Entrevistamos a director general de Ética, preside el Club de Empresas Responsables y Sostenibles de la Comunitat Valenciana (CE/R+S), Fernando Ibáñez. El Club de Empresas Responsables y Sostenibles de la Comunidad Valenciana se constituyó con el objetivo de promover e impulsar la responsabilidad y sostenibilidad empresarial desde el punto de vista social y medioambiental, como complemento y apoyo a la sostenibilidad económica de las empresas.
El CE/R+S acaba de cumplir tres años. ¿Qué ha ocurrido en el ámbito de la sostenibilidad empresarial en la Comunidad Valenciana en este periodo?
El proyecto de poner en marcha un Club de Empresas Responsables y Sostenibles en la Comunidad Valenciana partió del convencimiento de que los empresarios valencianos, además de ser excelentes en sus negocios, nos preocupamos por el impacto que tienen nuestras organizaciones en su entorno, en la sociedad y en el medio ambiente y, a la vez, la constatación de que cada entidad lo abordaba de una manera distinta. Pensamos que tenía sentido crear un punto de encuentro, donde los empresarios se conocieran y compartiesen buenas prácticas en sostenibilidad, que facilitase ese camino hacia modelos más sostenibles, a través de la comunicación y el aprendizaje mutuo, con un enfoque estratégico y un retorno medible desde una perspectiva empresarial. Creo que, precisamente, el gran cambio que hemos observado en los últimos años es ese: el paso definitivo de la sostenibilidad como algo complementario y más enfocado a la reputación, en qué se percibe de la empresa, a la concienciación e integración real en la estrategia y el modelo de negocio, en la organización, en los procesos; en definitiva, en el qué es la empresa y en el cómo. Sin importar el tamaño y el sector. El mundo empresarial ya cree en la sostenibilidad y la ve como una ventaja competitiva.
En este contexto, ¿qué valoración hace de la situación actual y cuál es la evolución esperada?
La sostenibilidad no es una moda pasajera, sino continuidad de otras tendencias, como la calidad y la innovación, ya totalmente integradas en las empresas. Desde hace años, las grandes compañías todas tienen ya estrategias y políticas de sostenibilidad muy desarrolladas.
El objetivo era trasladar esta realidad a las pymes y esa es la línea que queremos seguir trabajando. De hecho, en la Comunidad Valenciana contamos con empresas que son grandes referentes en cuanto a su manera de relacionarse con sus trabajadores y con su entorno, en gran parte por los propios valores que han sustentado a las empresas de carácter familiar, que constituyen la mayor parte del tejido de la región. Su experiencia es que, si te preocupas por tu equipo y por las personas que te rodean, logras un mayor grado de aceptación, de identificación e implicación, menor absentismo y mejoras de la productividad y competitividad. No se trata de “devolver a la sociedad lo que nos ha dado”, un concepto muy repetido y que ya ha quedado en el pasado. La acción social es una parte de la responsabilidad de una empresa, pero no puede ser el único foco. La sostenibilidad ya no está debajo de la línea de beneficios, sino desde la definición de estrategias. Esta visión ayuda a reducir riesgos externos y mejorar la sostenibilidad. Las empresas no debemos limitarnos a reaccionar, sino que tenemos que actuar y crear impactos positivos. Ese es el único camino para ser agentes clave no solo en la construcción de nuestro modelo, sino en la consecución de los objetivos globales planteados en la Agenda 2030 y los ODS.
Hasta hace poco, la sostenibilidad era considerada algo voluntario en una empresa, pero, en los últimos ejercicios, se han multiplicado las iniciativas legislativas en esta materia. ¿Cómo está afectando?
Sin duda, los desarrollos normativos, tanto a nivel internacional como nacional y autonómico, están contribuyendo a impulsar la implantación de estrategias de sostenibilidad en el mundo empresarial. Un ejemplo claro es la obligación de presentación de reportes de información no financiera –vigente ya para empresas de más de 500 empleados y que se extenderá en 2021 a las que tengan más de 250, a las que, previsiblemente, seguirán el esto, de manera progresiva-. Este informe ha permitido a muchas empresas hacer un ejercicio de reflexión y una foto de sus políticas en materia social, medioambiental y de buen gobierno que les servirá de punto de partida para mejorar y avanzar. Esa es la clave. No se trata de cumplir la ley, que es la que marca los criterios mínimos. Una empresa es responsable si es consciente de su posición y de las consecuencias de su actividad en su entorno y decide ir más allá de sus obligaciones para generar impactos positivos. La Agenda 2030 y los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) nos proporcionan una guía, un marco y unas metas hacia las que dirigirnos, lo que permite aunar esfuerzos y ser más eficaces. En la práctica, esto no implica que todas las empresas tengan que volcarse en los 17 objetivos y las 169 metas, algo difícilmente abarcable para cualquier organización. Es importante que cada entidad haga un análisis y una reflexión interna, que defina su situación de partida, los ámbitos en los que tiene impacto y cómo quiere evolucionar. Y, a partir de ahí, definir cómo va a hacerlo. Es importante destacar que, en muchos casos, la Agenda 2030 y los ODS actúan como generadores de oportunidades, tanto para empresas existentes como para proyectos de emprendimiento.
