Actualmente, existe un gran consenso entre los científicos que estudian el cambio climático y que lo plantean como uno de los principales desafíos que enfrenta la humanidad actual. El consumo masivo de carbón para generar electricidad es uno de los grandes causantes del crecimiento de las concentraciones de CO2 en la atmósfera y las consecuencias del rápido aumento de los gases de efecto invernadero no solo son muy graves, sino que pueden llegar a ser irreversibles para nuestra sociedad.
Además de esto, nos encontramos con que toda actividad tiene un impacto sobre el medioambiente que también puede conllevar costes medioambientales, por ejemplo, en forma de consumo y agotamiento de recursos, contaminación de la tierra y el agua y en la huella energética.
Para abordar dicho impacto, a la hora de desarrollar sus operaciones, las empresas deben considerar varios puntos:
- ¿Cuál es el verdadero coste medioambiental de un proyecto si se adopta de forma generalizada?
- ¿Cuáles son los costes medioambientales ocultos, como el servicio o la eliminación?
- ¿Puede la tecnología ayudar o dificultar la lucha contra la degradación del medio ambiente?
Afrontando el Cambio Climático
Con respecto a la última pregunta, el desarrollo tecnológico también genera un impacto. Sin embargo, la digitalización tiene el potencial de ayudar a resolver algunos de los mayores retos que plantean el cambio climático: la contaminación del aire y del agua y la escasez de recursos.
Por un lado, pueden llevarse a cabo proyectos específicos, como el uso del modelado de información de edificios para mapear las infraestructuras arquitectónicas, incluyendo la configuración eléctrica y de agua, y establecer restricciones al consumo. Del mismo modo, el uso del IoT permite a los edificios hiperconectados optimizar y automatizar el uso de la energía mediante sensores y, gracias a los dispositivos de medición inteligente, acceder a distancia a las lecturas y reducir las emisiones asociadas a los desplazamientos de los proveedores de energía.
Smart Cities, transporte inteligente o, incluso, proyectos de consultoría tecnológica para optimizar los recursos (como el consumo de papel), son solo algunos ejemplos más de las oportunidades que ofrece la digitalización.
Asimismo, las empresas pueden, de manera activa, integrar la sostenibilidad a lo largo de toda su cadena de valor y en la prestación de servicios. Por ejemplo, Sopra Steria no solo se ha comprometido a reducir el consumo de recursos y las emisiones en las operaciones directas e indirectas y compensar las emisiones residuales mediante proyectos de captura para alcanzar las cero emisiones netas en 2028, sino que además hace extensibles estos principios a su relación con proveedores.
Para ello, ha lanzado un programa para invitar a estos proveedores a que se unan a la reducción de las emisiones necesarias para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5˚C. El objetivo es involucrar a socios y empleados en su estrategia, para lo que, además se evalúa su rendimiento en materia de sostenibilidad a través de Ecovadis, hacerles partícipes de una revisión de dicho rendimiento y diseñar un plan de acción conjunto que aborde los problemas que surjan. Del mismo modo, la empresa apoya a sus clientes en su transición hacia una economía baja en carbono (aplicando principios de diseño ecológico a las soluciones creadas).
La combinación estratégica de estas acciones, su integración en la cultura empresarial y su extensión a las relaciones con partners es lo que hace que una empresa pueda ser referencia mundial en acción climática corporativa y sea incluida en la lista “A” de Cambio Climático del CDP (‘Carbon Disclosure Project’). Se trata de ir más allá del marketing y el cumplimiento normativo y transformar tu organización de forma real para lograr un auténtico aporte de valor verde y digital.