¿Cuáles han sido los primeros compases en esta nueva dirección global de Endesa? ¿Cuáles son los nuevos objetivos?
La preocupación de Endesa por la sostenibilidad bajo la nueva organización toma un nuevo compromiso, esto es, la inclusión de la responsabilidad social corporativa y de iniciativas de desarrollo de la compañía hacia el futuro.
En el plan de sostenibilidad de la compañía se aprobaron siete compromisos y dos retos –estos últimos corresponden a cambio climático y enraizamiento local-. Muchos de ellos son ambiciosos y se han ido cumpliendo en el camino, pero siempre se dice que es un proceso de mejora continua. En este sentido, ¿en qué momento está la compañía en el ámbito de sostenibilidad?
Yo creo que si analizamos estos trece últimos años de informes de sostenibilidad, los logros alcanzados por Endesa son bastante positivos. Podríamos estar hablando de una reducción desde los años 90 de casi un 50% de emisiones de CO2, COX, nitrógeno y otras partículas. Prácticamente la totalidad de nuestra producción está dentro de certificaciones ISO. Contamos con compromisos de buen gobierno y con comunidades donde operamos. Vamos a seguir trabajando en las mismas líneas y con los mismos grupos de interés. Queremos incluir una concepción más amplia a nivel de sociedad, no solo a nivel de los clientes, ya que la energía es un bien básico de todos.
La electricidad es un bien que muchas veces no sabemos valorar. Es la única fuente de energía que en consumo tiene emisiones 0; es la única fuente que tiene mayor eficiencia en cuando a movilidad y climatizaciones en relación al gas u otros derivados del petróleo. En este sentido, esta es una de las líneas que nosotros vamos a emprender, o sea, ir generando consciencia alrededor de nuestro clientes para ir fomentando el uso de la electricidad como vector energético sostenible de emisiones 0 en consumo y sobre todo más eficiente. Es decir, provocar la electrificación de la demanda.
Un caso más claro sobre estas declaraciones es la iniciativa que Ciudad y Energía de esta empresa, la cual cuenta con un punto de fundamentación muy potente para su aplicación: el 80% de la población vive en ciudades; el 75% se consume en ciudades y emitimos el 80% de CO2 en ciudades. Este va a ser nuestra línea de trabajo prioritaria.
Es sin duda un reto que justo ha calzado con la situación de crisis económica y social de España. Desde esta perspectiva, se ha hablado mucho de pobreza energética. Endesa tiene iniciativas con municipios en esta materia. ¿Cómo se puede trabajar para ayudar a apalear los efectos de la crisis en las familias?
Nuestra posición con respecto a la pobreza energética es clara. Primero, como sector eléctrico, muchas veces a nivel estadístico hay algunos errores de conceptualización. Así, el consumo de electricidad para climatización es de un 15%, antecedente importante a tener en cuenta. Asimismo, en numerosas ocasiones, cuando hablamos de pobreza energética pareciera que los únicos que tenemos que decir algo sobre el tema somos los actores del sector eléctrico, premisa que no es necesariamente de esta forma. Una iniciativa importante es el bono social de la tarifa eléctrica, el cual tiene un coste de 230-240 millones aproximado. Debemos hacer algunos ajustes a esto según las directivas europeas aprobadas en el 2009, para que así se aplique la finalidad del programa.
Por otra parte, nosotros estamos intentando palear este problema de la crisis con un comportamiento del día a día. Tenemos casi 37 convenios con distintos ayuntamientos, los cuales representan el 50% de la población en nuestra área de distribución. Esto nos permite con trabajar para con las personas más desfavorecidas en materia energética. También entendemos que esto no es exclusivamente un problema de una compañía eléctrica, sino un problema general de la sociedad que debe ser abordado con las autoridades pertinentes. En este sentido, estamos trabajando con distintos ministerios para asegurar que el acceso universal a la energía sea un objetivo conseguible.
Últimamente ha habido mucho debate sobre el potencial rol que puede cumplir el vehículo eléctrico en materia de cambio climático. Esta ha sido una de las tantas apuestas de la compañía. ¿Qué puede aportar una compañía como Endesa a un fenómeno que parece cada vez más creciente?
La movilidad no se va a alcanzar por reemplazar un vehículo de combustión interna por un vehículo eléctrico, aunque la mejora es clara tanto en emisiones, rendimiento y consumo de energía por kilómetro recorrido. Yo creo que tenemos que adaptar dentro de este proyecto de Ciudad y Energía los consumos a las mejores prácticas, es decir, incorporar criterios eficientes de peatonalización, fomento de transporte público, utilización de bicicletas y uso de vehículos de carácter eléctrico. Estos últimos son los que menos energía consume y tienen emisiones cero.
