración de intenciones. Hablamos de la ética empresarial aplicada desde la matriz de la empresa y de forma transversal a todas sus áreas.
Valores como la honestidad, la transparencia, el compromiso y la coherencia no solo reflejan nuestra identidad, sino que también determinan nuestras decisiones e, incluso, nuestra voluntad de aceptar o no algunos proyectos.
Asimismo, son valores que también predicamos en nuestra vida personal y en nuestro entorno más íntimo. Nuestra convicción es, por tanto, real y nos gusta transmitirlo en todo lo que hacemos.
¿Cuál consideráis que es la situación actual de la RSE en nuestro país y sus principales barreras y desafíos de futuro?
La situación inicial de la RSE y sus desafíos van de la mano. A nivel general consideramos que sigue contemplándose de forma mayoritaria como una serie de acciones a desempeñar pero que no forman parte de la estrategia global y transversal de la compañía.
Como muestra, la existencia de departamentos específicos en este área sin protocolos ágiles para interactuar con todas las personas y otros departamentos que conforman la empresa.
Es cierto que se están dando pasos importantes, pero la comunicación interna sigue siendo un desafío importante. Nos enfrentamos en muchas de nuestras asesorías a la falta de conocimiento o a la estandarización del mismo en un alto porcentaje de los empleados.
No podemos desarrollar políticas en materia de sostenibilidad sin formar a las personas sobre qué es realmente la sostenibilidad, cómo se aplica, cuáles son sus ventajas, los procesos, etc.
Aplicar metodologías claras y procesos de flexibilización de la información, unificar criterios de medición de la sostenibilidad en sus tres pilares, tener muy presente la coherencia de nuestros mensajes y acciones tanto interna como externamente, además de pensar a medio y largo plazo, son los grandes retos del futuro.
¿Y cuáles son los próximos retos y desafíos de vuestra organización en esta materia y cómo los pensáis llevar a cabo?
A nivel interno, nuestro principal reto es la digitalización. Estamos en una situación coyuntural en la que lo digital es clave para prosperar y ser resilientes. En este aspecto, tenemos un par de proyectos en construcción, pero todavía nos queda algo de recorrido. Lo que está claro es que digitalizar procesos y, sobre todo, productos y servicios, es clave en un mundo cada vez más virtual. Aunque desde nuestra humilde opinión también es un peligro dado que estos entornos pueden resultar más hostiles, menos accesibles, en detrimento de la igualdad y también generar un impacto ambiental negativo.
A nivel externo, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos como organización es que todos ahora proclaman ser sostenibles, ser verdes, ser éticos. La sostenibilidad ha pasado a ser una moda, un carro al que todos se quieren sumar y aquí es donde viene el peligro. Si queremos atender realmente a las necesidades de la sociedad global y del planeta, debemos actuar con profundo respeto hacia el concepto de sostenibilidad y entender bien su trasfondo y lo que implica. Se trata de buscar una transformación, en nuestro caso, organizacional completa de nuestros clientes lo cual es difícil pues siempre existe una resistencia al cambio en un inicio, aunque siempre hay herramientas para lograr una transición cómoda, adaptada, coherente y con mirada a medio y largo plazo. Aquí es donde nace la urgencia de formar a todas las personas que componen la empresa o la organización e involucrarlas desde el inicio en el proceso de transformación de cultura empresarial.
¿Cuáles consideráis que son los tres elementos clave a la hora de implementar la sostenibilidad en las empresas?
Sin duda alguna la colaboración, la honestidad y la escucha activa.
La colaboración supone dejar los egos a un lado, olvidarse de la competencia por un momento y unirse, mano a mano, con el fin de lograr un impacto positivo en el entorno. La colaboración es abrirse al otro, de forma honesta, compartiendo conocimientos y enriqueciéndose mutuamente, con el fin de que otros también puedan beneficiarse de ello y conseguir un cambio real, medible.
La honestidad es otro elemento clave, particularmente a nivel interno. Si en la empresa se promueve este valor se trabaja desde la realidad de los tangibles pero con la mirada puesta en el valor de los intangibles.
Por último, la escucha activa. Ésta también la concebimos más a nivel interno, haciendo alusión a la voluntad de entender la realidad de las personas que nos rodean, que trabajan con nosotros. Preocuparnos por su bienestar y por su crecimiento personal.
En efecto, las empresas debemos empezar a incluir en nuestras valoraciones de éxito empresarial, no solo lo material y lo económico, sino también la riqueza de todos aquellos intangibles que permiten dicho bienestar y crecimiento personal, en cuanto a valores e inquietudes de las personas.