Al igual que el buen gobierno, se trata de un activo que en algunas compañías lleva gestionándose desde hace décadas. Es más, hay compañías que ya nacieron con una clara orientación hacia el bienestar de sus localidades de origen. Y ello a pesar de que en esos momentos el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no estaba definido -desgraciadamente, ahora tampoco lo está-. De alguna manera, ha habido emprendedores que se han adelantado a aquellos que creen que este es un invento o una moda del siglo XXI.(…)
Se trata de buscar instrumentos que permitan difundir al máximo la importancia de estas actividades, que pongan de manifiesto el beneficio que tienen para la empresa en particular y para la ciudadanía en general y de facilitar que los principales agentes sociales -ONG, medios de comunicación, sindicatos- puedan acceder, analizar y opinar sobre ellas. Como ocurre a menudo en la economía internacional, lo esencial no es inventar o crear nuevos mecanismos, sino ver lo que se está haciendo en el resto de Europa y en el mundo y adaptarlo a la realidad española. Si se logra implantar este enfoque, no sólo se dará un paso decisivo hacia una mayor RSC, sino que también se producirá un nuevo salto hacia un mayor reconocimiento del espíritu emprendedor.
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