Nuestro compromiso es total y queremos ser uno de los agentes que promueva que el vehículo eléctrico llegue en las mismas o mejores condiciones que cualquier oferta de vehículo de combustión interna. La legislación ha dado pasos en este sentido, aunque siguen faltando cosas para poder tener una dualidad en todos los tipos de vehículos. Es importante trabajar con la administración para que existan criterios de fiscalización que redirijan los esfuerzos de todos nosotros. Creemos que los impuestos no solamente son recaudatorios, sino deben ir alterando las costumbres y usos de la gente que los está pagando. Abogamos por políticas fiscales que vayan introducciones las buenas prácticas y el poder utilizar los mejores elementos para consumir y contaminar menos.
Sí, es un discurso que se viene escuchando desde hace tiempo y a algunos sectores de la sociedad les chocan, ya que hablar de consumo responsable en este ámbito se asocia a cada vez facturar más, siendo visto como un mero negocio. ¿Cómo conseguir que ese discurso cale más profundo y genera más confianza en los ciudadanos?
Muchas veces nos preguntan en diversos lugares si al hacer una política de eficiencia energética nos estamos yendo contra nuestra propia cuenta de resultados, ya que la gente estaría consumiendo menos de lo que han estado haciendo. La realidad es que cuando tenemos proyectos de inversión de generación y distribución, el único consumo que va a quedar es el consumo eficiente.
Una de las cosas que ha hecho Endesa en diferencia a otras compañías del sector energético es compaginar lo que sería la venta de electricidad y gas con la prestación de servicios de valor añadido. A la larga nos vamos a tener que convertir en una empresa dual de prestación de servicios y de vendedora de commodities. Esa combinación permitirá que nuestra cuenta de resultados no se vea alterada, sino que mucho más consolidada al no ir contra la corriente. Esto es una apuesta para el futuro y que va a favor de la tesis de sostenibilidad y compromiso social. Consumir energía no es solo un derecho, sino que también de deberes.
El medioambiente y el cambio climático han sido conceptos considerados por los planes de Endesa. Asimismo, muchas personalidades de diversos ámbitos los han colocado en la discusión pública, siendo frecuentemente escuchados en los medios de comunicación. ¿Cómo se puede lograr que todos los actores –empresarial, clientes corporativos, entre otros- trabajen y avancen de forma conjunta en materias medioambientales?
Es un reto importante y no sencillo. La preocupación por el cambio climático no se ha trasladado al día a día. Aún sigue siendo una preocupación de prensa. Desde esta perspectiva, Endesa tiene el compromiso de que sus activos tengan el mejor comportamiento posible en elementos de medio ambiente, particularmente emisiones. Desde el año 90 en adelante se ha producido una reducción de casi un 49% de las contaminaciones de nuestros activos. En el marco de Greenpower, tenemos una apuesta decidida a favor de las energías renovables y la eficiencia energética. Todas estas buenas prácticas hay que trasladarlas hacia el exterior de forma efectiva.
En relación a lo anterior, existen directivas europeas que nos marcan un régimen jurídico claro para poder tomar decisiones. El tema es que los compromisos tienen que ser vinculantes y no voluntaristas. Si no introducimos una nueva cultura de la energía y de comportamiento con respecto al medio, no llegaremos a nada. Los que nos dedicamos a esto tenemos mucho más compromisos que los actores que no tienen un rol activo sobre estos temas. Independientemente de esta situación, los consumidores en general deben comportarse como ciudadanos en estos asuntos, o sea, ser responsables en el consumo.
Cabe señalar que esto no es un problema meramente técnico, sino que decisión política y de compromiso social. Ahora tendremos elecciones municipales y a mí me gustaría que las distintas propuestas tuvieran un compromiso medioambiental de futuro. La hoja de rota europea habla de reducir las emisiones en un 85-90% al 2050. Sin embargo, para esto hay que tener retos intermedios. Si no lo hacemos pagaremos muy caro las consecuencias.
Hace algunos años publicamos con Endesa un Diccionario de Sostenibilidad y de Responsabilidad Social en el que se definían más de 5000 términos claves en estas materias. Últimamente, a mucha gente le termina por dar lo mismo la diferencia entre algunos conceptos, siendo el eje del compromiso social y ambiental el componente que aglutinaría el abanico de términos existentes. Desde esta perspectiva, ¿cómo ha visto la evolución de la sostenibilidad y de la RSE en España y América Latina, asumiendo sus definiciones originales?
Muchas veces la palabra sostenibilidad, desde que nació en el informe Brudland, ha ido perdiendo fuerza a causa de su encasillamiento en el ámbito ambiental. Si vamos a la definición original, el componente medioambiental es uno más entre otros. Falta la biodiversidad, la salud, el desarrollo social y el tema de la libertad.
