En EAPN creemos que las organizaciones sociales, las administraciones públicas, las empresas,…estamos abocadas a interrelacionarnos para afrontar los principales retos sociales que se nos presentan.
El actual contexto nos muestra un escenario en el que se dan cita diferentes estrategias de ámbito mundial, europeo y nacional. En todas ellas se integra la lucha contra la pobreza y la exclusión social como objetivo principal. Planificar las estrategias de RSE vinculando los principios y metas de cada una de estas estrategias permitiría un marco de referencia que ayudaría a luchar contra la pobreza y la exclusión social.
De esta manera, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Pilar Europeo de Derechos Sociales y la Estrategia Nacional de Prevención y Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social generan la posibilidad de creación de nuevos espacios de colaboración y trabajo entre las múltiples organizaciones que formamos esta sociedad compleja y diversa.
Es aquí donde las empresas deben aplicar, para asumir plenamente su responsabilidad social, un proceso destinado a integrar las preocupaciones sociales, medioambientales y éticas, el respeto de los derechos humanos y las preocupaciones de la ciudadanía. Y debe hacerse en estrecha colaboración con otros actores como son las entidades del Tercer Sector.
Cualquier empresa, tiene la obligación ética, la oportunidad, de analizar los impactos sociales y medioambientales de sus actuaciones, responder por ellos y devolver a la sociedad parte de sus beneficios. Con el reto de que se sumen a esta agenda social el mayor número de pequeñas y medianas empresas.
Nos encontramos, por tanto, ante una nueva forma de entender y de planificar que ha de basarse en poner el foco en el desarrollo local, involucrando y movilizando a todas las partes interesadas, fomentando la corresponsabilidad a través de la participación, el diálogo, la asunción de compromisos y el trabajo en red.