La Comunidad Valenciana ha sido pionera en este desarrollo normativo a nivel autonómico. ¿En qué punto se encuentra?
En los últimos años, la Comunidad Valenciana ha sido pionera en materia de sostenibilidad, con medidas como la introducción de cláusulas sociales en contratos públicos o la Ley de Fomento de la Responsabilidad Social –la segunda en España, tras la de Extremadura, cuya aplicación en la práctica se vio bloqueada por el fracaso en el desarrollo reglamentario-. Esta norma de la Generalitat se está desarrollando actualmente, con decretos y reglamentos, centrados en la clasificación de las empresas socialmente responsables, su registro, la figura de los territorios sostenibles,… Una de las figuras clave será el Consejo Valenciano de Responsabilidad Social, en el que estarán representados todos los agentes públicos y privados y que será el principal organismo en este ámbito. Si estos desarrollos se hacen bien, tenemos oportunidad de liderar y ser ejemplo en estas materias para otras regiones, que están muy pendientes del resultado de las iniciativas valencianas.
La actual crisis sanitaria y económica, ¿puede frenar este desarrollo de la sostenibilidad?
Creo que eso no va a ocurrir. Por un lado, una de las lecciones que aprendimos de la crisis económica de 2008 es que las compañías que ya habían integrado políticas medioambientales, sociales y de buen gobierno demostraron ser mucho más resistentes frente a esta situación adversa e integraron un nuevo concepto en su gestión: la resiliencia. Esta nueva crisis está volviendo a poner a prueba la resiliencia empresarial y, de nuevo, las sociedades responsables están soportándola mucho mejor que el resto. Por otro, a diferencia de 2008, la respuesta del mundo empresarial a esta situación está siendo muy diferente. Las empresas están actuando de modo mucho más responsable y solidario, siendo rara la compañía que no haya participado o lanzado alguna iniciativa social para paliar los efectos de la crisis en su equipo humano o en determinados colectivos. Un ejemplo es la plataforma online ‘Alianza Empresarial Responsable Vs Covid19’ puesta en marcha por el CE/R+S, para facilitar acceso a información sobre normativa y medidas vinculadas; líneas de ayuda y programas de I+D; buenas prácticas de entidades socias, e iniciativas y servicios para dar respuesta a necesidades de las empresas derivadas de la actual crisis sanitaria y empresarial.
A este mayor acento en los aspectos sociales, se une la gran concienciación alcanzada a nivel mundial durante 2019 respecto a la lucha contra el cambio climático, que ha generado un movimiento social y empresarial que no tiene marcha atrás.
Y, un punto a tener muy en cuenta es que, desde el sector financiero e inversor cada vez se tienen más en cuenta los aspectos ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) al aprobar operaciones y seleccionar valores. Un claro ejemplo es el de BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, que ha comunicado a sus inversores que toda su cartera se guiará por estos criterios. Las empresas que quieran captar financiación tendrán que justificar sus estrategias y políticas de sostenibilidad.
Desde el punto de vista de la gestión de la sostenibilidad en las empresas, ¿cuáles cree que son las asignaturas pendientes?
Depende de cada caso en concreto, pero, sin duda, dos de las grandes asignaturas pendientes son la profesionalización de la figura del responsable de sostenibilidad –que, en muchos casos, recae en otros departamentos, como Marketing, Legal o RRHH- y la medición de resultados.
