La sostenibilidad ha adquirido más relevancia que nunca ahora que estamos viviendo una crisis sanitaria sin precedentes. Es evidente que la biodiversidad es un escudo ante pandemias y, por ello, el foco en el cuidado del medioambiente ha dejado de ser diferencial para convertirse en un factor básico de supervivencia.
El cambio climático sigue siendo una gran amenaza y, pese a que la COVID-19 frenó la contaminación en un primer momento, las medidas de higiene para paliar la crisis sanitaria como, por ejemplo, el incremento de los desplazamientos utilizando el vehículo privado o el aumento exponencial en la utilización de plásticos de un solo uso, son preocupaciones que están en el día a día de la sociedad.
Y es que los ciudadanos han cambiado sus hábitos de consumo y exigen que las empresas sean sostenibles y penalizan a aquellas que no lo son. Esta tendencia ya se venía observando desde hace años, pero recientemente se ha producido una aceleración sin precedentes debido al “efecto Greta“, que ha logrado, como nunca antes, concienciar sobre los efectos del cambio climático, así como instar a los gobiernos e instituciones, tanto públicas como privadas, a que adopten medidas inmediatas. En este sentido, destacan las nuevas propuestas y cambios legislativos en términos de medioambiente como, por ejemplo, la Ley Europea del Clima, abanderada por la Comisión Europea, o la reciente aprobación de la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética de España.
Todo ello ha generado un escenario perfecto para que todos los agentes de la comunidad trabajemos al unísono para proteger el planeta y contribuir a una sociedad más sostenible. En este terreno, las entidades aseguradoras tenemos mucho qué decir y qué aportar.
Nuestro papel puede ser decisivo a la hora de impulsar el cambio por dos motivos: tenemos la capacidad de impulsar la desaparición de ciertos riesgos mediante la no cobertura de los mismos y, además, podemos fomentar el crecimiento mediante inversiones ESG a medio plazo. Incorporar el factor de sostenibilidad a esas inversiones es esencial para dar pasos que nos permitan frenar realmente el deterioro del medio ambiente.
Si bien nuestra actividad diaria no tiene – afortunadamente – un gran impacto en el entorno, podemos contribuir, de una manera ambiciosa, a impulsar aquellos sectores económicos sociales y verdes a través de inversiones sostenibles.
Las inversiones ESG forman parte de la cultura corporativa de GENERALI y apoyamos una transición justa, así como la lucha contra el cambio climático y la transición energética. Por ello, hace unos meses, la aseguradora se unió a la Net-Zero Asset Owner Alliance comprometido a descarbonizar sus carteras de inversión a emisiones cero para el año 2050. Asimismo, a principios de año, lanzamos Generali Investments SICAV (GIS) Euro Green & Sustainable Bond, nuestro primer subfondo que invierte en una cartera seleccionada de los denominados bonos verdes y sostenibles y que encaja perfectamente con nuestro compromiso medioambiental. Este producto ofrece una estrategia de inversión líquida y transparente en bonos que financia proyectos, de transición energética y energías renovables, con un impacto positivo real sobre el cambio climático.
Así lo reflejan las cifras, ya que durante el pasado año se emitieron más de 250 mil millones de dólares en bonos verdes y sostenibles y las perspectivas apuntan a un mayor crecimiento en términos de número de emisiones, volúmenes esperados y actores del mercado. Estos datos ponen de manifiesto la continua expansión de este mercado, impulsado principalmente por una creciente demanda, regulación y la adopción por parte de muchos emisores e inversores institucionales.
La creciente concienciación por la sostenibilidad unida al impacto de la COVID-19 han tenido como resultado que la inversión sostenible se haya afianzado con fuerza. La regulación y la gran sensibilidad por parte de los inversores harán que poco a poco este tipo de productos se posicionen como única opción a la hora de invertir.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente, promovido por Ayuda en Acción dentro de su proyecto #1Planet4All, financiado por la Unión Europea.