Hace poco conocí un nuevo concepto que me dejó maravillada: la llamada ‘red social de los bosques’. En el bosque todos los árboles y plantas están conectadas a través de las raíces para el intercambio de sustancias, alimento, agua… Hasta yo que soy optimista, reconozco que tenemos mucho que aprender de los bosques en cuanto a cooperación. La cooperación nos hace más fuertes y resilientes.
Puede que esta terrible pandemia haya acelerado esa reflexión sobre nuestro modelo de interacción con el entorno y con nuestra propia especie y cómo la corresponsabilidad debe guiar estrategias de largo plazo. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad ponen al límite de su capacidad nuestra forma de vida y la de las generaciones que nos suceden. Y con nuestra forma de vida incluyo también nuestra salud, nuestra prosperidad económica y el futuro de la actividad de nuestras empresas.
En este contexto, asistimos con gran esperanza a los pasos que da la esfera pública con legislaciones ambiciosas como la Ley de Cambio Climático, la Estrategia Española de Economía Circular o la Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Desde Europa, que ciertamente está asumiendo un papel de liderazgo mundial, llega pisando fuerte el paquete legislativo Fit for 55 para implementar el Pacto Verde Europeo.
También los hábitos y las demandas sociales de la ciudadanía caminan en esta dirección, sin vuelta atrás. Respecto al papel del sector privado, los que trabajamos en esto sabemos de la necesidad de dar pasos decididos. No solo porque tenemos la obligación moral de hacer lo correcto, sino porque es también lo más inteligente desde el punto de vista de negocio.
Tengo el privilegio de trabajar en Ecovidrio y la propia actividad que desarrollamos es una de las palancas para acelerar la tan ansiada transición hacia la Economía Circular. Hemos fijado para España objetivos de reciclaje de envases de vidrio que superan con creces los que nos exige la Unión Europea. El fin es ambicioso y también la estrategia de sostenibilidad transversal que hemos marcado para conseguirlo.
Nuestra estrategia tiene por objetivo incrementar esa tasa para España generando una huella ambiental positiva. Esto pasa por reducir el impacto de nuestras operaciones, contribuir a movilizar y promover la circularidad de toda la cadena de valor e impulsar la transparencia con ciudadanos, socios, colaboradores y administraciones públicas.
Nos sentimos especialmente orgullosos de mejorar la sostenibilidad de nuestros contenedores, de avanzar en la modernización de la flota de recogida para reducir emisiones o de evitar la puesta en el mercado de nuevos residuos acompañando a las envasadoras en la mejora del diseño de sus envases para reducir su impacto, entre otros.
Aunque debemos seguir mejorando, tenemos una base sólida, de hecho, Forética ha categorizado a Ecovidrio como una entidad líder en gestión de la ética y responsabilidad, según la SGE 21. Y para mejorar contamos con los mejores aliados en el camino: una hoja de ruta ambiciosa y una fuerte apuesta por la digitalización y el bussiness intelligence. La tecnología aplicada a la sostenibilidad nos permitirá perfeccionar la toma de decisiones sobre el terreno y la transparencia de nuestros datos. No nos olvidamos de nuestros grupos de interés: ciudadanos, administraciones públicas, compañías envasadoras… ellos también son parte de nuestra red micelar de cooperación.