Es un concepto por el que las empresas deciden voluntariamente contribuir a alcanzar una sociedad más comprometida con los menos favorecidos, más respetuosa con el medio ambiente, que permita garantizar un desarrollo sostenible invirtiendo más en el capital humano, en el entorno y en las relaciones con los públicos.
La calidad, viabilidad, sostenibilidad y transparencia son los fundamentos básicos por los que se debe regir una organización que pretenda proyectarse hacia un modelo de RSC y, para ello, es necesario modificar el concepto tradicional de rentabilidad, medido en términos cuantitativos de retorno de la inversión, por otro mucho más amplio en el que los activos intangibles, como la ética empresarial, la reputación, la confianza o la imagen de empresa son una fuente segura de generación de ventajas competitivas.(…)
La comunicación debería ser un área estratégica vital para las diferentes empresas del sector farmacéutico si se quiere cambiar la percepción que la sociedad tiene de este sector. Es necesario dar un mayor impulso a todo este asunto.
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