El tercer sector está llamado a ser un pilar fundamental en el nuevo paradigma de la acción social. En este sentido, la colaboración entre organizaciones que pide el ODS 17 pasa inexorablemente por el entendimiento entre el mundo privado y el de las entidades no gubernamentales.
¿Cómo funciona Ampans? ¿De qué forma ha evolucionado vuestra RSC durante todos estos años?
Ampans es una fundación que tiene 53 años de historia y que trabaja para la promoción, educación y bienestar de las personas con discapacidad y sus familias; esa ha sido la misión histórica de estos 53 años.
Tenemos el compromiso de atender a todas las personas con discapacidad en nuestro territorio, sean de la edad que sean y tengan el nivel económico que tengan. Además, siempre intentamos disponer de todos los servicios adaptados a las diferentes necesidades.
Por otro lado, también apoyamos a las personas en riesgo de exclusión social y también a otras personas con otras discapacidades, como por ejemplo la sensorial, incluyendo también a las personas con enfermedades mentales.
Contamos con un amplio dispositivo de centros de día y de centros ocupacionales repartidos en diferentes puntos de la comarca con el objetivo de dar un servicio más inclusivo y facilitar una mayor personalización del servicio y facilidad para la inclusión social de las personas con discapacidad. Así mismo, tenemos viviendas en el ámbito residencial y atendemos a 400 personas en diferentes tipos de dispositivos; también ofrecemos residencias para menores y adolescentes, la alta dependencia y una especializada en personas con trastornos de conducta y discapacidad intelectual.
Otro ámbito importante de nuestra Fundación tiene que ver con el empleo. Estamos formando y damos trabajo en estos momentos a cerca de 250 personas con discapacidad y en riesgo de exclusión. Todos los planes que cuentan con un acompañamiento a la inserción en la empresa ordinaria a través de 14 actividades comerciales, siendo estás un punto finalista para algunas personas que tienen un alto grado de discapacidad.
Algo a valorar de nuestro sistema de gestión es el apartado ético, ya que consideramos que es un aspecto esencial y más cuando se trata de una fundación. Tener una mentalidad ética y actuar de dicha forma va en consonancia con la actividad de la fundación. En este sentido, utilizamos herramientas profesionales para poder llegar a todas las acciones sociales que pretendemos. Empezamos hace muchos años con los ISO de calidad, después nos certificamos con la 14.001 de Medio Ambiente y más tarde con el certificado de voluntad de europeo. Además, también nos certificamos con respecto a los riesgos laborales y estamos dándole vueltas a la excelencia profesional, nuestro objetivo aquí no era obtener la certificación sino trabajar conforme al modelo de excelencia EFQM; trabajo que dio sus frutos ya que en el 2008 hicimos la primera certificación de +500.
Por otra parte, estamos adheridos al Pacto Mundial y anualmente hacemos una memoria GRI. El año pasado calculamos el valor social aportado por la Fundación con una metodología que está trabajando la Universidad de Deuston que, junto con algunas entidades cooperativas catalanas, pretende calcular el valor social aportado no solamente desde el punto de vista económico, sino en forma de voluntariado o de formación.
¿Cómo observa la situación y evolución de la Responsabilidad Social Corporativa en relación a la discapacidad?
La RSC debe ser menos filantrópica, alejarse del marketing y centrarse en el concepto propio de la materia y convertirse en un modo de gestión y actuación. Pensamos que la Responsabilidad Social de las Empresas no debería estar en las áreas de comunicación o de marketing, sino que en el ADN de las empresas.
En nuestro caso nuestra Responsabilidad Social Corporativa viene de la mano de atender a colectivos que están excluidos o que directamente lo tienen difícil en esta sociedad. Siempre con una ética de responsabilidad, de bienestar y atendiendo a todos los factores para favorecer al máximo de personas; cuidando por ejemplo de los trabajadores, de los proveedores, del medio ambiente, etc. Por ello pensamos que la mejor forma de articular la RSC de cara al exterior sea de forma voluntaria; en esta línea tampoco viene mal que tengamos legislaciones que ayuden a impulsarla.
¿Cuáles son los mayores retos y desafíos que tiene Ampans para 2019?
Desafíos tenemos porque crecen las necesidades sociales y hay muy pocos recursos para todos. Nuestro principal objetivo es seguir cumpliendo con la misión de la Fundación desde el ámbito de la sostenibilidad, aumentar el número de plazas disponibles en los centros y crear puestos de trabajo para personas con discapacidad y en riesgo de exclusión. Queremos tener resultados para nuestros grupos de interés a partir de la disponibilidad de servicios y apoyos necesarios para atender a las grandes demandas. En este ámbito estamos proyectando cuatro nuevos equipamientos y finalizando una iniciativa de descentralización de los centros ocupacionales para que sean más comunitarios.
Otro reto importante es fomentar la investigación y por ello estamos trabajando en diferentes ámbitos del conocimiento a través de un posgrado con la Universidad Central de Cataluña centrado en temas de trastorno de la conducta.
En enero sacamos al mercado una web de conocimiento en discapacidad mental y enfermedad que tiene por objetivo prestar servicios online para familias con dudas y acercar un poco más la labor de la Fundación a nuestros clientes, profesionales y centros interesados.
Debido a que también fabricamos vino estamos intentando recuperar viñas perdidas en el territorio español desde la perspectiva de la denominación de origen. El objetivo es recuperar 25 variedades que eran autóctonas de la comunidad.
Por último, impulsamos campañas de difusión y concienciación en las escuelas con una iniciativa de concienciación ambiental y de reciclaje, y en el Colegio de Periodistas con un proyecto de inclusión y normalización de las personas con discapacidad.