En el Día Mundial del Hábitat, que se celebra hoy bajo el lema ‘Viviendas para todos: un mejor futuro urbano’, Fundación Aquae, la fundación del agua, analiza la situación de la vivienda en el mundo y cómo ésta afecta a nuestra salud en un escenario marcado por la COVID-19.
Actualmente, hay alrededor de 1.800 millones de personas (más del 20% de la población mundial) que carecen de un alojamiento adecuado y esta cifra se prevé que aumente hasta los 3.000 millones de personas en 2030, según la ONU. Además, se calcula que más de 100 millones de personas no tienen un hogar y 1.000 millones de personas viven en asentamientos informales (la mayoría se encuentran en Asia oriental y suboriental).
Como señala la infografía adjunta, diseñada por Fundación Aquaae, la COVID-19 ha evidenciado la necesidad de convertir la vivienda en la base del bienestar de las personas para lo que se requiere de una transformación sostenible de nuestras ciudades, barrios, comunidades y hogares.
En este sentido, Aziza Akhmouch, responsable de la División de Ciudades, Políticas Urbanas y Desarrollo Sostenible de la OCDE y miembro del Consejo de Estrategia de Fundación Aquae, explica que “la COVID-19 ha arrojado luz sobre la dura realidad que supone la actual crisis de vivienda con la que muchas ciudades de los países de la OCDE han estado lidiando durante varias décadas”.
En la coyuntura actual, donde la pandemia afecta a todos los países del mundo -cerca de 200-, las personas que no disponen de una vivienda adecuada, que viven en refugios de emergencia y, sobre todo, las personas sin hogar tienen más probabilidades de contraer la COVID-19 ya que, a menudo, viven en condiciones de hacinamiento y sin acceso a agua y a sistemas de saneamiento.
Sobre estos dos últimos servicios básicos, Mikel de Pablo, responsable de Proyectos de Fundación Aquae, nos recuerda que “el agua es un recurso vital siempre, pero ahora con el coronavirus es todavía más necesario, tanto para suministrar a los enfermos como para el lavado de manos que resulta elemental para prevenir contagios. Y no podemos olvidar que actualmente tres de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a agua potable segura y seis de cada diez no disponen de servicios de saneamiento seguros”.
“Los arrendatarios de bajos ingresos en los países de la OCDE ya invertían más del 40% de su dinero solo en alquiler. La pandemia ha puesto de manifiesto, y a menudo ha exacerbado, desafíos como el aumento de los precios de la vivienda y la carga del costo de la vivienda para los hogares, las desigualdades habitacionales, la insuficiente oferta de viviendas, la mala calidad de las mismas o su inadecuación a las necesidades de la población y las personas sin hogar”, apunta Akhmouch.
Durante los confinamientos que muchos países han impuesto y siguen imponiendo para intentar bajar la curva de contagios, muchas personas han tenido que recluirse en viviendas extremadamente inadecuadas que carecen de servicios básicos como drenaje, alumbrado público, electricidad, agua, alcantarillado o gestión de residuos. En esta línea, la responsable de la División de Ciudades de la OCDE indica que “cuando se instó en diferentes países del mundo a “quedarse en casa”, muchos se dieron cuenta del papel tan fundamental que desempeña la vivienda en la salud y el bienestar de las personas”.
“Por eso, los gobiernos locales y nacionales deben acelerar sus esfuerzos para garantizar un acceso más equitativo a viviendas asequibles y adecuadas en las ciudades, con intervenciones a largo plazo, al tiempo que mejoran la calidad de la vida urbana y la reducción de la huella ambiental, para construir un futuro urbano más resiliente”, subraya Aziza Akhmouch.
El derecho universal a una vivienda digna y adecuada aparece recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU de 1948 (artículo 25), en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (artículo 11) y también en nuestra Constitución (artículo 47). Además, es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), concretamente el 11: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.
La celebración del Día Mundial del Hábitat 2020 es el “pistoletazo de salida” de ‘Octubre Urbano’, una iniciativa que ONU-Hábitat (organismo de la ONU para la vivienda y el desarrollo urbano) creó en 2014 para involucrar a la comunidad internacional en el desarrollo de la Nueva Agenda Urbana. Se trata de un mes de reuniones, paneles de discusión, talleres de trabajo, eventos virtuales y entrevistas online que centran la atención del mundo en los problemas urbanos y el desarrollo sostenible y que finaliza el 31 de octubre, Día Mundial de las Ciudades.