Sin embargo, sigue siendo muy difícil para los periodistas evaluar cada una de las informaciones que llegan a la mesa de la redacción cada día contando las acciones y actuaciones en valores que cada una de las sociedades remitentes ha realizado en las últimas horas.
El problema es que el periodista sigue teniendo una gran desconfianza a la hora de asegurarse de que se trata de una intención genuina y, en su caso, si merece la pena publicarla. Si atendemos al volumen del número de notas de prensa que le llegan al periodista, está claro que, en una gran mayoría de los casos, termina optando por no hacerse eco de ellas, para no convertirse en correa de transmisión de las campañas de márketing y publicidad, que pueda ser interpretada como una concesión del periodista hacia la presión de la empresa para lograr la difusión de su remitido.(…)
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