La economía circular se ha convertido en uno de los modelos de nueva economía más conocidos. La narrativa de pasar de un modelo económico lineal – fundamentado en la extracción de recursos naturales para ser transformados en productos y utilizados a la vez que se emiten residuos, vertidos y emisiones a la atmósfera – a uno circular basado en el ecodiseño, la utilización de insumos a partir de materiales reutilizados y la minimización del impacto de los servicios y productos a lo largo de su vida útil, está siendo asumida por cada vez más empresas y gobiernos gracias al impulso de la Unión Europea.
Sin embargo, ¿es suficiente aplicar la economía circular para de verdad promover una transformación del modelo económico que permita alcanzar los diecisiete Objetivos de Desarrollo Económico y las metas del Acuerdo de París para frenar el cambio climático?
En mi opinión hay que celebrar los avances logrados y la gran acogida de este modelo, pero este necesita dos elementos más para que de verdad contribuya a una transición económica y ecológica justa. A la economía circular hay que dotarla de alma y ambición.
Una economía circular con alma que tenga en cuenta a las personas
La aproximación a la economía circular se está realizando desde las componentes económica y medioambiental de la sostenibilidad. Gracias a los avances en regulación medioambiental y al aumento de la concienciación ciudadana, que ha impulsado los mercados de productos y servicios verdes respetuosos con el medio natural, las empresas han comenzado a aplicar la economía circular a sus procesos productivos, siendo conscientes de que la sostenibilidad ambiental es también rentable desde el punto de vista económico.
Sin embargo, la sostenibilidad también se compone de un tercer pilar social, es decir, no podemos olvidarnos de las personas, y también de un cuarto pilar basado en la ética aplicada a la gobernanza.
Asistimos a campañas de marketing verde de grandes compañías, vendiendo en eventos y acciones publicitarias sus bondades en cuento a economía circular y sostenibilidad, a la vez que, en muchas ocasiones, las personas que trabajan en ellas son sometidas a jornadas incansables, no garantizan los derechos humanos en su cadena de suministro o sus CEOs y altos directivos son imputados por malas prácticas en materia de gobernanza.
Si las compañías aplican la economía circular pero no asumen el pilar social y el pilar de buena gobernanza, no podremos acusarlas del tradicional Greenwashing pero si de usar su marketing verde como un Socialwashing que oculta otras malas prácticas de igual o mayor importancia que las medioambientales.
Ambición: De la economía circular a la economía regenerativa
Como ya sabemos, la economía circular tiene como objetivo crear el mínimo impacto sobre los ecosistemas naturales. Sin embargo, el impacto ya creado es tan grave que el pretender no incrementarlo no es suficiente.
Con las emisiones globales de CO2 todavía superiores a 40 Gt/año y con datos de deforestación en aumento – en el 2020 ya se había deforestado el 18% de toda la Amazonia, más del 20% en la zona brasileña – el planeta ha visto disminuida su capacidad de absorción de CO2 y aún no tenemos evidencia científica de que estemos freneando el creciente aumento de temperaturas a nivel global.
Además, múltiples ecosistemas naturales han sido arrasados por la extracción de minerales preciados o la contaminación de ríos, acuíferos y zonas costeras, destruyendo biodiversidad y haciendo desaparecer especies que nunca recuperaremos.
Si con el actual modelo económico hemos dañado la capacidad regenerativa del planeta, solo nos queda avanzar hacia una nueva economía que vaya más allá de la mera conservación, una economía que contribuya a la regeneración natural. Tenemos que colaborar y ayudar al planeta para que, juntos, seamos capaces de devolver la vida a muchos ecosistemas que se encuentran al límite.
Ya existen múltiples casos de empresas cuyo propósito está alineado con la regeneración de ecosistemas, desde bebidas energéticas como Guayaki, empresa creada con el fin de regenerar zonas degradadas del Amazonas, hasta prácticas aplicables en nuestras ciudades como la permacultura y los huertos urbanos.
Aplicar la economía regenerativa debe de ser el siguiente paso de la economía circular. Debe de ser nuestra ambición como especie humana si de verdad queremos seguir habitando este planeta en armonía con el resto de los seres vivos. Si no somos capaces de hacerlo, nosotros seremos una de las siguientes especies que desaparecerán.
Aunque nuestra desaparición supondría el devolver al planeta su capacidad de regeneración, imagino que tú, al igual que yo, también quieres garantizar la permanencia de la nuestra especie. Si es así, te invito a investigar y conocer la economía regenerativa. La verdadera ambición hacia la que avanzar.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Alianzas para impulsar la economía circular.