Entrevista con Fernando Sevillano, responsable de alianzas estratégicas del Comité español de ACNUR, para hablar sobre la situación de las personas refugiadas y desplazadas en plena crisis del COVID-19, y de los objetivos actuales y futuros de su organización.
Hasta el momento se han detectado 47 casos de COVID-19 fuera de Europa. Y ACNUR está trabajando para que el COVID-19 no llegue a los campos de refugiados que ya están en países de acogida.
El 87% de la población refugiada está en países en vías de desarrollo, por lo que es fácil imaginar en qué condiciones llegan a estos países los refugiados. Son países que no tienen las mismas instalaciones sanitarias, ni las mismas posibilidades de higiene que podemos tener en Europa. Y ya estamos viendo cómo está golpeando en Europa el coronavirus. Por eso estamos trabajando contrarreloj porque en cuanto el COVID-19 empiece a afectar en estas zonas, tenemos que tener todo preparado para poder afrontarlo y mitigar las consecuencias.
¿Qué iniciativas concretas habéis puesto en marcha desde ACNUR para paliar los efectos del coronavirus?
Hemos lanzado un appeal a nivel internacional de 255 millones de euros para poder realizar diversas actividades en los distintos países en los que nosotros actuamos. Principalmente, son medidas del tipo distribución de agua potable y jabón, todo lo que es el tema de desarrollo de medidas adecuadas para el depósito de residuos en las comunidades de refugiados, infraestructuras sanitarias, refugios colectivos y centros de recepción, principalmente.
Después hay una línea de ayuda a los países de acogida para aumentar sus existencias de analgésicos, materiales intravenosos y medicamentos para reducir fiebre y dolor. Hay otra línea que es también apoyar a estos países para que sus planes nacionales de salud incluyan a los refugiados. Formar al personal sanitario y evaluar sus necesidades.
Existen también iniciativas como aumentar provisiones, tratamientos nutricionales terapéuticos, mantas, colchonetas, set de cocina y otros artículos básicos. Y dotación de ayudas en efectivo, por ejemplo. Tenemos que ayudar a la población refugiada para atender sus necesidades básicas. Cuando el COVID golpee van a tener que tener una necesidad de efectivo para primeras necesidades como estamos teniendo nosotros ahora mismo en Europa. Necesitarán los bienes básicos para alimentación e higiene.
Y también, sobre todo, campañas de información sobre el COVID-19 y medidas de higiene entre los refugiados asegurándonos de que sean en su propio idioma para que haya un entendimiento perfecto de las iniciativas.
¿Cuáles son los principales proyectos para la protección de los refugiados que tenéis en marcha actualmente?
El objetivo principal de ACNUR en este momento es asegurar que todas las medidas de prevención y control del virus que se adopten en cada país tengan en cuenta los derechos y las necesidades de las personas refugiadas y las comunidades de acogida.
De manera paralela, en ACNUR estamos trabajando para garantizar que los sistemas y los servicios de salud, agua y saneamiento se refuercen y se adapten rápidamente a la emergencia. Centrándose fundamentalmente en asentamientos densamente poblados y con sistemas de salud más débiles.
¿Cómo valoras las políticas de responsabilidad social corporativa de las empresas españolas?
Se ve madurez en la responsabilidad social española. Yo creo que la Agenda 2030 y el compromiso que tenemos todos de cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, cada uno desde su ámbito, hace que en nuestros objetivos, nuestras estrategias, la base y el tronco sea el mismo. Partimos de la misma hoja de ruta y luego cada uno lo lleva en su sector de actividad, o en su alineamiento que tenga de su responsabilidad social de la manera que decida.
Yo creo que esto ayuda a que sea más fácil alcanzar acuerdos, alianzas, tanto con empresas como con asociaciones. En nuestro caso en el Comité Español de ACNUR porque creo que, por primera vez desde hace mucho tiempo, hablamos el mismo idioma. Tenemos los mismos objetivos y preocupaciones. Y, entonces, hace que, por ejemplo, cada vez nos encontremos menos ante situaciones de dar una mera donación, que también se agradece muchísimo, sino que grandes empresas del país y las pymes, que además es un sector que cada vez empieza a interiorizar más el tema de la responsabilidad social, buscan involucrar a otros stakeholders, a todos sus stakeholders.
Ya no es solo dar una donación para luego trasmitirlo en sus medios sino involucrar a clientes, empleados o a empresas amigas para que se involucren en una acción o una campaña que han lanzado con nosotros, con el Comité Español de ACNUR. Entonces, hay varios ejemplos, de cómo un trabajo conjunto nos está permitiendo hacer aliados estratégicos.
¿Cuál es la respuesta de estas empresas de las que hablabas frente a las iniciativas de ACNUR?
Cada vez más el sector privado desempeña un papel fundamental en la crisis global de los refugiados. No solo aportando financieramente, sino con su experiencia y know-how. También abogando por la causa en sus ámbitos de actuación y movilizando sus redes. Esta es una línea que a nosotros nos interesa muchísimo. Muchas empresas con las que trabajamos y que son amigas, con las cuales tenemos alianzas, están involucradas con el tema de los refugiados y nos apoyan en sus medios de difusión para hacer llegar el mensaje.
La visión y el ADN empresarial también son de gran valor para dar con soluciones sostenibles e innovadoras. Nosotros necesitamos formas inteligentes, inspiradoras e inclusivas de ayudar a los refugiados y ahí el sector privado tiene un papel importante y nos puede ayudar mucho.
Desde el Comité Español de ACNUR trabajamos con el sector empresarial buscando generar alianzas, que haya respuestas a las necesidades de sostenibilidad que tiene la empresa. Hasta ahora las ideas que he ido lanzando son desde el punto de vista de ACNUR, de cómo ve su relación con las empresas. Pero a nosotros nos gusta mucho posicionarnos a la hora de obtener una alianza. Cómo piensa la empresa y qué necesidades tiene de sostenibilidad y de crear programas y proyectos que tengan una permanencia en el tiempo.
Algunas de las principales compañías y fundaciones en España ya nos están ayudando a maximizar nuestro impacto, con lo cual estamos muy orgullosos. Tenemos varios ejemplos de ello y estamos trabajando para ampliar estos con nuevas organizaciones y con las que ya estamos, siempre ideando nuevas soluciones o haciendo crecer la relación con nuevas líneas de trabajo.
¿Cuáles son los retos de futuro de tu organización?
Desde el Comité Español de ACNUR, que nuestra principal misión es recaudar fondos y sensibilizar a la población española para poder atender las necesidades de las personas refugiadas y desplazadas más vulnerables, seguir con este cometido, que es nuestra misión.
Mi trabajo es con el sector empresarial y con las fundaciones y el de mis compañeros de marketing, de individual giving, es hacer lo mismo con la sociedad civil en general.
La sociedad española se está volcando, tenemos alrededor de 550.000 socios y donantes en España. Lo cual es loable en los tiempos que corren. Para la gente la causa de los refugiados es un tema que les toca porque no hace tantos años también hubo refugiados y desplazados españoles tras una guerra civil cruenta. Además, el pueblo español con el tema de emergencias y de acción humanitaria siempre ha respondido súper bien. Yo creo que eso también explica el por qué se está volcando tanto la sociedad española con esta temática.
Y, sobre todo, seguir dando cobertura a los 70,8 millones de personas que se han visto obligadas a huir de sus casas y que nuestro foco es que no se queden atrás.