Aunque cada vez disponemos de más información, herramientas e indicadores para medir tanto el desempeño ASG como el impacto social de empresas, el reto es lograr un estándar. En temas de medio ambiente es más fácil -por ejemplo, las emisiones- y, desde el punto de vista social, hay códigos y criterios de buen gobierno que también son evaluables. También hay certificaciones o acreditaciones a las que las empresas se pueden acoger -de modo similar a lo que ha ocurrido en calidad-. Además, cada vez vemos más estudios, y más solventes, que demuestran que los diferentes grupos de interés o stakeholders -clientes, proveedores, accionistas, administraciones,…- priman a las empresas responsables y castiga las malas prácticas, lo que se traduce en términos de mayor competitividad. Nuestra primera responsabilidad como empresa es ser económicamente viables, porque, sin rentabilidad económica, no se puede ser ni responsable ni sostenible.
Como mencionábamos en el punto anterior, creemos que la gran revolución pendiente que va a influir en la sostenibilidad es la transformación del sector financiero. Después de todo, es el sector que decide dónde invertir y qué líneas desarrollar dentro de la economía mundial. La introducción de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) en sus ecuaciones de decisión va a darle la vuelta al mundo empresarial tal como lo conocemos, premiando a aquellos sectores más sostenibles y penalizando a los que no lo sean. Todo esto sólo puede fomentar una sociedad más responsable y justa para todos.
¿Qué tipo de actividades o acciones desarrolla el Club para facilitar estos procesos y alcanzar sus objetivos?
Desarrollamos acciones en varios ejes, que entendemos que son complementarios y permiten abarcar los diferentes aspectos que necesitamos trabajar. El primero, es la formación y el aprendizaje, con diferentes líneas, desde los encuentros o jornadas mensuales, en los que profundizamos en un tema o aspecto concreto de la sostenibilidad, con apoyo de expertos en cada uno de ellos, a la participación en eventos organizados por terceros. En este ámbito, contamos también con un Máster en Responsabilidad Social Corporativa, junto a la Universidad Europea de Valencia, que ha supuesto un gran hito para la asociación en el camino hacia la profesionalización de la gestión de estas materias.
Otro de los ejes es el desarrollo de acción social conjunta. Cada año se colabora con proyectos de ONGs, con iniciativas en las que el objetivo es no solo aportar fondos, sino conocimiento, experiencia y un enfoque de innovación, con actuaciones replicables por otras organizaciones, de manera que se puedan multiplicar los impactos positivos.
Un tercer eje es la difusión y la comunicación, en línea con la creencia de que la colaboración y el aprendizaje mutuo, a través de compartir lecciones, experiencias y buenas prácticas, es la mejor manera de avanzar en sistemas económicos más responsables y sostenibles.
Además, hay que destacar el eje de representación e interlocución con organismos públicos y privados. La filosofía con la que nace el proyecto es la máxima colaboración, que ha permitido crear una amplia y estrecha red con entidades referentes –como Forética, Ecodes, Seres, Spainsif o Fundación Étnor, entre otras muchas-. Presidimos la Comisión de Responsabilidad Social Empresarial de la patronal autonómica valenciana, la CEV, a través de nuestra vicepresidenta –Amelia Navarro, directora de Desarrollo Sostenible de Hidraqua-, y tenemos dos vocales en la Comisión de RSE de la CEOE. Además, somos uno de los principales interlocutores de la Generalitat Valenciana en el desarrollo del nuevo marco de la Responsabilidad Social Empresarial en la Comunidad Valenciana, que aplicará no solo al sector privado, sino también a las empresas públicas.
¿Qué criterios tiene que cumplir una entidad para ser socia del CE/R+S?
El CE/R+S está abierto a la entrada de todo tipo de compañías, siempre que demuestren ese compromiso real con modelos responsables y sostenibles y actúen en consecuencia. Sí contamos con unos criterios base de admisión. Los principales son ser persona jurídica con actividad empresarial, domicilio o actividad relevante en la Comunidad Valenciana; con un modelo de negocio sostenible; no pertenecer a sectores excluidos -por criterios éticos, como armas, juego,…-; publicar un informe no financiero o hacerlo en los siguientes dos años; no tener sanciones por cuestiones sociales o medioambientales, y contar con el aval de dos miembros del club.
Contamos tanto con empresas que tienen un cierto liderazgo -no por tamaño o cuentas, sino un reconocimiento dentro de su sector en materia de gestión y compromiso de sostenibilidad, que pueden compartir experiencias y prácticas y transmitir que es posible ser una empresa rentable y socialmente responsable-, junto a entidades que están convencidas y que quieren aprender y desarrollarse. El objetivo es sumar para avanzar juntos.