En julio de 2017 fue nombrado responsable global de Sostenibilidad de KPMG. ¿Que ha supuesto asumir esta responsabilidad?
En KPMG se seleccionan a los responsables globales en función de equipos que analizan el desempeño de los candidatos y se selecciona a la persona más idónea. Yo formaba parte de ese equipo, junto a mi antecesor en el cargo, Adrian King, quien me dijo tras analizar junto a él a los candidatos: “Enhorabuena, has sido nombrado para el puesto más bonito que hay en el mundo”.
¿Cuáles son sus desafíos?
El gran cambio está en mi responsabilidad, ya dirigía el área de Sostenibilidad de KPMG para la región de Europa, Oriente Medio y África (EMA) y ahora tengo por delante el reto de dirigir a un equipo de más de 1.000 personas que trabajan en Sostenibilidad para la firma en todo el mundo.
Ahora mismo mi trabajo tiene cuatro pilares estratégicos. Por una parte, impulsar la digitalización de los servicios sostenibles. Se ha priorizado este punto en el plan estratégico pues los servicios que ofrecemos en materia de Sostenibilidad están sufriendo una transformación muy importante. Las herramientas clásicas de reporting, materialidad, aseguramiento, riesgo y medición del impacto, están cambiando. Y mi objetivo es desarrollar propuestas competitivas.
En segundo lugar, impulsaremos la integración de los servicios de Sostenibilidad a nivel interno en KPMG. Hasta ahora podían trabajar de forma autónoma, pero eso ya no es posible. Hibridarlos es fundamental para trabajar en áreas como cadena de suministro, personas, estrategias, reputación, etc. Además, así se enriquecerá la propuesta de KPMG a nivel global y su visión a largo plazo y nuestro nuevo presidente, Bill Thomas, apuesta por ello.
La tercera prioridad es el desarrollo de proyectos de cocreación. Hay diferentes lugares donde la Sostenibilidad está en impulsándose, fundamentalmente en el área Asia-Pácifico, parte de Latinoamérica y zonas de EEUU. En estos mercados llevamos a cabo servicios de consultoría conjuntos con el cliente, diseñando desde cero en muchas ocasiones. Es una forma distinta de trabajar, mucho más personalizada y original. Gran parte de los proyectos están en el sector tecnológico y en los nuevos negocios.
Por último, el cuarto pilar es el de la influencia. Para poder desarrollar este tipo de pensamiento necesitamos crecer en opinión. Como firma creemos que nuestro papel es generar confianza e impulsar el cambio. Para ello debemos estar presentes en los espacios donde se están pensando las reglas que diseñan las nuevas relaciones entre empresas, ciudadanía y gobierno; un ejemplo de ello son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las nuevas formas de reporting o los mercados de carbono.
¿El cargo tiene duración específica?
No tiene una duración específica, pueden ser uno año, dos o cuatro como mucho. Tenemos la costumbre de rotar. Creo que hay que llegar a los sitios pensando qué es lo que vas a dejar cuando te marches. Una vez que cumpla con los cuatro desafíos, deje las cosas mejor que las encontré y esté satisfecho con el trabajo realizado, volveré a mis responsabilidades en España.
En 2003 se incorporó a KPMG. En 2013, fue nombrado socio y responsable de Gobierno Corporativo, Riesgo y Cumplimiento (GRC) y ya lideraba entonces el área de Sostenibilidad de KPMG para la región de Europa, Oriente Medio y África (EMA). ¿Cómo ha evolucionado la RSE desde 2003?
Recuerdo cuando trabajaba en la Fundación Entorno, que traía a figuras como Allan White, fundador de GRI, o a miembros del DJSI, y a pesar de su reconocimiento internacional tenía miedo a que la sala estuviese vacía.
Al inicio casi no había presupuesto para memorias de Sostenibilidad o planes y 15 años después, el reporting se ha convertido en el gran impulsor de la Responsabilidad Social en España. Hoy en día un 87% de las 100 grandes compañías españolas ya cuenta con una memoria y el reporting ha sido el punto de partida para canalizar una energía que estaba latente en las compañías, consiguiendo unir departamentos, mapear la materialidad, crear objetivos y metas comunes en la organización, elaborar planes estratégicos orientados a la Sostenibilidad y, en última instancia, crear comités específicos para dirigir estos temas.
En líneas generales se ha pasado de reportar información para cumplir con una serie de indicadores a integrar la Sostenibilidad dentro de la organización a nivel estratégico. Además, en los últimos años se está viviendo un cambio generacional de los dirses en las compañías.
