OFICEMEN es la Agrupación de fabricantes de cemento de España. Según sus datos, la industria cementera va a realizar una inversión sin precedentes en I+D+i de aquí a 2050 con el objetivo de que la innovación, digitalización y modernización de los procesos sigan siendo palancas clave para el sector en su camino hacia la neutralidad climática. ¿Qué áreas concretas de sus procesos productivos recibirán la inversión?
El proceso de fabricación del cemento lleva asociado altas emisiones de CO2, lo que requerirá, tal y como pusimos de manifiesto en nuestra ‘Hoja de ruta para alcanzar la neutralidad climática en 2050’, la realización de actuaciones a lo largo de toda la cadena de valor del cemento y el hormigón, no sólo en la parte ligada a procesos productivos, para lograr una transición hacia un modelo neutro en carbono. Para ello, se han identificado las áreas concretas en las que se pueden reducir progresivamente las emisiones, las tecnologías clave que nos permitirán conseguirlo y los apoyos que necesita el sector para impulsar toda esta transformación.
Los nueve grupos cementeros que operan en España se encuentran inmersos en el desarrollo de proyectos sostenibles de innovación orientados hacia la transición energética y a la consecución de la neutralidad climática. Hablamos por ejemplo de usar materias primas descarbonatadas, de emplear combustibles derivados de residuos, en sustitución de los combustibles fósiles, o de fuentes de energía alternativa basadas en el hidrógeno y las energías renovables; de la implantación de tecnologías emergentes como las tecnologías CAUC para la captura, transporte, almacenamiento y usos del CO2 o el desarrollo de nuevos cementos bajos en carbono.
En la actualidad, la reducción de las emisiones del sector, siempre en comparación con el año base 1990, alcanza un 27%. ¿Cómo se ha conseguido y cómo se seguirá avanzando en esta senda?
La industria cementera española inició en la década de los noventa su transición hacia una economía baja en carbono. Desde entonces, hemos hecho un importante esfuerzo para contribuir a reducir nuestro impacto medioambiental, mitigando nuestras emisiones, implementando programas de eficiencia energética, utilizando materias primas alternativas y combustibles alternativos, participando en iniciativas voluntarias encaminadas a la reducción de emisiones y desarrollando nuevos productos para la industria de la construcción que permitan una transición ecológica más eficiente. Y aunque hemos avanzado mucho, todavía hay un largo camino por recorrer. El objetivo es reducir un 43% nuestras emisiones en 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Continuamos apostando, como una clara vía de mejora, por la valorización energética y material de residuos, que nos permite además de recuperar anualmente más de 2 millones de toneladas de residuos, evitar la emisión a la atmósfera de una media de un millón de toneladas de CO2 (no olvidemos que la mayoría de estos residuos son total o parcialmente biomasa y por tanto neutros en cuanto a sus emisiones de CO2) el equivalente a las emisiones de más de 654.000 turismos o a la cantidad de CO2 emitida por 4.175 vuelos de ida y vuelta desde Madrid a Nueva York.
Actualmente en España, solo el 36% del poder calorífico de los hornos de cemento procede de combustibles derivados de residuos. Este porcentaje está muy lejos de países como Austria, Suecia, Alemania y Noruega, donde las tasas de sustitución de combustibles fósiles por combustibles derivados de residuos son superiores al 61%.
Este potencial sitúa al sector cementero español como un actor clave a la hora de contribuir a cumplir con los objetivos de la Estrategia Española de Economía Circular: reducir en un 30% el consumo nacional de materiales, mitigar el cambio climático y cumplir con los objetivos de energías renovables y de la estrategia marco de la Unión Europea sobre residuos, con el objetivo de que solo un 10% de nuestros residuos municipales acaben en vertedero en 2035.
También, el sector cementero es reconocido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) como uno de los cuatro sectores que más energías renovables consume. Lo mismo ocurre aguas abajo de la cadena de valor de la industria del cemento, donde el hormigón, su principal derivado, 100% reciclable y con características inherentes como su elevada inercia térmica o su posible re(carbonatación) o capacidad de absorber las emisiones de gases de efecto invernadero, lo convierten en el eje central que nos ayudará a realizar esta transición hacia la neutralidad carbónica.
