Entrevista con Francisco Esteban, director de negocio de lubricantes de Shell España, para hablar sobre su nueva gama de lubricantes neutros en carbono, su objetivo de convertirse en una empresa de emisiones netas cero y sus políticas de responsabilidad social corporativa.
Shell ha presentado su gama de lubricantes neutros en carbono. ¿Cuál será la compensación de emisiones lograda con estos nuevos productos?
El 23 de febrero comunicamos que Shell ofrecerá lubricantes Carbon Neutral, con cero emisiones netas de CO2, a sus clientes a través de productos para turismos, motores diésel pesados y equipos y máquinas industriales. Con toda esta nueva gama de productos vamos a intentar compensar 200 millones litros de lubricantes sintéticos premium, lo que equivale a unas 700.000 toneladas de dióxido de carbono que sería, aproximadamente, como sacar de circulación unos 340.000 vehículos en todo el mundo. En Europa, que es en la zona en la cual está el negocio de lubricantes de Shell España, la previsión es compensar más de 60 millones de litros de lubricantes sintéticos avanzados, lo cual equivale a sacar de la circulación 130.000 automóviles, con el objetivo de compensar la emisión de unas 280.000 toneladas de CO2e al año.
¿Cuándo estarán disponibles estos lubricantes, en qué mercados van a estar y para qué tipo de vehículos?
Los productos están disponibles desde el 23 de febrero, momento en el que realizamos el lanzamiento de estos productos en todo el mundo, estando disponibles en todos los países donde Shell opera.
El objetivo de este lanzamiento es intentar tener el mayor impacto de sostenibilidad posible en el mundo de los lubricantes. Por este motivo, el lanzamiento está destinado a todas las gamas de productos: aceites para vehículos ligeros (Shell Helix), lubricantes para vehículos pesados, como camiones, obra pública, agrícola (Shell Rimula) y lubricantes destinados al mantenimiento de parques de molinos de viento y parques eólicos. En este punto, intervienen diversas gamas de productos (tanto lubricantes como grasas, así como todas las gamas de aceites biodegradables) donde creemos y entendemos que son un componente importante para reducir las emisiones de CO2. Por último, en las gamas de productos industriales premium (por ejemplo, en aceites para reductores) o en algún producto determinado biodegradable para transformadores, como por ejemplo Shell Diala S5 BD.
En conclusión, en casi todos los sectores va a haber un producto, tanto para empresas como para el usuario final. Con esto vamos a garantizar la neutralidad en el impacto de las emisiones de CO2 no solo en la utilización, sino que desde el momento que se fabrica hasta el reciclado el impacto de esa parte o ciclo de vida del producto va a ser cero.
El objetivo de Shell es convertirse en una empresa de emisiones netas cero para el año 2050 ¿Qué acciones, además de estas, están llevando a cabo para lograr esta meta?
Dentro del grupo Shell, en primer lugar, el objetivo es alcanzar las emisiones netas de CO2 en todos los procesos de fabricación de sus productos. Concretamente, en el área de lubricantes ya se ha conseguido reducir más de 30% de las emisiones de CO2 desde el año 2016 en Europa. Igualmente, aunque los productos Carbon Neutral se hayan lanzado ahora, debo decir que previamente ya habíamos tomado muchas decisiones en esta dirección durante los años anteriores. Por ejemplo, estamos reduciendo, reutilizando y reciclando los envases en toda nuestra cadena de suministro y explorando soluciones de embalaje distintas y más sostenibles. Además, hemos reducido nuestra huella de carbono en los envases en un 4% respecto a 2016, con el objetivo de incorporar un mínimo del 40% de resina post-consumo en todo nuestro catálogo de botellas para 2021 en Europa, en línea con los cambios regulatorios.
En segundo lugar, se intenta promover aquellas fuentes de energía que no sean contaminantes o que sean más sostenibles, como el hidrógeno, la utilización de biocombustibles, energía renovable, eólica, etc.
Una tercera parte muy importante es la colaboración con los clientes para conseguir todos los objetivos en la preservación del medio marítimo, aéreo y terrestre. Para eso somos la primera compañía de lubricantes en el mundo y tenemos muchísimas empresas que trabajan con nosotros, y a algunos de los principales fabricantes de equipos. Trabajamos con ellos conjuntamente para ver qué planes se pueden llevar a cabo para reducir las emisiones de CO2 y, como he dicho antes, no solo en la fabricación de productos, sino en su utilización.
¿Cuáles son las líneas estratégicas de vuestra política de responsabilidad social corporativa y de sostenibilidad?
Nuestra propuesta para la reducción de emisiones CO2 se basa en tres pilares fundamentales: evitar, reducir y compensar. Dentro de las medidas destinadas a evitar, ofrecemos a los clientes unos lubricantes especializados para vehículos híbridos, así como E-Fluids que ayudan a que los vehículos eléctricos funcionen mejor y con una mayor eficiencia. Además, estamos aumentando el uso de aceites biodegradables y buscando aumentar el componente biodegradable de nuestras formulaciones para reducir su impacto ambiental.
