En momentos V.U.C.A. como los actuales (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) la capacidad de resiliencia, tanto individual como social, es absolutamente imprescindible y prioritaria, como se puso de manifiesto en el Diálogo ObservaRSE/Corresponsables que tuvimos el placer de coorganizar con Cruz Roja Española sobre innovación tecnológica aplicada a la ayuda humanitaria y que contó con la presencia de ponentes invitados de Accenture, Amazon Alexa, Fundación Altran y Fundación Vodafone.
También se puso de manifiesto en el evento la importancia de generar alianzas estratégicas y acciones colaborativas entre empresas, ONG y, en general, con todos los stakeholders, incluyéndonos por supuesto a los medios de comunicación. Una prueba de fuego ha sido la pandemia de la Covid-19, en la que ágilmente pusieron desde la Cruz Roja en marcha un plan de actuación integral con un enfoque sistémico y sabiendo poner fácil a trabajar en equipo a todo aquel que quisiera aportar.
Me gustaría destacar algunos de los beneficios de la resiliencia.
Por un lado, la resiliencia nos ayuda a gestionar mejor el cambio y la adversidad, en un momento en que lo tenemos en abundancia. Y nos aporta también flexibilidad, es decir, capacidad para liderar cambios de forma proactiva.
Además, la resiliencia nos facilita estados emocionales más adaptativos y agradables en todas las situaciones, que nos ayudan a tomar mejores decisiones de forma más congruente, sostenida en el tiempo, y sostenible. Sabemos valorar, estar y ser mejores en los “buenos” y en los “malos” momentos.
Finalmente, aunque podríamos mencionar muchos más ejemplos, nos facilita permanecer más abiertos y participativos para trabajar en equipo y en alianza, algo en lo que podríamos estar de acuerdo en definir como uno de los factores clave que tenemos para lograr la Agenda 2030.
Por todo ello, gracias a todos los que generáis alianzas y sigamos, por favor, trabajando en equipo por un mundo mejor. Todos somos corresponsables.