Conforme establece el PNUD, es poco probable que se logre reducir a la mitad la pobreza extrema para el año 2015, lo cual implica una reformulación de los objetivos del Milenio, que posibiliten la inclusión de nuevas alternativas en la consecución de dichos objetivos y el involucramiento de nuevos actores de la vida social dominicana, tales como el sector empresarial, las ONGs y los órganos del gobierno en esta tan necesaria tarea que persigue mejorar las condiciones de vida de las personas menos favorecidas de la sociedad dominicana y la reducción a la mitad de la extrema pobreza existente en nuestro país.
Tal y como expresa la CEPAL-UNFPA, en su informe, para el año 2012, la tasa de pobreza en la República Dominicana lejos de disminuir, aumento de 41.4 al 42.2 por ciento, llegando a expresar que tal situación “revela el fracaso de la clase gobernante en el país que se aproxima a las seis décadas con uno de los más altos crecimientos económicos del continente, pero sin lograr adecuados servicios de salubridad, educación, energía, agua potable, transporte y seguridad”.
En este sentido, se hace necesario la promoción e inclusión de los sectores productivos privados de la nación en la formulación y ejecución de iniciativas de lucha contra la pobreza, por medio de la generación de incentivos a empleados que participen como voluntarios corporativos para impulsar el desarrollo estratégico y la erradicación de la pobreza en nuestro país.
En este sentido para lograr la mitigación de la pobreza se hace necesario que el sector empresarial entienda que el objetivo de las empresas va mas allá de la generación de utilidades o hacer dinero, entendiendo que las empresas están formadas por personas que la mayoría son innovadores, capaces de hacer más productiva a las empresas donde trabajan a la vez que incursionan en la realización de obras de bien social que en su gran medida pueden ser patrocinadas por el sector empresarial, sin que ello implique una diminución de los ingresos de los empleados que realizan ciertas actividades de voluntariado corporativo.
Dicho lo anterior, se hace necesario la generación de valor compartido a través del involucramiento de empleados y empresarios, para impulsar iniciativas sociales que persigan trabajar en forma compartida y la consecución de propósitos de las organizaciones empresariales, retos económicos e inversión en sostenibilidad.
De lo que se trata es que, las empresas brinden apoyo a sus empleados para que los mismos realicen algún tipo de aporte voluntario, que posibilite la mitigación de la pobreza en nuestro país, por medio del cual los profesionales, técnicos y microempresario sean socialmente responsables poniendo a disposición de las comunidades: iniciativas innovadoras, sus conocimientos y recursos económicos en la puesta en marcha de proyectos de lucha contra la pobreza.
Es por ello, que se ha demostrado que los empleados prefieren trabajar para empresas que entiendan que los mismos no necesitan abandonar sus valores cuando aceptan trabajar en una determinada empresa, sino que por el contrario entiende que resulta de alto interés social su involucramiento en actividades comunitarias que tiendan a generar algún valor añadido tanto a empresario como a empleado.
Conforme expresa Gregory Hills “crear valor compartido se refiere a la capacidad de una empresa de impulsar rentabilidad y una ventaja competitiva, creando a su vez valor para la sociedad. Sugiere un estrategia de innovación proactiva e intencionada que considera los retos de la sociedad no como limitaciones para el negocio, sino como oportunidades empresariales”
Sin duda la generación de oportunidades productivas a los sectores menos favorecidos de la sociedad lo convertirá en entes generadores de requisas y a la vez que se convierten en motores impulsores del desarrollo económico del país, a través de la adquisición de bienes y servicios. Es por ello que el verdadero beneficiario de la inversión de desarrollo social a través del voluntariado comparativo lo constituye el sector empresarial.
Es importante destacar, tal y como lo recoge CODESPA, en su trabajo titulado “Voluntariado corporativo para el desarrollo” que en muchos países las grandes empresas otorgan a sus empleados un total de cuatro hora al mes o cuatro días al año, no deducible de su salario, a los fines de que los mismos inviertan dicha facilidades en trabajo comunitario a través del voluntariado corporativo y en otras empresas sus directivos empresariales se involucran directamente en la formulación e implementación de iniciativa a través del voluntariado corporativo como forma de contribuir a la erradicación de la pobreza, entendiendo que cuanto menos pobres tenemos más capacidad de consumo se genera, lo cual se traduce en un desarrollo sostenido, lo cual incide en la disminución de la inseguridad ciudadana.
Es por ello, que en muchos países las grandes corporaciones empresariales han entendido que su incursión y apoyo al voluntariado corporativo y las buenas acciones sociales de los empleados (profesionales y técnicos) han contribuido al desarrollo sostenido, mitigación de la pobreza y generación de riqueza, permitiendo que dichos empleados y en algunos casos los propios directivos de las empresas se involucren en el asesoramiento de asociaciones de micro empresarios, impulsando la creación de negocios de asociaciones comunitarias, así como la promoción de los Derechos Humanos, Trabajo Justo, Disminución de la Corrupción y preservación del medio ambiente, todo lo cual se convierte en la base para que definitivamente demos inicio a un verdadero desarrollo humano que se traduzca en una mejoría para los menos favorecidos y la vez se generen nuevas fuentes productivas, mucho mayor poder adquisitivo, que se traduce en la generación de nuevos mercados para la colocación de los productos y servicios de los sectores empresariales y un beneficio para todos los sectores a través de la concientización de los sectores empresariales, las comunidades y las ONGs, los cuales entienden que el voluntariado corporativo es la opción que les queda al país para si no cumple en el 2015 con los objetivos del milenio; al menos hemos dados los pasos para impulsar el desarrollo sostenido.