Su lema es: “creemos que el mundo será más rico en la medida en que más personas participen de él”. ¿Qué significa este lema para la Fundación Carmen Pardo-Valcarce?
Ese lema es algo que se desprende de nuestra misión que es trabajar por los derechos y la participación de las personas con discapacidad intelectual en la sociedad. La parte concreta es que diseñamos apoyos y servicios donde ellos encuentran barreras para participar igual que todos y lo hacemos en la medida en que creemos que la sociedad será más rica mientras más personas participen en ella. En nuestra organización trabajamos para que todos tengamos el mismo derecho al empleo, a la formación y a la educación.
No solo creemos que esto es una cuestión de derechos sino que hacemos una sociedad más rica en cuanto más incluyentes somos. Además, cada vez que una empresa contrata en su plantilla a una persona con discapacidad intelectual la está haciendo mucho más diversa y competitiva, y se equipara a la realidad que te vas a encontrar ahí afuera.
La fundación se crea en 1948 y tiene un gran recorrido. ¿Cómo ha evolucionado y cómo ha crecido en estos últimos años?
Hemos duplicado en los últimos seis años el presupuesto, la plantilla y los recursos atendidos. Hablando un poco de cifras en nuestro sistema de empleo protegido, hay ya 130 personas trabajando con su sueldo y su nómina, hacemos al año cerca de 55 inserciones laborales en empresas de distintas áreas y atendemos a unas 1.000 personas al año con nuestros diversos servicios.
Trabajan en cinco áreas: formación, empleo, ocio, vivienda y acompañamiento ¿Cómo se retroalimentan y qué destacaría de cada una de ellas?
Como la idea es construir puentes allí donde ellos encuentran muros, somos una entidad muy activa y estamos al tanto de la vida de las personas con discapacidad para encontrar dónde tienen problemas.
Cuando vimos que nadie estaba atendiendo los problemas de salud mental, en los alumnos del colegio o las personas con discapacidad que trabajaban con nosotros, encontramos esa problemática y nos pusimos manos a la obra para montar una red que atendiera sus problemas en ese aspecto.
En nuestras andaduras también nos topamos con que eran muy vulnerables a ser víctimas de abusos, sobre todo abusos sexuales, así que pusimos en marcha una unidad de acceso a la Justicia que garantiza que sus derechos en este ámbito también se respeten. Igualmente, cuando terminaban el colegio no tenían como trabajar ni continuar su educación, así que nos pusimos manos a la obra para crear un módulo de educación superior. Siempre vamos creciendo con las personas que trabajamos, detectando dónde se encuentran barreras y allí es donde ofrecemos servicios.
Estamos realizando esta entrevista en las instalaciones de la fundación. ¿Qué destacaría de este entorno ahora mismo y cómo es el día a día?
En nuestra sede desarrollamos empleo protegido y hay que destacar la profesionalidad de nuestros trabajadores con discapacidad. Nosotros lo vivimos todos los días y probablemente sea lo que la gente no conozca tanto y por eso los ven como personas más dependientes que necesitan muchos cuidados pero de hecho son muy independientes y profesionales. Además, puede que este empleo sea el único ingreso que tienen en casa y esto rompe con lo que piensa la mayoría de la gente que los ve como personas que dependen más de la Administración.
Otro de nuestros lemas es la ‘Sostenibilidad de los servicios’. Ello significa que cada vez que una persona ingresa en el mercado laboral está haciendo nuestra sociedad más diversa y más sostenible porque en vez de ocupar una plaza asistencial u obtener una pensión, se suma a producir y a participar en el mundo social.
¿Qué supone para una empresa incorporar a una persona con discapacidad en su plantilla, qué gana la compañía con esto?
Cuando hay diversidad en una empresa, hay una plantilla competitiva que refleja la visión de la sociedad. Si no se tienen personas diferentes que aporten otras miradas sin duda se estará en inferioridad con tus competidores. Además, al incorporar una persona con discapacidad se desarrollan destrezas nuevas como la paciencia, el cuidado del otro y el compañerismo, así que la introducción de una persona así en la empresa moviliza siempre cosas muy buenas.
En su experiencia, ¿cómo ha evolucionado la colaboración entre las empresas y las entidades no lucrativas?
Durante estos años nos hemos dado cuenta que hay mucho que aprender de la empresa, que nos tenemos que profesionalizar y cada día se incorpora más gente con formación empresarial en nuestra plantilla. También notamos que las empresas cada vez quieren participar no sólo desde la mera donación no solo desde el donativo sino también involucrándose, haciendo voluntariado, siendo mentores de un alumno nuestro con discapacidad, así que cada vez nos vinculamos más para compartir lo bueno que tenemos tanto la empresa como el tercer sector y hacer así un trasvase para que todos podamos ser mejores.
¿Qué logros destacaría del 2015 en la Fundación?
Uno de los logros es tender a diseñar servicios que huyan cada vez más de lo asistencial, que sean inclusivos y que hagan que las personas participen. Por eso la formación para el empleo es un puente para las personas con discapacidad. Tenemos un nuevo proyecto para que puedan salir de la etapa formativa y pasar directamente a obtener un empleo ordinario. De hecho, el 21 de junio se ha graduado la primera promoción de la Fundación después de tres años de formación y sin duda será uno de esos momentos para celebrar.
¿En qué está trabajando la fundación en este 2016?
Estamos trabajando en la transformación social. En hacer proyectos que generen un cambio en las vidas y la visión que tenemos de las personas con discapacidad intelectual. El año pasado comenzamos un proyecto pionero de vida independiente porque a las personas con discapacidad intelectual tendemos a verlas como si siempre fueran a vivir con sus padres, pero la gran preocupación es qué será de ellos el día de mañana cuando los padres no estén. Por eso estamos trabajando con los padres y con los hermanos para que aprendan a vivir de manera independiente una vez que consiguen trabajo. Ahora tenemos 30 personas con discapacidad intelectual viviendo solas en la comunidad y con ello estamos haciendo que participen como todos de una vida que no dependa siempre del asistencialismo.
Para 2016 también tenemos el reto de la participación de nuestro club deportivo en las Paralimpiadas de Río de Janeiro. Contamos con el apoyo de algunas empresas y hemos conseguido que tres de nuestros deportistas de élite sean candidatos en las próximas Paralimpiadas, así que muy probablemente en el 2016 tendremos medallas olímpicas.
¿Qué supone el parque Fundaland dentro de la sede para que los niños jueguen?
Una de las claves para poder poner en marcha proyectos pioneros es que tenemos nuestro propio patrimonio de la Fundación, que en su momento fundó Carmen Pardo-Valcarce, y que al final es la tierra que tenemos, así que en uno de los espacios que nos sobraban hemos montado un club de ocio infantil, lo llamamos Fundaland. Vienen niños de todo Madrid a jugar y permite que los menores puedan venir y convivir con la discapacidad. Sin duda, es un proyecto precioso.