Su metodología de las “5Cs”, ¿en qué consiste?
La estrategia sectorial diseñada por Oficemen, en línea con el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030, propone la colaboración de toda la cadena de valor para convertir en realidad el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. Esta estrategia, basada en el “Enfoque de las 5C”, parte del análisis de una serie de áreas de mejora relacionadas con nuestro producto y actividad. Las cinco “Cs” representan al Clínker, base a partir de la cual se fabrica el cemento; al Cemento en sí; al Hormigón, principal derivado del cemento y al que aludimos con la licencia de coger el término en inglés: Concrete; a la Construcción, que es la principal actividad en la que se utiliza el cemento, y a la (re)Carbonatación, que quizá sea la más desconocida, pero que implica el proceso de absorción de CO2 que realiza el hormigón a lo largo de toda su vida útil.
Nuestra hoja de ruta para alcanzar la neutralidad climática en 2050, pionera dentro de los materiales de construcción en España, y prologada por la Vicepresidenta Tercera y Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, describe, bajo ese esquema, las palancas clave para que el sector logre un impacto positivo, abarcando el ciclo de vida del cemento, desde las fases iniciales del proceso de fabricación, hasta su aplicación en el hormigón, incluyendo también la vida útil de los edificios e infraestructuras que se construyen gracias a este material.
¿Qué valor otorgáis a la puesta en valor, comunicación y difusión de las buenas prácticas socialmente responsables en vuestro ámbito?
Un valor estratégico en todo este proceso. Me gustaría destacar que la primera fábrica de cemento de nuestro país data del año 1898. Esta industria lleva más de cien años contribuyendo al desarrollo económico y social de las comunidades en las que opera. Para nosotros, comunicar las prácticas socialmente responsables de las empresas cementeras es contar la historia económica y social de esas comunidades. Una de las características inherentes a la RSC es la visión a largo plazo, y nosotros somos una industria de largo plazo.
La comunicación de buenas prácticas es clave para dar una mayor visibilidad y sobre todo para generar confianza en los grupos de interés. No olvidemos que nuestro gran reto de alcanzar la neutralidad climática en 2050 es alcanzable sí y solo sí toda la cadena de valor se alinea y responsabiliza. Estrechar lazos y fomentar las sinergias con otros sectores industriales, así como contar con el apoyo de las administraciones públicas y con el de las comunidades en las que operamos, va a ser determinante. Por tanto, la comunicación debe convertirse en el eje estratégico transversal de todas nuestras actividades.
¿Cuáles van a ser vuestros próximos retos y desafíos de cara a los próximos años?
El gran desafío para los próximos años es lograr una reducción progresiva y ordenada de nuestras emisiones de CO2, sin poner en riesgo el desarrollo de nuestra actividad en España. Me gustaría destacar que nuestra industria es líder en las exportaciones de cemento a nivel europeo, y que ese liderazgo está en serio riesgo, ya que competimos con países del arco mediterráneo que no tienen una agenda de descarbonización tan ambiciosa como la de la Comisión Europea. En ese sentido, la implantación de un sistema de ajuste en frontera al carbono es ya imprescindible, para que podamos competir a nivel internacional en las mismas condiciones.
Alianzas con todos los grupos de interés en línea con el ODS 17, apoyo institucional, adaptación a los cambios normativos, I+D+i y fuertes inversiones configuran los ejes de la transformación sin precedentes que está viviendo el sector y que se acelerará todavía más en los próximos años, en su camino hacia la neutralidad climática y la digitalización.
Cabe destacar también, en el ámbito de la sostenibilidad, la importancia creciente del concepto de simbiosis industrial, que permite interconectar a las industrias para un mejor aprovechamiento de las materias primas y recursos, dentro de una economía realmente circular. En ese sentido, en la actualidad, la industria cementera española se relaciona ya con 88 sectores económicos, cuyos residuos valoriza material y energéticamente. Y gracias a ello, desde 2004, hemos reintroducido en la cadena productiva casi 60 millones de toneladas de desechos provenientes de otros sectores de actividad, evitando así el uso de materias primas equivalentes y combustibles fósiles, haciendo realidad el paso de residuo a recurso.