¿Cuál será el escenario de la educación escolar en medio de la COVID-19?
El pasado 2 de junio se celebró, por primera vez de manera virtual, la Cumbre Internacional sobre la Profesión Docente “Virtual 2020 International Summit of the Teaching Profession”. Nuestra ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá presidió el encuentro dedicado a las respuestas de los sistemas educativos frente a la pandemia, poniendo en evidencia el acelerado proceso de digitalización de la educación, en España y en el mundo, y los retos sociales y académicos que esto conlleva.
Para entender mejor cuál será el rumbo de este sector en nuestro país, así como los nuevos recursos y competencias que deben adquirir alumnos, profesores y familias, hemos invitado a Ángel Serrano Almodóvar, director general de la Fundación Tomillo y referente en innovación educativa en España.
¿En qué cree que ha cambiado el modelo educativo escolar en España con la aparición de la COVID-19? ¿Cree que hay un antes y un después?
El modelo educativo ha cambiado en los últimos años con mejoras sustanciales en las herramientas tecnológicas, las propuestas innovadoras de muchos centros en sus planes de estudios, la adaptación de las aulas como espacios de aprendizaje flexibles, el poder del alumno en el aula, el cambio del rol del profesor, las metodologías colaborativas; pero la COVID-19 también ha transformado muchas realidades y ha pillado a muchos sin saber qué hacer y cómo adaptarse a la nueva situación. El bolígrafo y el lápiz lo sustituyen un móvil, una tablet o algunos un portátil, el aula desaparece y cada casa tiene que organizarse y compartir espacios de estudio y trabajo. Los padres tienen delante una tarea de acompañamiento en la que muchos se encuentran incapaces, además de tener que compartir la conexión, los dispositivos y conciliar laboralmente. Los horarios se rompen, las rutinas desaparecen, los profesores tienen que aprender a marchas forzadas a planificar y organizar sus sesiones de clase de otra forma, se empiezan a quedar alumnos descolgados y el teletrabajo parece que no tiene fin.
Sin embargo, otros lo pasan mucho peor, la aparición de esta pandemia y especialmente de la situación de confinamiento ha puesto de manifiesto y ha profundizado problemas sociales como la desigualdad socio educativa, el abandono prematuro de los estudios, el absentismo escolar, e incluso, la brecha digital que afecta a jóvenes y familias en situación vulnerable.
Antes de la crisis sanitaria, Madrid tenía una tasa del 31,2% de abandono escolar entre los hijos de madres sin formación o, como máximo, con estudios primarios, cifra que ha descendido un 5% en los últimos años a nivel general, pero que paradójicamente ha aumentado más del 7 por ciento entre las familias más desfavorecidas. Nada menos que el 80% del absentismo escolar de Madrid se concentra en los barrios del sur de la capital, según datos de Eurostat de 2018. Distritos como Carabanchel, Usera, Latina, Puente y Villa de Vallecas, Villaverde y Vicálvaro son los que concentran más casos.
Hablando específicamente de la problemática de la brecha digital, ¿por qué cree que se ha acentuado con la pandemia?
La brecha digital, para muchas familias y jóvenes, se ha convertido en un verdadero apagón digital. Antes de la aparición de la COVID-19 sabíamos que en España el 61 por ciento de las familias tenían varios ordenadores en casa, el 44% sólo uno y el 14% ninguno. De este este último grupo, el 50 por ciento se encuentran en el Sur de Madrid, donde el 23% carecen de wifi, el 20% no tienen datos suficientes en sus móviles y el 13% ni tan siquiera tienen un smarphone, imagínense una situación así en pleno confinamiento… Por eso, durante este periodo y en esta zona de Madrid, en Fundación Tomillo activamos un Fondo de Emergencia que permitió mejorar la situación de 526 familias. Se entregaron dispositivos digitales (portátiles, tablets y móviles) a 337 niños, niñas y jóvenes; se proporcionaron 228 nuevos accesos a internet y se repartieron 109.000 euros para ayudar a cubrir necesidades básicas de familias en situación precaria. Simultáneamente, pusimos en marcha una plataforma que permitió continuar de manera telemática con las clases y el seguimiento socioeducativo.
En el contexto de la formación digital no tener un ordenador y conexión a internet es como no tener papel ni boli en el contexto analógico, por eso es vital dotar a los jóvenes de estos dispositivos, que por cierto los alumnos cuidan y valoran mucho. No obstante, estamos casi de vuelta de las vacaciones y la necesidad continúa, hacen falta más ayudas para que los jóvenes sigan conectados y cuenten con las herramientas adecuadas para continuar con éxito sus estudios.
¿Desde su opinión, cómo se pueden revertir estos problemas desde las administraciones, las organizaciones sociales y los centros educativos?
Las dificultades que ha generado la pandemia se unen a las que ya existían antes sobre pérdida de empleo, falta de ingresos familiares, condiciones de infravivienda, falta de productos básicos en alimentación, higiene, etc. Es evidente que para intentar revertir estas situaciones se necesita la aportación de muchas personas e instituciones, públicas y privadas, en red, aportando cada uno sus mejores recursos y su experiencia. Es una situación compleja que necesita una gran diversidad de soluciones y de voluntad para trabajar juntos desde la familia, las empresas, las administraciones, los centros de formación… Por nuestra parte, dentro de un formato híbrido que supone lo presencial y lo online, seguiremos trabajando por la formación profesional de los jóvenes enfocada en la empleabilidad, el apoyo a la infancia y el acompañamiento de las familias que lo necesitan, sin dejar de lado nuestra contribución en innovación educativa.
