Hace un año se celebró la Cumbre sobre el Cambio Climático de Copenhague y la visión generalizada que se tiene es que fue un fracaso. ¿Comparte esa idea?
Efectivamente, mucha gente considera la Cumbre de Copenhague como un fracaso, porque no se llegó a alcanzar un tratado vinculante. Yo no lo calificaría como fracaso porque fue un éxito. En primer lugar, porque tenemos objetivos de emisiones de CO2 para 42 países industrializados. En segundo lugar, porque 40 países en vías en desarrollo ya han elaborado planes de acción nacional, lo que suma que más de 80 países, que representan más del 80% de las emisiones de CO2, han logrado una acción insuficiente, pero global contra el cambio climático. En tercer lugar, porque en Copenhague se comprometieron 30.000 millones de dólares a corto plazo, y 100.000 millones a largo plazo, para ayudar a los países en vías de desarrollo para luchar contra el cambio climático. Por último, se firmó el Acuerdo de Copenhague, un documento un tanto polémico, pero que da respuesta a los principales problemas del cambio climático.
¿Y qué se puede esperar de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Cancún?
El objetivo de todos los países es llegar a un tratado vinculante, pero claro, los países tienen que conocer los contenidos de ese tratado antes de ser aprobado y este es el motivo por el que fue imposible llegar a un acuerdo el Copenhague. Por esa misma razón, será imposible llegar a un acuerdo vinculante en Cancún, porque primero habrá que saber sus contenidos. La importancia de Cancún es dar una mayor claridad a una serie de materias: adaptación, mitigación, tecnología, financiación, capacidad de reacción y también problemas forestales.
Entonces…
Creo que si en Cancún se llega a aclarar un poco como va a funcionar en la práctica las relaciones que se quieren establecer en todas estas materias será posible llegar a un tratado vinculante en futuras cumbres. Eso hace que la conferencia de Cancún sea menos atractiva o glamurosa, pero muy importante para el futuro.
Si en Cancún parece que no llegará el tratado vinculante, ¿para cuándo se puede esperar?
La siguiente conferencia tendrá lugar en Sudáfrica en 2011, pero ya se está hablando de que no se alcanzará un acuerdo vinculante hasta Brasil en la Conferencia de Río de Janeiro de 2012 para conmemorar la Cumbre de la Tierra de 1992 que tuvo lugar en esa ciudad. Espero que esto no ocurra, porque sino el cambio climático se va a mezclar con la agenda política y será más difícil.
¿Qué papel tienen que desempeñar Estados Unidos, China y los países en vías de desarrollo para alcanzar un acuerdo vinculante en un futuro próximo?
Sin el acuerdo de todos los países no se puede llegar a un acuerdo global. Los objetivos de Estados Unidos, China, Brasil o India no van a cambiar en lo fundamental, sin embargo tienen que encontrar una base de implementación común.
En su opinión, ¿Cancún va a ser un éxito o un fracaso?
Cancún tiene que ser un éxito. Al cambio climático se le sacó una tarjeta amarilla en Copenhague y se tiene que generar un avance importante, porque si no puede ver la segunda tarjeta amarilla. Lo importante es que desde el mundo empresarial se está produ¬ciendo un avance en esta materia.
¿Cómo están respondiendo las empresas españolas ante el reto del cambio climático?
Mi impresión es que las empresas españolas son más o menos conscientes del problema del cambio climático y están concienciadas. Lo importante es que se siga profundizando en las políticas del cambio climático y en su impacto, porque tiene una agenda más amplia, la escasez de materias primas, la crisis energética o el crecimiento demográfico.
Uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es el de ayudar a las empresas a entender esas otras tendencias y lo que suponen en cuanto a riesgos y oportunidades para el futuro. Y es que las multinacionales españolas no solo tienen que cumplir las políticas de la Unión Europea sino también las de Asia y Latinoamérica. Además, ya sabemos lo que nos va a pasar en 2020, porque está previsto. Lo importante es saber si las compañías han hecho los deberes para afrontar el marco del cambio climático. Porque en 2020 está previsto que la producción se realice con un 20% menos de carbono y ese escenario está al lado.
¿Están preparados los ingenieros que salen ahora de las universidades para afrontar este reto?
Cuando hablamos de incertidumbre, está claro que existen, pero tarde o temprano tendremos un acuerdo vinculante y ahora mismo habría que pensar cómo el cambio climático afectará a los sectores, no sólo el energético, sino al de productos o servicios. Se puede decir que se genera una oportunidad enorme en el mundo de los negocios.
Desde su experiencia y tras su paso como secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidades sobre el Cambio Climático (CMNUCC), ¿cómo ha evolucionado la lucha contra el cambio climático?
Afortunadamente, sí ha habido cambios. Tras la cumbre de Bali se entendió que teníamos que enfrentarnos al cambio climático de forma global, porque es algo que nos afecta a todos.
Por otra parte, nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene el cambio climático en términos económicos y no solo ecológicos. En otro orden de cosas, Copenhague ha situado el cambio climático en el único lugar de la agenda donde debe estar, que es el primero. Se hizo un gran esfuerzo para atraer a los presidentes de Gobierno para que fueran a Copenhague, porque también hay que implicar a los políticos.
Solo con un compromiso político al más alto nivel se puede lograr algo bueno, no solo para el planeta sino también para nosotros mismos. Además, el cambio climático se ha convertido en algo crucial para la agenda económica de países y empresas y también para los ciudadanos.