En cuanto a reducir, desde 2016 Shell ha reducido la presencia de carbono en la fabricación de lubricantes en más de un 30%, y más del 50% de la electricidad utilizada en sus plantas de mezcla de lubricantes proviene ahora de fuentes renovables. Asimismo, siete de nuestras nueve plantas utilizan electricidad de procedencia 100% sostenible a través de energías renovables, contratos de electricidad verde y certificados de energía renovable.
Por otro lado, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) va de la mano a las áreas relativas a la compensación. Actualmente, hay un departamento dentro de Shell, que se llama Natural Based Solutions (soluciones basadas en la naturaleza). Este tipo de soluciones climáticas naturales, comprenden todas las actividades relacionadas con la protección o la recuperación de ecosistemas naturales (como por ejemplo, los bosques) para reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Esto puede incluir evitar o minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero y ayudar a capturar el carbono mediante los llamados “sumideros de carbono”.
Cada una de estas actividades da como resultado la captura biológica y el almacenamiento del carbono, normalmente a través del proceso de fotosíntesis. Estas actividades pueden conducir a la comercialización, la negociación y la venta de créditos de compensación de carbono. También ayudan, por ejemplo, a reducir la erosión del suelo, proteger los hábitats animales y crear productos como la madera y los biocombustibles.
Por último, aunque Shell es una compañía global y mucha gente no sepa de nuestras operaciones en España, llevamos a cabo multitud de iniciativas. Por ejemplo, recientemente se ha hecho, junto con Land Life Company, un proyecto para la reforestación de 300 hectáreas en España donde la participación de Shell radica en la parte tecnológica y de captación de datos (big data). Gracias a ello ya hay más de 300.000 árboles reforestados en la región de Castilla y León. Las actuaciones y los proyectos liderados por Shell son a nivel mundial y los desafíos en cuestión de sostenibilidad son muy diferentes en cada región, por ejemplo:
- En los Países Bajos, Shell apoya a Staatsbosbeheer (el Departamento Forestal Nacional de Holanda) para plantar más de 5 millones de árboles en los próximos 12 años.
- En el Reino Unido, Shell está trabajando con Forestal and Land Scotland (la Agencia Escocesa de Bosques y Medio Ambiente) para plantar o regenerar 1.000.000 de árboles durante cinco años.
- En Alemania, Shell estableció una alianza con la administración forestal estatal pública de Schleswig-Holstein para apoyar un proyecto de forestación local en el norte de Alemania.
¿Cómo contribuye al bienestar de las comunidades de las regiones en las que trabajáis?
Como he comentado, tenemos proyectos de compensación de CO2 y también hay prevista una inversión de más de 100 millones de dólares todos los años en este sentido. Con lo cual, esto habla de nuestro compromiso en compensar en aquellos lugares donde no es posible evitar o reducir.
Por otro lado, es importante tener una mirada amplia y evaluar los proyectos y su impacto en su totalidad. Es decir, no es una simple cuestión de compensar las emisiones de CO2, sino que esto redunde en una mejora para el ecosistema y la sociedad. Esto tiene impactos positivos, como puede ser la sostenibilidad del suelo, la situación y garantización de los hábitats de animales y la mayor utilización, por ejemplo, productos biocombustibles. A eso me refería cuando hablaba de mirada amplia. Dentro de todos los proyectos que se analizan hay algunos en los que no solo es cuestión de que sean medioambientalmente sostenibles, sino que también deben serlo a nivel social.
Además de esta gama de lubricantes neutros en carbono, ¿Qué otras buenas prácticas destacadas tenéis en marcha en este momento?
A nivel global de Shell, como comentábamos, hay un proyecto para el año 2050 de emisiones de CO2 y eso pasa por muchísimas otras cosas. En añadido a lo que vamos a hacer de lubricantes, fomentaremos mucho, como comentaba anteriormente, otras fuentes de energía como biocombustibles, hidrógeno o gas natural licuado (GNL), sabiendo que son mucho más sostenibles que la utilización de otros productos petrolíferos, por ejemplo. En esta línea, Shell ha creado una tecnología llamada Gas to Liquids (GTL), con el objetivo de producir lubricantes a partir de gas natural, y que responde a los requerimientos cada vez más exigentes sobre sostenibilidad demandados por las empresas. Después de 45 años liderando la investigación en este ámbito, Shell es la primera compañía del sector que saca al mercado lubricantes formulados con gas natural, el combustible fósil más limpio.
El objetivo de cero emisiones de CO2 para el año 2050 no solo implica temas de sostenibilidad, sino al propio funcionamiento de la compañía. De hecho, las mayores inversiones y objetivos de la compañía apuntan en esa dirección. Por ejemplo, somos la primera compañía en producción de biocombustibles con una fabricación de 10 billones de litros anuales. Asimismo, en temas de soluciones energéticas o energías renovables se va a invertir de dos a tres billones de dólares anuales.