El voluntariado corporativo ha alcanzado un alto grado de implantación en las empresas, manteniendo las perspectivas de crecimiento para el futuro. Se puede decir que las empresas ya tienen identificados y asumidos los principales beneficios que reportan los programas de voluntariado en términos de reputación, gestión del conocimiento, mejora de la comunicación interna, aumento del sentido de pertenencia y desarrollo de la cultura corporativa. Pero, igualmente, las compañías tienen que afrontar nuevos desafíos en el diseño de sus programas, que se traducirán, de forma inequívoca, en cambios importantes en los mismos. Además, la participación de los empleados en el diseño y en la gestión de los programas de voluntariado corporativo se hace fundamental para garantizar la viabilidad y el éxito de los mismos.
La maduración de los programas de voluntariado corporativo hace que la percepción por parte de la empresa se aleje cada vez más del buenismo empresarial, o de la mera acción social, para pasar a considerarlos como un instrumento especial y estratégicamente valioso en el ámbito de la gestión de las personas. Es decir, el voluntariado corporativo es una herramienta fundamental en los planes de desarrollo profesional de las empresas. Por lo tanto, resulta esencial alinear los objetivos de la empresa, los objetivos de los empleados y los objetivos de las ONG en los programas de voluntariado corporativo. Unos programas que cada vez más se inscriben en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que establecen alianzas público-privadas, y que contribuyen al empoderamiento de las ONG. De igual modo, los actuales programas de voluntariado empresarial generan un mayor impacto social positivo y unas posibilidades más fiables de medir los resultados obtenidos. Sin duda, una mayor interacción de los programas y de los voluntarios con los clientes va a ser una realidad más visible en los próximos años.
No enfrentamos a un voluntariado corporativo cada vez más profesionalizado, con voluntarios que cuentan con una cada vez mayor formación, con iniciativas que integran las acciones de voluntariado en el negocio, con la proliferación de fórmulas pro bono o de voluntariado profesional, así como con la intensificación en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. Todo esto contribuye a una mayor eficacia de los programas y de las acciones, así como a establecer unas relaciones más estables y fiables entre las empresas y las ONG.
ODS 16. El nuevo voluntariado corporativo
Francisco Cortés García, Director de Sostenibilidad del Grupo Cooperativo Cajamar
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