¿Cuáles son los principales factores de riesgo ante el ictus?
Desde nuestro punto de vista, se debería hacer hincapié en los factores de riesgo “modificables”, que son, principalmente, el tabaco, la dieta y la falta de actividad física. Y es precisamente porque estamos convencidos del hecho de que pequeñas modificaciones de los hábitos de vida, permiten reducir el riesgo de sufrir un ictus.
¿Qué avances se han generado en nuestro país en los últimos años en cuanto a la reducción de la mortalidad derivada de esta enfermedad, así como a la discapacidad generada?
Fundamentalmente, el principal avance es el desarrollo de los procedimientos coordinados de actuación en pacientes que están sufriendo un ictus, lo que conocemos como “Código Ictus“. Éste protocolo se encarga de describir el papel de cada uno de los eslabones de la “cadena asistencial del ictus”, desde que un paciente o un allegado reconoce los síntomas de un ictus y decide poner en funcionamiento el sistema con una maniobra tan sencilla como llamar al 112, pasando por la intervención de los servicios de emergencia extrahospitalarios, como el SUMMA 112; los hospitales con la realización urgente de las pruebas y suministro del tratamiento, los servicios de rehabilitación y el seguimiento y prevención secundaria por los servicios de Atención Primaria.
En vista de su experiencia, ¿qué consejos daría a las empresas, en especial a las que cuentan con un gran número de empleados o bien centros de trabajo repartidos por todo el país, para reducir el impacto del ictus en sus respectivos ámbitos de actuación?
El ictus es la primera causa de mortalidad en las mujeres y la segunda global. Y es la primera causa de incapacidad en el adulto. Es fundamental que los empleados conozcan esta enfermedad, reconozcan sus síntomas y sepan lo que hacer. Si en cualquier momento observan que un compañero tiene una pérdida brusca de fuerza en un brazo o una pierna, que no pueden hablar normalmente, o que la mitad de la cara está paralizada, llamar inmediatamente al 112 no solo salva vidas, sino que evita graves secuelas en los pacientes que sufren un ictus.
¿Cuáles son los grandes retos de futuro que como sociedad tenemos ante nosotros para tratar de minimizar los efectos del ictus?
Desde mi punto de vista, formar a la población es un reto a abordar de forma urgente. Y podemos empezar por formar a los niños en los colegios, como les formamos en otras habilidades importantes para su futuro. Los niños pasan mucho tiempo con los abuelos, y tienen la increíble capacidad de hacer de efecto multiplicador del mensaje del ictus en sus familias, explicando la enfermedad, y cada vez más, convirtiéndose en auténticos héroes avisando al 112 en casos en los que detectan los síntomas de ictus.
Por supuesto, hay muchos otros retos, pero creo que lo fundamental es dar el mensaje a la población de la importancia de esta enfermedad, y de lo sencillo que es salvar vidas con una sencilla llamada.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Alianzas contra el ictus