En 2015, se ha dado un importante paso al frente con el lanzamiento del primer bono de impacto social en España , siendo, además, el primer bono de esta naturaleza lanzado por un emisor español, y el de mayor volumen hasta la fecha. Su objeto es la captación de fondos para financiar, a través de las líneas de mediación ICO, a las pequeñas y medianas empresas establecidas en regiones con una renta per cápita inferior a la media española, de modo que trabajadores autónomos y pequeñas y medianas empresas puedan mantener o crear empleo durante el periodo que dure la inversión. Estas comunidades tienen una tasa de desempleo igual o superior al 19%, con esta financiación, se busca facilitar su relanzamiento económico.
El éxito de la emisión ha excedido claramente nuestras expectativas, la demanda dobló nuestro objetivo de colocación (1.000 millones de euros) y esta emisión nos ha permitido incorporar nuevos inversores, al menos treinta identificados, y diversificar así nuestra base de clientes. Un 74% de los inversores son europeos, de los que un 15% españoles, y un 25% asiáticos. De esta experiencia podemos resaltar que han sido los inversores europeos los que han apostando fuerte y con convicción por este tipo de inversión con impacto social.
Para el ICO, además, se trata de un paso significativo a nivel corporativo en materia de responsabilidad social empresarial. Por un lado, permite integrar la RSE claramente en la gestión del negocio (tanto por la vía de los inversores, como por la de los clientes); por otro lado, supone una gran oportunidad de poner en valor la actividad socialmente responsable que el ICO desarrolla desde hace al menos dos décadas. Todo ello, vinculando parte de la inversión a la creación de empleo, un elemento estratégico y de vital importancia para la economía española, en estos momentos donde las tasas de desempleo resultan ser nuestra mayor preocupación.
A partir de ahora, el reto para el ICO es profundizar en el universo de la Inversión Socialmente Responsable y poder llegar a actuar de elemento tractor de otras entidades financieras o empresas españolas que quieran conectar diferentes causas sociales con los mercados de capitales, que contribuyan en el medio y largo plazo a la sostenibilidad de la industria financiera.
Es nuestro deseo que a corto plazo sean más las entidades que emitan productos de este tipo que puedan contribuir al desarrollo de las regiones y colectivos con mayores dificultades. Por nuestra parte, ICO como firme emisor de vanguardia, mantendrá su apuesta por seguir avanzando en este camino. Es más que una tendencia pasajera, es una demanda social, y está aquí para quedarse, por lo que debemos ser un referente no sólo como Entidad financiera responsable, sino también como Entidad Pública, y mantener un posicionamiento claro en este mercado.