Entrevista con José Moro, presidente de Bodegas Emilio Moro y Cepa21, para charlar sobre la bodega del futuro, la comunicación de la responsabilidad social y las políticas sobre RSC y sostenibilidad de su compañía.
En Bodegas Emilio Moro sois pioneros en la aplicación de la alta tecnología a la viña. ¿Qué métodos estáis utilizando y qué resultados estáis teniendo?
Yo creo que desde siempre hemos sido pioneros en emprendimiento y en innovación. Desde nuestros inicios, los primeros casos de innovación fueron tremendamente importantes para la evolución y el desarrollo de la bodega. Recuerdo el primer caso, cuando tuvimos nuestro propio clon para injertar y que hoy es el mayor activo que tiene Emilio Moro en sus viñedos. Posteriormente, empezamos a desarrollar nuestras propias levaduras también que dan identidad a nuestros vinos. Aparecieron los drones y comenzamos a sacar fotografías desde el cielo, desde donde veíamos todos los pormenores que tiene la viña en cuanto a defectos, a carencias. Y, desde ahí, nos propusimos hacer un abonado a la carta con esa información que nos daba esas fotografías que sacaban los drones. Y efectivamente, así lo hicimos.
A partir de ahí ha habido muchas más cosas pero, sin duda, el proyecto estrella ha sido el Sensing4Farming, que afronta una digitalización total de todo el proceso, desde la cepa hasta la copa. Se integran tecnología satelital y tecnología sensorial, por la cual nosotros a través de sensores medimos muchísimos parámetros como puede ser el estrés hídrico yola capacidad de absorción de la planta. Todo ello lo mezclamos con esas imágenes vía satélite que nos dan esa fortaleza que pueden tener las viñas, esas carencias, y lo llevamos a una plataforma donde tratamos de aplicar algoritmos que nos den información y nos ayuden en la gestión del viñedo.
En la bodega queremos seguir con todo esto y estamos afrontando ahora una monitorización total de la bodega midiendo los parámetros fundamentales que marcan la calidad del vino. Todo esto lo hacemos para reforzar con datos todas las decisiones que históricamente hemos tomado por conocimiento, por intuición. Los datos, al fin y al cabo, son el oro del siglo XXI y nos tienen que ayudar a sacar cada vez el vino mejor. Creo que el uso de la tecnología es absolutamente fundamental y el que no los siga se va a quedar atrás.
Desde hace ya unos años, estáis centrados en lo que llamas la bodega del futuro. ¿En qué consiste y qué ventajas medioambientales puede aportar?
Consiste un poco en lo que estaba comentando, tener todo absolutamente digitalizado mediante datos. De tal manera que lo yo persigo es que cuando yo tengo un vino y un análisis sensorial aromático y ese vino ha sido, digamos, descrito por profanos y por gente entendida como el mejor vino posible, dentro de cada una las categorías que tenemos. Si yo miro para atrás, desde que ese vino se erige como el mejor y tengo toda la trazabilidad, todos los datos y todos los parámetros que han pasado tanto en el proceso en bodega como en la viña, evidentemente, yo lo que voy a intentar es cada año reproducir (dentro de lo que cabe porque hay un aspecto que nunca podemos incluir en él que son las condiciones climatológicas. Esas son las que marcan muchas veces las características de las añadas) nuestros procesos productivos tanto en viña como en bodega para sacar ese mejor vino posible.
Uno de los programas que tenéis en marcha es el programa Intraemprendimiento. ¿Cuál es su objetivo?
Fomentar la participación activa de todos los colaboradores de la bodega para el crecimiento de la misma y proponiendo siempre áreas de mejora para que ellos mismos sean los que guíen ese cambio a mejor. Y, a su vez, crear esas sinergias con todo el ecosistema de startups para promover el talento y la innovación.
Yo creo que esa cultura del intraemprendimiento es absolutamente necesaria en la bodega. Ya empezamos a caminar en ese sentido hace dos o tres años y los resultados han sido espectaculares, porque la gente conoce perfectamente lo que hace y trata de idear, de sintetizar ideas y proponerlas a todo el ecosistema emprendedor. Muchas de ellas son factibles, eso es lo que va a cambiar y va a revolucionar absolutamente toda la forma de trabajar. Evidentemente, para hacer métodos y procesos mucho más productivos.
¿Qué acciones habéis llevado a cabo en Bodegas Emilio Moro para ayudar a paliar los efectos provocados por la crisis del COVID-19?
Internamente hemos establecido unos protocolos muy estrictos para tener el máximo cuidado de todos nuestros colaboradores. Alternando, para que no se vieran en los cambios de turnos y con una limpieza absoluta de todas las instalaciones. Posteriormente, se ha implantado el teletrabajo para evitar la propagación de este virus. También ayudando a conciliar a todos nuestros trabajadores.
Externamente seguimos trabajando desde la Fundación Emilio Moro, ahora más que nunca, para ayudar a los que más lo necesitan. Seguimos ayudando a Mensajeros de la Paz, financiando sus desayunos y financiando también parte de las comidas que tienen en sus restaurantes para ayudar a la gente que no tienen medios y que son sintecho.
También hemos seguido con nuestros proyectos en Latinoamérica, en aquellos países donde tenemos intereses comerciales nos dedicamos de una manera muy especial y con mucha atención para ayudarles. En el caso de México llevamos tres años llevando agua potable a las escuelas. Este año, si Dios quiere, llegaremos a la cifra de 150 escuelas, siempre con partners, en este caso mexicanos, y trabajando siempre bajo el eslogan “El vino ayuda al agua”. A mí me da pena porque ahora mismo tendría que estar saliendo para allá para visitar los nuevos proyectos como cada año. Pero bueno, debido a la situación no vamos a poder asistir.
