Al otro lado del mundo, en un país acostumbrado a la exuberancia energética de los combustibles fósiles, el alcalde de Hawai ha hecho público su compromiso de conseguir que su isla funcione con un 100% de energías renovables. Billy Kenoi ha afirmado que esto es así “a nivel federal, estatal, comarcal, de comunidad: estamos en esto todos juntos.Todos reconocemos nuestro compromiso frente a nuestros hijos, las futuras generaciones y la calidad de vida en la isla de Hawai. En nuestra isla, nos gastamos más de mil millones de dólares cada año en importar petróleo para cubrir nuestras necesidades energéticas. Ese dinero se puede quedar aquí para construir una comunidad más próspera”.
El paralelismo no puede ser más cercano a la situación española. No sólo porque somos un país que se gasta más del 5% del PIB en importar energía de origen fósil y contaminante o porque tenemos islas que están en la misma situación que Hawai o porque el potencial renovable español es de los mayores de Europa, sino también porque nosotros tenemos que trabajar para mejorar nuestras comunidades, urbanas y rurales, para salir de la crisis económica y dar un mensaje de esperanza a nuestros jóvenes, que necesitan empleo, y a nuestros hijos, a los que tenemos que dejar un planeta mejor.
Aprovechar los recursos autóctonos, la industria local, el conocimiento y talento de nuestros profesionales para este objetivo es apostar por el futuro. Paralizar a la eólica, tal y como ha ocurrido con la moratoria que pesa sobre el sector desde enero, no.