Hablando de innovación educativa, sabemos que usted ha participado en el diseño de un modelo educativo único en España que se llama Aulas Cooperativas Multitarea, y que gracias a él el Centro educativo Padre Piquer, que hasta hace poco usted dirigía, ha recibido varios reconocimientos como el de la Escuela Changemaker por la Red Internacional Ashoka. ¿Cuál es la importancia de este modelo pedagógico y cómo se adapta en los centros de formación en medio de una pandemia?
Este proyecto de ACM es una propuesta metodológica distinta que se apoya en los principios de la escuela inclusiva y diversa, tratando de favorecer el aprendizaje cooperativo y la posibilidad de realizar distintas tareas en el aula. En las aulas cooperativas se trabaja por ámbitos en vez de por materias o asignaturas para globalizar el aprendizaje, intervienen varios docentes a la vez en una misma sesión, no se usan libros de texto sino dispositivos digitales y se ubica a los alumnos en el aula de una manera distinta, que favorece la integración y la cooperación en el aprendizaje.
Las bondades de esta metodología están demostradas y desarrolladas en múltiples escuelas y universidades. En Fundación Tomillo la hemos incorporado en nuestro programa Itinerario + que aplicamos con los alumnos de Formación Profesional Básica. Junto a otros elementos, como la transformación de los espacios, la flexibilidad en los horarios, el trabajo por proyectos, el acompañamiento personal o la inclusión de las nuevas tecnologías, está ayudando a configurar una opción educativa diferente que genera nuevas oportunidades. Además, hemos visto que los centros que usan esta metodología tuvieron menos dificultades para el seguimiento y trabajo virtual con sus alumnos, durante el periodo de confinamiento.
¿Con el método de aprendizaje que usted promueve y con la digitalización de la educación, cree que van a desaparecer los libros de texto y las clases presenciales del modelo educativo español?
Esta nueva mirada, amplia y diferente, de la escuela innovadora que promueve que los estudiantes descubran las cosas por sí mismos, que accedan rápido y con criterio a la información desde las nuevas tecnologías, que haya un aprendizaje personalizado, etc., es objeto del trabajo actual de muchas editoriales y de la enseñanza tradicional, que cuanto antes, han de adaptarse al empuje de la innovación educativa.
¿Cómo se contribuye desde una organización sin ánimo de lucro, como la que usted dirige, a la innovación educativa en España?
Hay muchos programas y proyectos de gente muy comprometida. En nuestro caso hemos desarrollo un modelo educativo diferente que combina la educación formal y no formal, y que permite a muchos jóvenes de contextos desfavorecidos encontrar su camino profesional. Actualmente nos centramos en dos propuestas innovadoras: Itinerario + y la Escuela de Oportunidades.
Con Itinerario + ofrecemos formación profesional a jóvenes de 14 a 19 años basada en proyectos, experiencia y perspectiva de servicio para que haya una verdadera inserción laboral. Cada alumno recibe de manera personalizada una formación y orientación vocacional con alto nivel de autonomía en el proceso. Este método también desarrolla el ámbito personal, socioemocional y las competencias de los alumnos (culturales, artísticas, comunitarias, ecológicas, digitales y de emprendimiento). Además recibimos el apoyo de empresas con formación especializada y prácticas que nos ayudan a impulsar la empleabilidad de los jóvenes. Y con la Escuela de Oportunidades ofrecemos apoyo socioeducativo con educación no formal. De manera virtual y presencial atendemos a más de 650 niños, niñas y jóvenes, de niveles de primaria, secundaria y FP, procedentes de más de 150 centros educativos de los distritos sur de Madrid, para prevenir el abandono prematuro escolar, hacer refuerzo educativo, dar apoyo psicológico, orientación e intermediación laboral, entre otros.
Es verdad que nuestros programas y modelos de formación, así como los de otros centros educativos del país, necesitan ser evaluados constantemente para medir su impacto social, por eso trabajamos en coordinación con varias universidades que, además de validar y contrastar el método, nos apoyan en su difusión en España y fuera de ella.
En estos días, padres y profesores se encuentran preocupados con la “vuelta al cole”, ¿qué mensaje puede transmitir a padres de familia y centros educativos que están a punto de abrir sus puertas?
A las familias, a los padres y madres de estos niños, niñas y adolescentes les diría que no abandonen la formación por dificultades que pueden tener solución o que, muchas de ellas, son temporales. Es necesario que investiguen qué apoyos ofrecen los centros educativos y las administraciones para retomar o continuar con la formación. Estoy seguro de que los colegios y profesores estarán ahí para apoyarles. Aunque ahora hay algunos mensajes contradictorios por parte de las instituciones públicas y parezca complicada la situación, creo que si algo hemos aprendido en esta crisis sanitaria es que podemos adaptarnos a nuevos modelos laborales y educativos, recibiendo los recursos y el acompañamiento necesario.