También estamos llevando a cabo las mismas acciones en Colombia, pero ahí en poblados indígenas. El año pasado fue el primer poblado indígena que ayudamos en este sentido, en la comunidad de Guajirita. La verdad es que es increíble como algo tan esencial como el agua, cuando ellos no han tenido nunca agua potable, la valoración que hacen de ello es tremenda. Y un tercer proyecto también con Acción Contra el Hambre, nuestro partner colombiano y en Perú, para ayudar a toda la gente que ha llegado refugiada, por así decirlo, de Venezuela y que están viviendo en camarones en Perú, ayudarles con todos los temas sanitarios.
Cada año vamos escogiendo un proyecto más para intentar ayudar desde esa perspectiva, desde nuestro eslogan “El vino ayuda al agua”.
Forbes España te ha incluido en la lista de los 100 empresarios españoles líderes en innovación y has sido nombrado CEO del año en comunicación e influencia. Como líder en comunicación. ¿Qué importancia tiene la comunicación de la responsabilidad social corporativa para Bodegas Emilio Moro?
Yo creo que es crucial. La comunicación es siempre decisiva para hacer crecer la imagen de marca y para diferenciarse de la competencia. Hay que ser absolutamente disruptivos y hay que dirigirse al público allí donde te lo demande. Además, al ser un sector muy tradicional, nosotros siempre hemos apostado por una comunicación innovadora y disruptiva en la forma, que marque la diferencia, que destaque nuestros valores y haga partícipe al consumidor. Ha habido muchas campañas que lo ha demostrado, hace dos años, por ejemplo, a la campaña de comunicación que hicimos pintando un mural en Nueva York con el pintor Domingo Zapata donde se expresaron de una manera abstracta, de acuerdo a la forma de pintar de Domingo, más de 3.000 metros cuadrados donde estaba dibujada la icónica cultura española a través del arte, la gastronomía, la música, los toros y, por supuesto, el vino. Y, dentro del vino, estuvieron dibujadas esas botellas de Emilio Moro ahí en el corazón del mundo, en Manhattan en el edificio más emblemático, durante más de cuatro meses. Pues eso es una forma de comunicar al mundo, a través de la cultura, comunicarle el vino.
Hicimos también una campaña espectacular como fue “In Malleolus Veritas” para celebrar los 20 años del nacimiento de la marca de Malleolus. Tuvimos 10 embajadores de marca y de ahí salieron el hombre y la mujer Malleolus. El proyecto, además, fue premiado por su vanguardismo y por su innovación, dentro de lo que es el sector del lujo.
He estado también en el Bierzo donde hemos hecho una campaña muy especial con las instituciones, sobre la denominación de origen, poniendo un mural en la estación de ferrocarril que reza “Del Bierzo, al mundo”. Para intentar que los godellos y esa zona tan privilegiada se conozcan más a nivel mundial.
Yo creo que siempre hay que estar activos. No solo vale con hacer un buen producto sino que hay que saberlo vender desde todos los puntos de vista y en eso la comunicación juega un papel importante.
Dicen quienes te conocen que las dos palabras que mejor te definen son innovación y solidaridad. Esta última faceta se materializa, como has adelantado, en la Fundación Emilio Moro. Aunque ya nos has adelantado algunos ¿cuáles son los proyectos más destacados que tenéis en marcha en este momento?
Además de lo que ya he contado y que tiene que ver con acciones del agua, “El vino ayuda al agua” en México, Colombia y en Lima. Hemos seguido apoyando a Mensajeros De la Paz. Yo creo que se hace una labor muy importante. Nosotros aquí traemos cada año uno o dos autocares de personas sin hogar y aprendes mucho cuando les estamos enseñando las instalaciones o cuando están comiendo. Me acuerdo de un detalle que me pasó a mí con uno de ellos que venía con una maleta, con una bolsa, y le dije: “¿Cómo te has venido con la maleta?”, y respondió: “Es que es mi casa. No sé en qué banco voy a dormir hoy”. Cuando te das cuenta de eso ves que no podemos hacer menos.
Todo lo expresamos a través de la Fundación Emilio Moro y hacemos muchísimas acciones para financiarlo. Entre ellas, el vino más caro, el Emilio Moro Clon de la Familia, es un vino solidario y todo el dinero que sacamos es para nuestros bienes sociales. Hace un año presentamos el libro Si lo sabes escuchar, el vino te habla, donde se cuenta toda la historia y todo el legado de Bodegas Emilio Moro. Todos los beneficios que salen de la venta del libro van para la Fundación.
También tenemos acciones en la bodega como “Apadrina tu Cepa” en la cual la gente puede poner el nombre a una cepa y tiene derecho a una visita, una botella… En fin, distintas acciones para recaudar fondos para ayudar en la medida de lo posible a los demás. Además, como decía antes, comunicarlo muy bien para que haya mucha gente que se anime, porque muchas veces las fundaciones se han utilizado de una manera no muy correcta. A lo mejor, no precisan de toda la buena imagen que deberían tener. Yo creo, a nivel particular y a nivel empresarial, que aplicar la responsabilidad social para hacer un mundo mejor es absolutamente necesario. Aprovecho desde aquí para animar a más gente y más que nunca con lo que estamos viviendo, hay que ayudar a los demás.
Escucha aquí la entrevista completa con el protagonista: