¿Cómo has visto la evolución de la RSE estos últimos cinco años?
Creo que en las organizaciones que han consolidado la integración de la RSE en su estrategia va madurando una implantación más equilibrada, en la que se bascula la atención a los diferentes ámbitos en función de las demandas que se van manifestando en cada contexto y momento. En todo caso, se constata la necesidad de mantener su voluntariedad, y al mismo tiempo la importancia de contar con el apoyo decidido de organismos públicos y organizaciones empresariales; la RSE tiene una mayor consideración debido también a ese respaldo de compromisos a los que van obligando los reguladores atendiendo a las carencias detectadas en su implantación. En este tiempo aumenta también el diálogo y la interacción entre los diferentes stakeholders y los actores. Un conocimiento más extendido de la RSE ha ayudado a que su implantación práctica sea más lógica y coherente con el impacto de cada organización. Los vínculos con la competitividad se ponen de manifiesto durante el proceso operativo, más que en los resultados.
¿Qué evolución ha tenido tu organización?
Valenciaport fue el primero del sistema portuario español en integrar la responsabilidad social en su estrategia. Años después la RSC ha ido consolidándose como un lugar de encuentro con los stakeholders, al tener en cuenta las inquietudes de su entorno más próximo y asumiendo acciones donde tiene sentido, esto es, donde se tiene legitimidad, competencia y capacidad de acción. Junto a los proyectos de I+d+i de mayor impacto de carácter ambiental y tecnológico para la mejora de la eficiencia energética, o en materia de seguridad del transporte y la navegación, han ganado terreno las acciones de proximidad, de acción directa y de efecto inmediato.
De todo ello han ido surgiendo nuevas y fuertes alianzas internamente y en el área de influencia; el ejemplo más significativo es la Asociación APORTEM- Puerto Solidario Valencia, un proyecto único colaborativo del clúster portuario valenciano que promueve la responsabilidad social en beneficio de los stakeholders comunes.
¿Hacia dónde se encaminan los retos globales de la RSE?
Creo que es necesario un cambio real, estructural y progresivo en el modelo de desarrollo, que tendrá que ver con la evolución del modelo energético, de los sistemas productivos, de los patrones de consumo, de desarrollo territorial y del modelo urbano. En las empresas debe prestarse mayor atención a lo interno como base de la actuación que después trasciende al exterior; desde la gobernanza, conviene armonizar las conductas corporativas y marcar las pautas que clarifiquen el posicionamiento de la organización. Por último, los problemas vinculados al cambio climático obligan a una implicación empresarial y pública más extendida y respaldada.
¿Y los retos de tu organización?
El puerto de Valencia es clave en la dinamización de la economía y, por lo tanto, de la sociedad y para ello presta un servicio público cuya trascendencia debe trasladar; es importante hacer llegar a la ciudadanía en general por qué es importante mantener su liderazgo en la cadena, y que se trabaja respetando el equilibrio con la ciudad y con garantías de protección y cuidado ambiental. A nivel interno, hace falta identificar mejor y medir con más precisión el impacto y retorno de las acciones para validar que efectivamente las opciones implantadas son las mejores y más eficaces para dar respuesta al deseo de mejorar la contribución al desarrollo sostenible.
¿Cuáles son las claves del éxito de la comunicación de la RSE y cómo las lleváis a la práctica?
Tradicionalmente en el puerto de Valencia se ha llevado adelante una política basada más en el hacer que en el decir, dejando un poco aparte el contar, confiando que las acciones hablan por sí solas. En este tiempo se va evolucionando para adaptar la acción al propio dinamismo del contexto en que opera, tratando de ser más eficientes en los esfuerzos que se dedican a estas actuaciones. En materia de comunicación creo que se está alcanzando el equilibrio entre trasladar lo que se quiere dar a conocer y responder a cuanto se quiere saber. En todo caso, junto a las vías reguladas habituales de comunicación aumenta la frecuencia y planificación de reuniones periódicas y encuentros regulares con los principales grupos de interés.
¿Qué tendencias y desafíos de futuro destacarías en materia de comunicación de la RSE?
La regulación actual de los asuntos vinculados a la transparencia y el derecho de acceso a información ya ha provocado un primer cambio sustancial en la comunicación de las empresas. Ahora debería haber un salto de calidad en la comunicación por parte de “las grandes” -seguidas de las demás – condicionado por la transposición de la Directiva europea referida a la divulgación de información no financiera e información sobre diversidad.
Los ODS también ofrecen la oportunidad de implicarse directamente desde cualquier entidad y en todo lugar. Por último, creo que la comunicación ganará calidad cuando sea más acorde con la relevancia de las acciones. La información debe ser honesta, adecuada, en tiempo, equilibrada, objetiva y relevante. En todo este proceso de difusión y sensibilización los medios de comunicación juegan un rol clave para la divulgación de las acciones y hay que apelar a su responsabilidad.
Y más allá de los medios en general, la responsabilidad de lo que se da a conocer y cómo se percibe alcanza necesariamente a quien emite la información y los mensajes, quien los filtra, quien los transmite, quien los articula y quien los recibe. Todos de un modo u otro participamos en ese proceso con nuestro criterio personal según el rol en que actuemos.
*Contenido publicado previamente en la Revista Corresponsables 50