No voy a poder dejar de decir algunas cosas, le pese a quien le pese: la agricultura ecológica debería estar mucho más apoyada por la Administración. Porque, además de sus beneficios medioambientales y para la salud de agricultores y consumidores, es un importante bálsamo para nuestras eco-nomías en estos momentos de incertidumbres. Mientras tantos sectores se desploman, y mientras los políticos (sean del color que sean) dan palos de ciego y siguen protegiendo a las industrias y empresas ‘de toda la vida’, cuyos problemas acabamos solucionando todos nosotros con nuestros impuestos, el sector de la agricultura ecológica produce algo más que fantasiosos ‘brotes verdes’. Es una realidad consolidada y con futuro. En vez de ayudar a los que se hunden, contaminantes y usureros, la Administración debería fijarse en aquellos sectores que crean puestos de trabajo, respetan el medio y a los consumidores y fijan la población en los entornos rurales”. No me importa levantar sarpullidos, pero sí me indigna que la clase política siga mirando hacia otro lado. Desde el principio, en BioCultura y desde la As. Vida Sana hemos basado nuestra actividad en la coherencia y en que la autocensura no nos colapsara, algo tan normal en la actualidad, tiempo de servilismos inútiles. Hemos salido adelante siempre, precisamente, no gracias a la autocontención, sino gracias al llamar a las cosas por su nombre.
Enfermedades de la civilización
Según reconoce la propias OMS, el 80% de la enfermedades de la civilización tienen que ver con una dieta errónea y contaminada y con tóxicos ambientales. La alimentación convencional conlleva todo tipo de problemas: medioambientales (se contaminan las aguas, los ecosistemas, se pierde biodiversidad, se modifica el clima, se erosiona el suelo, etc.); económicos (se concentra el poder económico en pocas manos, se beneficia a los más poderosos en detrimento de las clases campesinas; sociales (se pierde población rural, se abandonan los campos, se beneficia a los monocultivos, se pierden paisajes, se abandonan tradiciones agrogastronómicas, etc.); sanitarias (problemas de salud por residuos tóxicos en alimentos (pesticidas, herbicidas, conservantes, transgénicos, nanotecnología, etc.). La respuesta a todo esto es una alimentación que, progresivamente, avance hacia la agroecología en el marco de unas eco-nomías cada vez más relocalizadas que aboguen por los productos locales, artesanos y de temporada. Además, estaríamos luchando también contra el cambio climático, pues la agroindustria, con sus prácticas salvajes, es destructora de la biodiversidad y una gran contribuyente al calentamiento global.
Seguridad alimentaria
BioCultura está en el origen de la puesta en público de los productos procedentes de la producción ecológica. Hemos compaginado un proyecto ferial, con un lugar de encuentro de inquietudes de personales y profesionales que trabajan por un mundo mejor. Hemos huido de las verdades a medias y nos hemos enfrentado y denunciado repetidamente lo que consideramos que es un atentado contra la seguridad alimentaria. Las administraciones públicas no han tenido más remedio que adaptarse a los tiempos. Primero, nos miraban como si fuéramos unos iluminados de otro mundo. Luego, empezaron a tímidamente recoger las bases de la producción ecológica con la intención de legislar lo que parecía un sector al alza en Europa. Más tarde, nos consideran una calidad diferenciada más, una de tantas. Ahora, parece que la evidencia de los desastres alimentarios y medioambientales… les muestra que no es tan fácil engañar a la gente y, menos todavía, a los más comprometidos. Ahora ya se apuntan al ‘carro bio’ pero ‘no se mojan’. Muy pronto, sólo les quedará empujar con nosotros, con todo el sector, para que las cosas cambien, para que España no sólo sea líder en producción de alimentos ecológicos dentro de la UE, sino que crezca proporcionalmente el consumo interior. Esto redundará en un sinfín de beneficios para nuestras eco-nomías, nuestros ecosistemas, nuestra salud y nuestras poblaciones rurales. Y no olvidemos que un país sano gasta muchísimo menos en sanidad pública, por no decir lo que gana en calidad de vida.
100% BIO
¿Es un sueño imaginar que el 100% de la producción agraria llegue a ser ecológica? No hay que soñar. Hay que seguir trabajando duro y con profesionalidad, pero también con un fuerte compromiso y con una visión activista y holística. Cuando empezamos, el número de hectáreas cultivadas de forma ecológica en España era 0. Hoy, casi llegamos a los dos millones. El mérito es de las personas y empresas decididas que apuestan por un mundo mejor. Desde BioCultura hemos aportado nuestro grano de arena y con nuestra actividad docente y editorial hemos mostrado y formado a miles y miles de personas para que esto sea posible. La agricultura ecológica y sus alimentos son sanos y necesarios. No perdamos la oportunidad de hacer que en nuestro mundo reine la biodiversidad, la armonía, la riqueza humana y la belleza…. cualidades éstas intrínsecas de un corazón y un alma tranquilas por un trabajo bien hecho.