Comenzamos el tercer año de la “Década de Acción sobre los ODS”. Una década cuyo inicio fue sacudido por el estallido de la pandemia de la COVID-19, de la que aún nos estamos recuperando. Llegamos aquí con aún muchas metas sin cumplir en materia de desarrollo sostenible, pero con un mayor número de empresas a nuestro lado. Un 20% más de entidades socias que en 2020, concretamente. Esta cifra nos posiciona nuevamente como la red local del Pacto Mundial de Naciones Unidas más grande del mundo y confirma que, a pesar de todas las adversidades, el movimiento de la sostenibilidad sigue más vivo que nunca.
Esta es la primera consideración que tenemos que tener cuenta sobre las empresas españolas, que mantienen, pese al contexto, su compromiso con el desarrollo sostenible. Podemos decir con orgullo que en el Pacto Mundial no sólo contamos con un 89% de las empresas que conforman el IBEX 35, sino también con un gran número de pequeñas y medianas empresas. En concreto, éstas suponen el 44% de nuestros socios y en los últimos años hemos observado un crecimiento exponencial de su compromiso. Y es que empresas grandes como pequeñas tienen un papel fundamental a la hora de acelerar las ambiciosas medidas que necesitamos para garantizar un futuro en el que las personas, las economías y el planeta puedan prosperar.
En este sentido, si hablamos a nivel global, los mayores desafíos los seguimos encontrando en la lucha contra el cambio climático, especialmente para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones; en la igualdad de género, que se considera como una de las áreas prioritarias de nuestro país; y en la gestión de los derechos humanos en la cadena de suministro.
Más allá de estas grandes temáticas, este año el reto principal para las empresas será su adaptación a las novedades en el ámbito de información no financiera. La obligación de reportar se amplía a todas las sociedades de más de 250 empleados y empleadas. Siendo España un país de pymes, esto impulsará notablemente el porcentaje de entidades que reportan y abordan la gestión de aspectos claves de la sostenibilidad. Lo que, a su vez, derivará en otro gran desafío: el de la homogeneización de la información que presentan las empresas en la materia.
Precisamente en este punto es en el que estamos trabajando en el Pacto Mundial de Naciones Unidas. Nuestro objetivo es facilitar la comparabilidad y la simplificación en el proceso de reporting mediante la presentación en 2022 una batería de indicadores alineados con los principales estándares en la materia y los requisitos legislativos. Nuestra economía, nuestros grupos de interés y el propio ejercicio de la sostenibilidad siguen demandando una mejora de la transparencia, una apuesta holística que será beneficiosa para todos.
Desde mi posición como directora ejecutiva del Pacto Mundial de Naciones Unidas no puedo evitar ver estos retos como una oportunidad de transformar el modelo con un sector empresarial a prueba de futuro. Uno más transparente, sostenible y resiliente. Y me gustaría trasladar esa visión a las empresas españolas: los desafíos a los que nos enfrentamos nos colocan más cerca de una economía alineada con los valores de la Agenda 2030 y de nuestros Diez Principios. Éstos se harán más grandes cuanto más tardemos en abordarlos, pero también más llevaderos cuantas más entidades se unan a esta misión.
Por ello, animo a todos los actores a trabajar en alianza y aumentar la ambición. Está en nuestras manos que el sentido de esta Década de Acción por los ODS sea literal. Recuperemos su espíritu y avancemos hacia el futuro para llegar, pero eso sí, juntos, a las 169 metas de la Agenda 2030.