En España hay cerca de 4 millones de personas que padecen algún tipo de discapacidad, ya sea por deficiencias físicas, mentales o sensoriales, de carácter temporal o permanente, viendo impedida o restringida su participación plena y efectiva en la sociedad.
Esto significa que alrededor del 9% de la población española tiene algún tipo de discapacidad, necesitando que tanto su entorno familiar como la sociedad les cuide, para superar esa dificultad y que no se sientan discriminados.
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2006 y firmada por 180 países, dice: “La accesibilidad y la inclusión de las personas con discapacidad son derechos fundamentales”.
Dicha Convención, pide que las personas con discapacidad puedan llevar una vida independiente y que puedan participar de forma activa en el desarrollo de la sociedad, solicitando a todos los países que tomen las medidas apropiadas para darles pleno acceso a la actividad cotidiana y que eliminen todos los obstáculos a su integración.
El perfil del cuidador y su aprendizaje
Según el INE, el perfil de la persona que presta cuidados personales a personas con discapacidad es una mujer de entre 45 y 65 años, que reside en el mismo hogar que la persona a la que cuida. Tres de cada cuatro cuidadores de las personas con discapacidad son mujeres. Algunas personas que prestan cuidados sufren dificultades para realizar estas tareas, viéndose afectadas tanto su salud y su vida personal.
Para cuidar a las personas discapacitadas o dependientes se requiere tanto de actitud con “c” como de aptitud con “p” y, para conseguir esto, hay que formarse tanto en técnicas como en habilidades.
A cuidar bien se aprende, máxime cuando cada persona es distinta y, por tanto, requiere unos cuidados también distintos. Hay que personalizar la atención y los cuidados teniendo en cuenta las necesidades de la persona a cuidar, así como el lugar donde se prestan estos servicios.
El objetivo principal de SUPERCUIDADORES es “profesionalizar y dignificar la figura del cuidador para mejorar la vida de las personas mayores, enfermas o que sufran algún tipo de discapacidad o dependencia”. Por esta razón, hemos creado 400 temáticas formativas para aprender a cuidar, ya sea por razón de edad, enfermedad o tipo de discapacidad o dependencia que tenga.
El reconocimiento y dignificación de la discapacidad y de los cuidados
Ninguno de nosotros debemos sentirnos insensibles ni a la discapacidad ni a la labor de cuidar, ya que a todos nos afecta por razones de ley de vida: nacemos siendo cuidados, a lo largo de la vida nos convertimos en cuidadores y probablemente al final de nuestros días, si tenemos la suerte de no haber nacido con alguna discapacidad, contraído alguna enfermedad o padecido cualquier tipo de accidente que nos discapacite, muy probablemente, necesitemos que nos cuiden, por perder capacidades para realizar las actividades básicas de la vida diaria.
Por esta razón, probablemente todos estemos de acuerdo en que cuando nos haga falta que nos cuiden, nos gustaría recibir unos cuidados absolutamente profesionales, ya que, si a la situación desagradable de la Discapacidad y/o Dependencia se suma unos cuidados inadecuados, la calidad de vida de la persona dependiente se puede reducir en exceso.
Para reconocer y dignificar tanto la Discapacidad como los cuidados en SUPERCUIDADORES hemos contribuido de muchas maneras, siendo de resaltar la creación de los premios SUPERCUIDADORES, reconociendo tanto a personas y entidades del mundo de la Discapacidad o la Dependencia (entre ellas a la película “CAMPEONES”), la edición del libro “SUPERCUIDADORES, SUPERCUIDADORAS” o el patrocinio del “Dosier del Día internacional de las personas cuidadoras”.
Quizás no podamos curar, pero lo que sí podemos y debemos hacer es cuidar con dignidad y profesionalidad. Nuestros discapacitados o dependientes nos lo agradecerán.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de las Personas con Discapacidad