El panorama de la RSE está viviendo un claro momento de inflexión y desde Forética estamos siendo testigos (y parte) de ello. Si la época de peor coyuntura económica significó la prueba de fuego para aquellas empresas y organizaciones que habían comenzado a realizar acciones de sostenibilidad -perviviendo aquellas políticas que estaban alineadas con la estrategia de negocio versus aquellas prácticas puntuales y poco estratégicas-, los últimos años estamos comprobando cómo ser sostenible ya no es una opción para las empresas y organizaciones que quieren ser competitivas y perdurables en el tiempo.
Los elementos de impulso de la RSE se están sucediendo por parte de decisores políticos, organizaciones globales y todo tipo de organismos. El punto de no retorno lo marcaron en 2015 hitos muy importantes como el lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París, la Directiva de información no financiera –ya traspuesta en España– o el Código de Buen Gobierno de la CNMV. Estos marcos globales han supuesto un antes y un después en cuanto al compromiso adoptado por las empresas que, como actores fundamentales para la consecución de los objetivos, no podían quedarse atrás. No sumarse a estas iniciativas suponía ir en contra de su propia supervivencia.
Tras los últimos dos años de desarrollo sin precedentes de la RSE, en 2018 se prevé que sigan teniendo lugar importantes avances. Por citar algunos, próximamente verá la luz la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y seguiremos los pasos de la definición por parte del Gobierno de la Estrategia Española de Economía Circular o de un plan nacional estratégico para el cumplimiento Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 en materia de ODS.
Todo ello muestra que estamos en un momento de cambio, como ya resaltamos en nuestro foro anual CSR Spain 2017. Este impulso continuo a nivel nacional y global lo vivimos día a día desde Forética, trabajando con nuestros más de 200 socios y en alianza con los principales interlocutores en la administración pública tanto nacional como autonómica; sin olvidar la oportunidad que tenemos de trasladar al contexto español las tendencias que se trabajan desde las redes internacionales a las que pertenecemos (WBCSD, CSR Europe, GRI) y partners como el Banco Interamericano de Desarrollo en proyectos de alto impacto. Gracias a estas colaboraciones, seguimos fortaleciendo el posicionamiento de nuestra organización como referente en el fomento de la RSE en España y Latinoamérica.
El último ha sido sin duda un año de grandes desafíos en las áreas ambiental y de buen gobierno a los que hemos respondido desde los Clústers de Cambio Climático y de Transparencia de Forética, analizando y aportando herramientas en temáticas destacadas como el vínculo entre el cambio climático y las ciudades o la importancia de mejorar el buen gobierno en las empresas no cotizadas, respectivamente.
Siguiendo el modelo de estas iniciativas, en 2018 comenzamos un nuevo y motivador proyecto, el Clúster de Impacto Social, para cubrir esta tercera área y dar respuesta a las necesidades de las empresas en esta temática. Precisamente la mejora del impacto social de empresas y organizaciones ha sido el objetivo de programas como Enterprise 2020 con más de 17.000 empleos creados, que han contribuido al Pacto Europeo por la Juventud, o como el Give & Gain, la Semana Internacional del Voluntariado Corporativo, con 1.100 voluntarios de 53 empresas que han beneficiado a más de 9.000 personas.
Vemos cómo nuevas empresas y organizaciones han reforzado su compromiso con la Norma SGE 21, cuya nueva versión ha entrado en vigor el pasado octubre junto a una nueva aproximación al estándar, la Evaluación de la Conformidad. Además, decenas de alumnos se han formado en la CSR Academy y hemos lanzado nuevas iniciativas como el Grupo de Acción en Economía Circular para analizar la implicación empresarial en la transición a este nuevo modelo.
Forética acaba de cumplir 18 años, superando objetivos y afrontando nuevos retos teniendo siempre presente su visión: maximizar la contribución positiva de empresas y organizaciones para alcanzar un futuro sostenible. Podemos decir sin miedo a equivocarnos que la RSE ha llegado también a su mayoría de edad, y que este futuro está cada vez más cerca.