Hoy en día existen muchas y buenas razones para que las empresas den el salto hacia la economía circular, desde la reducción de costes hasta el establecimiento de cadenas de suministro más eficientes gracias a la reutilización de recursos que suelen resultar caros y además limitados. Pero en medio de una industria y productos que cada vez resultan más complejos, ¿cómo podemos simplificar la recuperación, renovación y reutilización de materiales para que hagamos posible ser realmente eficientes?
La digitalización se está convirtiendo en un impulso clave para desbloquear el valor de la economía circular en la cadena de producción, al permitir mayor transparencia y proporcionar información de valor gracias a la obtención de una importante cantidad de datos. Tecnologías como el IoT y el blockchain proporcionan datos transaccionales e información de miles de millones de sensores diminutos integrados en dispositivos que están a nuestro alrededor, datos que pueden ser sintetizados en información útil que oriente la toma de decisiones. El uso de datos sobre materiales y componentes puede mejorar el proceso de recuperación, y la reutilización de piezas y materiales permitirá mantener los recursos en uso durante el mayor tiempo posible.
A la hora de llevar a cabo tareas de reciclaje, reparación o reutilización de productos, especialmente si se cuenta con un plazo de tiempo determinado, los proveedores de estos servicios necesitan poder identificar el valor correcto de los productos con los que trabajan. Saber con certeza de dónde procede un producto, su composición y su condición (nuevo, dañado o sin posibilidad de recuperación) permitiría alcanzar la mayor recuperación posible de ese producto al final de su ciclo de vida.
Una buena idea para recoger esta información podría ser crear para los productos un “pasaporte de materiales”, pero los fabricantes pueden mostrarse reticentes, ya que se corre el riesgo de revelar información delicada como conceptos de diseño y datos de propiedad intelectual que pueden estar protegidos por IPs y patentes. La tecnología blockchain podría solucionar este problema ya que sus datos inmutables y encriptados, recogidos en un formato ledger descentralizado (una especie de libro abierto), permite que los datos sean permanentes y verificables sin ser propiedad de ninguna de las partes ni almacenarse en ningún lugar. Y, además, no pueden ser manipulados para beneficio personal. Dado que el histórico de datos es imposible de vulnerar y que cada modificación en el blockchain queda registrada, cuando se solicita información veraz de un producto específico puede ser compartida de forma segura a la vez que la identidad del propietario de los datos queda protegida.
A pesar de que la tecnología blockchain está aún en fase de prueba, su utilización para habilitar los “pasaportes de materiales” puede suponer un importante impulso para la economía circular y su adopción por parte de las empresas. Incentivar un cambio de comportamiento es una pieza fundamental para que la economía circular sea exitosa. El cambio en las empresas sigue viéndose impulsando por las nuevas y emergentes regulaciones que abordan temas que, aparentemente, son cada vez más protagonistas como el cambio climático, la eliminación de residuos, la obsolescencia programada y la durabilidad, o la protección del consumidor y el derecho a la reparación.
En Lexmark, participamos activamente en la economía circular diseñando nuestros cartuchos para que puedan ser rellenados y reutilizados varias veces, incorporando materiales reciclados y protegiendo los recursos naturales mediante la reducción de residuos. Entendemos que la adopción de los principios de la economía circular promueve la innovación y el crecimiento de una forma más sostenible para el medio ambiente, y agradecemos cualquier regulación que nos lleve a reflexionar continuamente sobre nuestra forma de trabajar y la manera en que diseñamos y ponemos nuestros productos a disposición de nuestros clientes. Sabemos que la mayoría de los dispositivos fabricados con una vida útil de entre 3 y 5 años realmente serán usados durante al menos 6 años, y comenzarán a requerir mayores costes de mantenimiento, por lo que fabricamos nuestros productos para que intencionadamente tengan una vida útil más larga.
Abordar el cambio climático adoptando un enfoque de economía circular no significa volver a una época pasada en la que utilizar la tecnología significaba aprovechar la energía del agua y del viento. Combinando la inteligencia basada en los datos que obtenemos continuamente en el entorno empresarial con los principios de la economía circular tenemos el potencial de transformar significativamente la fabricación de nuevos productos. Los datos pueden informarnos mejor sobre qué materiales y componentes se están utilizando y cuándo podrían ser reutilizables o cuándo llegarían al final de su vida útil, ayudándonos a desbloquear el valor extra que puede tener cada producto y acelerando la implementación de enfoques circulares en el uso de los recursos. Dado que investigaciones y estudios predicen que la economía circular puede generar un crecimiento económico de 4,5 billones de dólares para el año 2030, es hora de que los datos y la tecnología digital empiecen a considerarse unos muy buenos amigos.