¿Qué palancas han impulsado el desarrollo de la Responsabilidad Social?
Citaría la evolución del reporting; la lucha contra el cambio climático y el Acuerdo de París de 2015; el impulso de los derechos humanos tras el Informe Ruggie sobre los Principios Rectores sobre las Empresas y los DDHH, impulsado por la ONU; el papel de los inversores como fuerza impulsora de la Sostenibilidad en índices como el DJSI o el FTS4Good y de la Inversión Socialmente Responsable; y en España la legislación como el nuevo Código de Buen Gobierno para las empresas cotizadas de las CNMV o la transposición de la Directiva sobre Información no financiera y diversidad de la Comisión Europea. Por otro lado, también ha ayudado el trabajo de organizaciones como Pacto Mundial, Fundación SERES, Forética o Club de Excelencia en Sostenibilidad, así como el de los medios especializados, como Corresponsables para impulsar la Responsabilidad Social.
¿2015 ha sido el punto de inflexión de la Sostenibilidad con la aprobación de los ODS y el Acuerdo de París?
Los ODS y el Acuerdo de París para frenar el cambio climático han puesto en la agenda global el desarrollo sostenible. Con los ODS, tengo un sentimiento contradictorio. Al principio no creía en su funcionamiento, pero a día de hoy estoy muy sorprendido de la fuerza que han cogido dentro de las empresas, los gobiernos y la ciudadanía. Se ha cumplido el primer objetivo de colocar a los ODS en la agenda global. No obstante, nos queda el aterrizaje de los ODS a nivel corporativo más allá de clasificar la actividad de reporte en torno a estos.
¿Qué está suponiendo la transposición de la Directiva de Información no financiera?
Hay que hacer un ejercicio de observación y ver a cuántas empresas afecta la Ley de Información no financiera, qué contenido tiene y los tiempos en los que se redactó. Considero que haber aprobado el decreto tan solo un año antes de la entregaobligatoria de informes ha generado un efecto de prisa y pánico dentro de las compañías, pues se han visto obligadas a generar informes en plazos muy cortos de tiempo afectando al contenido de los mismos. Si queremos reforzar las políticas de RSE y que estas generen impacto hay que hacer las cosas con tiempo. Aunque también es verdad que las empresas que ya venían haciendo informes de Sostenibilidad no están teniendo muchos problemas.
¿Cómo considera que va a evolucionar el reporting en los próximos años?
Los próximos años asistiremos a una evolución en el tratamiento de la información no financiera. Las compañías pasaran sólo de recoger y compilar datos, a gestionar esa información. Es decir, se crearán cuadros de mando que incorporen indicadores alineados con la estrategia sostenible de la compañía, los cuales podrán articularse a diario. No hará falta esperar un año para compilar la información, sino que se gestionará día a día, como puede hacerlo un departamento financiero.
Por otro lado, existe un dilema en cuanto al formato de reporte. Existen dos modelos, el americano basado en la comparabilidad y el europeo basado en la materialidad y GRI. Las compañías se enfrentan al problema de no saber qué formato escoger a la hora de crear sus cuadros de mando. En mi opinión el modelo americano basado en KPI irá dando paso al modelo europeo mucho más útil y analítico.
¿Cómo ve la RSE en las pymes?
Creo que las pymes cada vez existen menos y tenderán a desaparecer. Casi nadie compra por estos canales, la gente prefiere las grandes superficies, internet, y a los proveedores de las compañías. Por eso, las pymes deberán adaptarse a las exigencias sostenibles marcadas por sus proveedores, clientes y cadenas de suministros. Por otra parte, me gustaría destacar la realidad del emprendimiento global, los denominados ‘unicornios’, nuevas empresas que transforman el mundo, ya sea a través de startups o empresas sociales o medioambientales. Todas ellas tienen una característica, y es que están dirigidas por personas con preocupaciones éticas, sociales y medioambientales y eso se traduce en una mayor responsabilidad de sus empresas a la hora de ejercer sus actividades, por lo que el futuro es muy esperanzador.
¿Cómo gestionan la Sostenibilidad en KPMG?
En KPMG tenemos tres prioridades. Por una parte, generar confianza a través de un trabajo íntegro y de calidad. Por otra parte, gestionar el talento de las personas mediante políticas de igualdad de oportunidades, planes de conciliación, salario profesional o diversidad. Y, por último, crear oportunidades para potenciar el talento existente para aquellos que cuentan con menos oportunidades. En este sentido, queremos reforzar al tercer sector con nuestro conocimiento y ofrecer oportunidades.