El concepto de sostenibilidad es integral y debe ser entendido desde ese enfoque. En estos puntos, las empresas terminan simplificando las cosas en índices, parámetros y comportamientos de buen gobierno, que si bien son importantes, llevan a perder el enfoque de la globalidad y la diversidad. Si una empresa tiene una actividad social, clientes e interacción con el medio, la propuesta tiene que ser global. Las simplificaciones pueden resultar interesantes, pero cuando se tratan temas de desarrollo humano eso es un gran error. No debemos limitarnos netamente a criterios economicistas, sino que a lógicas más omnicomprensivas.
Lo anterior lo hemos ido aplicando en Endesa a partir de la promoción de una nueva cultura de la energía. Con nuestros empleados estamos trabajando sus consumos medios de energía y los resultados han superado expectativas, experimentando mejoras importantes. Nuestra voluntad es ir transmitiendo nuestros logros al exterior a través de las tecnologías disponibles, particularmente las redes sociales, promoviendo ciudadanos más activos y responsables.
En esa línea, con el cambio organizacional vivido por Endesa últimamente, ¿cómo se está trabajando las relaciones y coordinaciones internas en la empresa?
Con respecto a la relación con nuestros trabajadores, existen planes en marcha como el Plan Senda. También hay un plan que se llamará Empieza, relativo a la divulgación y compromiso por parte de los trabajados con los principios que promueva Endesa en el marco de una nueva cultura energética. Asimismo, hemos lanzado recientemente una Encuesta de Sostenibilidad y en cuatro días tuvimos un 40% de respuestas, lo cual es bastante bueno hasta el momento, debido a la gran extensión del instrumento de consulta. El trabajador de Endesa tiene que ser el primer embajador de esta nueva cultura del consumo energético.
Muchas compañías trabajan en temas de sostenibilidad y RSE pero no los dan a conocer de forma adecuada. ¿Cómo puede ayudar la comunicación al crecimiento y soporte de la sostenibilidad?
Para poder comunicar bien hay que tener cosas para comunicar. A veces algunos comunican ideas que aún no están ni siquiera diseñadas y eso no vale. Hay que poner el acento en hacer cosas, tener realidades concretas y luego contarlas. Para nosotros es un punto muy importante decirle al exterior que Endesa tiene una apuesta a favor de la sociedad, pero obviamente debe ser demostrado mediante iniciativas. Por ejemplo, cuando vemos temas de eficiencia en el alumbrado público, Endesa -unida con Enersol- se encuentra cambiando el alumbrado en 27 ayuntamientos de España. El problema es que muchas veces los medios de comunicaciones quieres números y datos, pero no discuten ideas y propuestas de cambio. Si no se discuten los aspectos de fondo de la iniciativa, difícilmente se dará a entender la lógica que envuelve la sostenibilidad y la responsabilidad social en los actores sociales estratégicos.
¿Cuáles serían los siguientes pasos para consolidar esta cultura de la Responsabilidad Social y Empresarial? ¿Cómo lograr que todos los actores participen de esta cruzada?
De la misma forma que ha pasado en Endesa y ENEL, estamos trabajando en ver cómo podemos dar una vuelta más a lo que son los KPI (Key Performance Indicator) y niveles de gestión empresarial.
En el marco de la nueva cultura, hemos sacado un nuevo decálogo sobre lo que deberían lograr los proyectos de una empresa. Una de estos aspectos es la replicabilidad y durabilidad durante el tiempo que sea necesario. Creemos que iniciativas que han sido muy puntuales terminan siendo replicas hitos funerarios de buenas prácticas que no se proyectan en el tiempo. La idea es que los proyectos sean continuos, constantes, habilitados de ser modernizados bajo nuevos contextos.
En este sentido, hay tres objetivos clave. Primero, trabajar en identificar nuevos KPI que sean más exigentes con nuestra actividad. Segundo, incorporar criterios de viabilidad y replicabilidad, facilitando que el mercado los pueda colocar sin mayor apoyo. Tercero y último, construir capacidad de multiplicación de los efectos de los proyectos. Estas líneas las hemos ido trabajando a nivel de empresa y seguiremos haciendo esto en la medida que contemos con la voluntad y el compromiso de todos quienes formamos parte de Endesa.
Unas palabras sobre Hernán Cortés
El papel de Hernán no solo ha sido primordial para que Endesa vaya cumpliendo sus objetivos, esté en índices destacados y obtenga reconocimientos sobre sus buenas prácticas, sino que también ha sido un agente fundamental para transmitir los mensajes de responsabilidad en la empresa y el exterior. En los siete años que llevo en Endesa, donde compartí muchos momentos con él, comprobé su capacidad de liderazgo y de posicionarse referente en materias de sostenibilidad y responsabilidad social. Los grupos de sostenibilidad territorial y el éxito que ha tenido Endesa en estos ámbitos se deben a la labor de Hernán y su excelente equipo de trabajo.