¿Cómo valora los resultados del referéndum del Brexit y la situación en la que queda el Reino Unido tras su salida de la Unión Europea?
El resultado del referéndum en Reino Unido es desastroso y tiene un precio que vamos a tener que pagar durante años. Las consecuencias directas del referéndum son el odio y el racismo y lo estamos viendo con el desmesurado incremento de incidentes xenófobos que se están produciendo en las últimas semanas. Este referéndum se ha sustentado en una mentira tras otra y ha sido utilizado para encontrar chivos expiatorios, quienes en este caso han sido los refugiados, considerados los culpables de todos los problemas de los británicos.
En sus libros habla sobre la ‘demonización’ de la clase obrera. ¿Por qué cree que la clase social trabajadora está desacreditada?
Por varias razones. La primera es por creer que esta clase es subversiva porque alienta a las personas a tener un sentimiento de identidad colectiva o la idea de que se organizan juntos para ganar concesiones de otra clase social. La idea es que tú puedas hacer sentir a la gente como un individuo externo a una organización y que cada quién busque cómo ganarse la vida.
Ha habido un cambio en la manera de ver el desempleo y la pobreza, problemas sociales que necesitan una solución colectiva para los fracasos individuales. Se supone que si tienes éxito y te vuelves rico es porque eres mejor y si fallas es porque eres peor y es culpa tuya. Y eso es una buena forma de justificar la desigualdad. Además, también se están atacando a las instituciones obreras como los sindicatos con causas públicas y la falta de orgullo en los trabajadores de las industrias. Últimamente se está atacando o ‘demonizando’, si lo prefieres, todo esto. Y esta es la idea por la que se vuelve más fácil justificar racionalmente la desigualdad.
¿Qué pasa con el rol de las empresas y su Responsabilidad Social? ¿Cree que es una buena forma de mejorar la situación actual?
Las compañías deberían reconocer a los sindicatos porque resultan beneficiosos para la sociedad. Realmente, cuando se tienen sindicatos fuertes es bueno para la economía del país porque se traduce en más dinero en la cartera de los ciudadanos, algo positivo para todos. Por eso creo que una buena empresa, una empresa consciente aceptará trabajar con sindicatos por el bien de la sociedad. También considero necesario trabajar en los balances económicos de las compañías, porque cuando se tienen pagos excesivos nunca es bueno y destruye los posibles riesgos que la compañía puede tomar. Así que la respuesta es sí; se puede lograr una empresa socialmente responsable que trabaje con sindicatos y que obtenga buenos resultados.
Aquí en España, al igual que en otros países europeos, la inequidad social está creciendo. ¿Qué piensa sobre eso? ¿Cómo podríamos encarar esta situación?
La inequidad se manifiesta de muchas maneras. Una es, por ejemplo, en el excesivo bienestar de aquellos que están en la top class y que siguen creciendo, incluso durante una crisis económica. Eso afecta desproporcionalmente a millones de personas y especialmente a las mujeres, quienes sufren los costes del trabajo, pierden la seguridad social y empeoran su calidad de vida. También esto tiene un impacto en la juventud, porque las generaciones de jóvenes de clase media han sufrido la peor parte en los últimos años.
Las sucesivas privatizaciones, elevar los impuestos para formar una globalización, los débiles derechos de los sindicatos... todo eso ha incrementado la desigualdad y es por eso que se necesitan políticas para corregirla, porque la desigualdad golpea directamente a la economía. Deberíamos argumentar que la equidad es buena para todo el mundo, no solamente para los de ‘arriba’.
Retomando el tema de los refugiados, ¿qué opina sobre el papel que están tomando los líderes europeos y su actuación frente a esta crisis?
Creo que es terrible lo que está ocurriendo con los refugiados porque ellos viven en medio de la violencia y la guerra. Estuve un tiempo en un campo de refugiados donde la gente huía de la guerra en Yemen, donde caían bombas británicas.
Muchas personas piensan que en este conflicto tienen una responsabilidad parcial pero están en primera línea. Líbano por ejemplo, tiene una población de cuatro millones de personas y está acogiendo a 1, 5 millones de refugiados, en Turquía son como dos millones y en cambio, Europa solo está contemplando cómo los refugiados huyen del horror, la guerra y la violencia, les está dándoles la espalda, está dejándolos morir.
Si en Líbano y Turquía están ayudando, incluso teniendo menos recursos, creo que nosotros también podríamos hacer más. Alemania se lleva casi todo el crédito de este compromiso, Gran Bretaña no lo tiene, por desgracia, y como británico me avergüenzo del gobierno. Debemos construir el argumento de ayudar a los refugiados en base a la humanidad.