”Todo fluye, todo cambia, nada permanece […]”. El célebre aforismo del pensador griego Heráclito de Éfeso nos permite evidenciar una realidad cada vez más presente entre las empresas y organismos del siglo XXI. Más allá de los tradicionales intereses económicos, las compañías cada vez son más conscientes de la importancia de potenciar valores, intangiblesque no obstante, otorgan la permanencia.
Esa conciencia empresarial, unida a un mayor grado de información y exigencia por parte de todos los actores implicados, obliga a establecer estrategias sociales que tengan en cuenta las nuevas demandas sociales: es la llamada Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Modas aparte y dejando de lado el valor que como acción de marketing también genera este comportamiento, las empresas asumen como propia esa demanda, adquiriendo un compromiso real que entiende la importancia de actuar de manera responsable y sostenida, maximizando el cuidado y respeto de las personas: ya sean clientes, proveedores o empleados; y estableciendo códigos de conducta que sirvan de guía básica a directivos y mandos medios en su relación con las personas, a la vez que facilita la transmisión y el impacto de los valores éticos de la empresa y la motivación de la plantilla.
Pero las palabras, por bien que suenen, se las lleva el viento. Es necesario que exista un aval solvente que les confiera fuerza suficiente. Así, numerosos organismos nacionales e internacionales han emprendido la tarea de establecer estándares de comportamiento socialmente responsable a los que pueden acogerse las compañías. Este trabajo se resume en una suerte de certificados que demuestran el compromiso real de las corporaciones. Nos encontramos, por tanto, con declaraciones y normas elaboradas por instituciones relevantes: como las emitidas por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas; las Directrices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), para multinacionales; o el Libro Verde de la Unión Europea, para el fomento de la responsabilidad social.
De manera más específica, la Organización Internacional de Normalización (ISO), a través de su norma ISO 26000:2010, proporciona una orientación sobre los principios que deben regir en la consideración de responsabilidad social. Con una finalidad similar, la serie AA1000, AccountAbility 1000, busca la garantía y transparencia en la rendición de cuentas, evaluaciones y divulgación sobre aspectos sociales y éticos de la gestión empresarial. También, y en la misma línea que las anteriores, el estándar internacional IQNet SR10, basado en el Ciclo de Deming -que facilita su integración con otros sistemas de gestión-; o la norma europea SGE 21, para la implantación, auditoría y certificación de un sistema de gestión ética y socialmente sostenible. Ejemplos, todos ellos, de la inquietud por contar con elementos que midan el grado de compromiso y efectividad en la implantación de estrategias vinculadas a la responsabilidadsocial corporativa.
Pero no solo la buena gestión de los recursos humanos tiene cabida en esta nueva dimensión. El compromiso con el medio ambiente es otro de los factores determinantes de la RSC. Las empresas buscan también el rédito minimizando los impactos negativos que producen en su actividad cotidiana: menor huella de carbono, optimización de tiempos y gasto energético, innovación tecnológica, etc.; nuevamente, intangibles que favorecen la sostenibilidad, derivando en entornos más amables, más justos y respetuosos.
Es la manera de pensar, la filosofía de la responsabilidad social, debe traspasar también el ámbito interno y establecerse como un leitmotiv corporativo al que se asocie la marca de empresa. En este sentido, desde la Asociación Centro de Dirección de RRRHH,en nuestro 4º Encuentro Anual, estableceremos un conjunto de acciones vinculadas a la sostenibilidad: como la utilización de soportes electrónicos para los comunicados oficiales, prescindiendo del papel, o la utilización de materiales ecológicos para distribuir entre los asistentes. Acciones, todas ellas, acordes con este sentimiento de concienciación social y medioambiental.