La conocida como Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es la responsable de marcar la hoja de ruta con la que hacer frente a los retos a los que se enfrenta el planeta y la sociedad. Contiene importantes desafíos, desde la erradicación de la pobreza, hasta el fortalecimiento de la paz y la justicia y aunque todos son retos fundamentales en los que debemos trabajar conjuntamente, la celebración reciente de la COP26, nos lleva a reflexionar sobre la urgencia de algunos de ellos de manera muy especial. Y es que, en lo que respecta a la lucha contra el cambio climático destacada como ODS 13, ya hemos entrado en tiempo de descuento.
Como sociedad tenemos numerosas asignaturas pendientes en ámbitos como la reducción de las emisiones de CO2, un aspecto clave para combatir el calentamiento global causante del cambio climático. Quizás, una de las cuestiones fundamentales para conseguir involucrar a todas las partes (empresas, sociedad, ciudadanos y gobiernos) sea plantearse esa reducción de emisiones como una forma de proteger nuestra propia salud. Y es que, hoy en día, ya no podemos concebir la salud de las personas sin velar también por la salud del planeta.
El concepto One Health, impulsado por la ONU, evidencia la necesidad de actuar de manera conjunta y de entender la salud como una ecuación en la que personas y entorno son factores indisolubles. Si algo hemos aprendido de la pandemia y sus consecuencias es la importancia de apostar por la prevención y el desarrollo, un enfoque que debemos adoptar de cara a los próximos años como base de cualquier estrategia empresarial.
Es más necesario que nunca adelantarnos para frenar las consecuencias irreparables de la inacción o de la falta de ambición en cuanto a compromisos medioambientales. Para conseguirlo, hay que actuar decididamente y de manera conjunta en tres áreas: sostenibilidad, salud e innovación.
La mejora de la calidad del aire que respiramos, la preservación de la riqueza de la biodiversidad, la apuesta por la eficiencia energética o la movilidad sostenible son iniciativas que, afortunadamente, comienzan a figurar en las estrategias de la mayoría de las empresas y que deben permanecer de cara al futuro. En Sanitas llevamos años trabajando en esta dirección mediante acciones que han contribuido a que, desde 2009, hayamos reducido nuestra huella de carbono un 70%. Sin embargo, nuestro objetivo es mucho más ambicioso: nos hemos comprometido a ser una de las primeras compañías de salud Net Zero según los estándares de Naciones Unidas. Esto significa que seremos una compañía neutra en carbono, tanto en emisiones directas en 2030 como en indirectas en 2040. Una meta a la que queremos llegar antes del horizonte de la neutralidad en carbono fijado por la COP26 en 2050. Es un compromiso que nos ayudará a realizar nuestra aportación particular al cuidado del planeta, pero que también nos permitirá mejorar la salud de la sociedad. Porque esa, sigue siendo nuestra prioridad, garantizar la salud de las personas.
En este sentido, cabe destacar que la tendencia se dirige hacia un nuevo modelo de salud que, sin descuidar la atención al paciente, mejore tanto la eficiencia de recursos como el enfoque. La transformación digital y la innovación tecnológica son claves para construir un sistema que ofrezca a los ciudadanos las herramientas para cuidar de su propio bienestar no solo físico, sino también mental, poniendo a su alcance recursos personalizados para prevenir, tratar y diagnosticar con mayor precisión.
Así, la inteligencia artificial, los wearables o las apps de monitorización de salud son ya una realidad en la oferta de Sanitas. Este sistema ha mostrado ya altas tasas de adopción entre los clientes, puesto que les hace partícipes de su salud, con lo que se desarrolla una medicina más certera y personalizada. Pero la digitalización trae consigo, además, un sinfín de posibilidades, de información extra que otorga al cliente mayor responsabilidad a la hora de autogestionar su salud e incluso a la hora de tomar decisiones sobre un uso más responsable de los recursos. Un buen ejemplo de ello, lo proporcionan herramientas como el contador de CO2 que incorpora Sanitas en su app de clientes. Gracias a esta utilidad, la compañía ofrece a sus clientes la posibilidad de conocer las emisiones de CO2 que evitan personalmente cada vez que realizan una videoconsulta en lugar de desplazarse a un centro médico en un vehículo de combustión. Una acción que ha permitido evitar la emisión de un total de 6.035 toneladas de CO2 en lo que llevamos de año gracias al volumen de videoconsultas realizadas.
Creemos que acciones como estas, que conciencian e implican a todas las partes y las hacen partícipes de la urgencia del momento, son fundamentales para frenar la emergencia climática. Hoy más que nunca, tanto los ciudadanos, como las instituciones públicas y las empresas privadas debemos asumir nuestra parte de responsabilidad y actuar para revertir un problema que hemos creado entre todos.
Por ello, resulta imperativo aprovechar el conocimiento del que ya disponemos en este sentido y abrir nuevas puertas a la colaboración en un campo, el de la ciencia y la tecnología, que nos aportará las herramientas necesarias y actuará como palanca hacia la transformación social y económica que necesitamos: la verde.