Este hecho, repetidamente denunciado, es un claro ejemplo de lo que la sociedad actual demanda a corporaciones y empresas de todo tipo: no sólo que creen puestos de trabajo y generen riqueza y oportunidades de progreso al país en que se radican sino que también se impliquen en una economía y en una sociedad más sostenibles y responsables con el entorno y sobre todo con las personas.
Conceptos como la responsabilidad social corporativa, la ética empresarial y la gestión responsable de las personas, si bien no son nuevos, están adquiriendo una mayor carta de naturaleza en nuestra sociedad. Aun queda mucho por avanzar. Se trata de un tema muy amplio y de profundo calado y en estas líneas quiero centrarme en particular en dos aspectos de la gestión responsable de las personas que aún tienen un largo camino por recorrer en nuestro país: la conciliación y racionalización horaria y la igualdad.
No es una novedad afirmar que los horarios laborales en España constituyen una singularidad entre los países de la UE, nuestro entorno natural. Que un trabajador invierta, como se dan casos, 12 horas desde que sale de su casa para trabajar a las ocho de la mañana y regrese a las ocho de la noche, periodo en el que se incluyen a veces hasta ¡dos! horas para comer, no deja de ser un disparate. La máxima defendida por ARHOE de ocho horas para trabajar, ocho para dormir y ocho para la vida privada, debería ser una exigencia y una premisa básica para cualquier trabajador español.
Del mismo modo, las medidas de flexibilidad horaria, el teletrabajo gracias a las nuevas tecnologías y, por qué no, una jornada intensiva más generalizada, debieran formar parte inexcusable de una gestión responsable de las personas en las organizaciones. Si esta gestión pretende, entre otras cosas, lograr una mayor satisfacción e implicación del trabajador en los objetivos y estrategias empresariales, los conceptos citados allanan sin duda el camino para lograrlo. No es una utopía, empresas muy importantes de nuestro país que aplican esas medidas reportan una mejora notable de la productividad e implicación de los trabajadores.
¿Qué obstáculos impiden una aplicación más generalizada de estas políticas de gestión? Sin duda uno de ellos es la pervivencia en España de una cultura “presentista” que valora más el tiempo de permanencia en el puesto de trabajo que la eficiencia y excelencia del mismo. Por otra parte, podríamos hablar de una “tibieza” por parte de las fuerzas sociales y políticas a la hora de afrontar estos cambios que, además de no suponer grandes inversiones, contribuirían a la modernización de nuestro entorno laboral y a un mayor bienestar de la población trabajadora. La conciliación no solo es productiva para las empresas sino también es una parte de un modelo justo . ¿Que exige esfuerzos?. Sí, pero las cosas que mejoran nuestra vida y además son justas son aquellas por las que vale la pena luchar y vivir.
A la hora de hablar de la igualdad en el mundo laboral, no está de más en primer lugar recordar una noticia del pasado mes de marzo en la que se consigna que en 2013 la brecha salarial de género en España era de un 19,3% en perjuicio de las mujeres ; solo cuatro países superaban ese porcentaje (datos de Eurostat). Debemos de seguir viviendo España como un país simpático pero siempre en las ultimas posiciones de los rankings que realmente hacen al país un entorno moderno, socialmente comprometido y además europeo, porque sí somos Europa pero además debemos de actuar como tales.
Y a ello deberíamos añadir algo que por sabido no es menos lamentable: no hacen falta estadísticas para saber que son las mujeres las que se dedican en su gran mayoría al cuidado del hogar y los hijos, compatibilizando estas tareas con su trabajo habitual, a pesar de que el número de hombres que participan activamente en esas tareas ha aumentado respecto a tiempos pasados. No se puede hablar de igualdad si sacar adelante a una familia supone un desgaste mayor para una parte de la pareja o, como ocurre a menudo, esta se vea obligada a abandonar su trabajo. El 6 de octubre celebramos un Congreso Internacional junto con CEU San Pablo sobre brecha salarial y sistemas productivos equitativos con la colaboración del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Estan invitados, y les sorprenderá las conclusiones a las que hemos llegado durante un año de estudio, entrevistas y análisis con empresas del país.
Estos dos problemas, que de modo breve he querido reseñar, podrían ser resueltos en gran parte con una gestión responsable del capital humano de las empresas. Pero ello precisa de la colaboración de todos: ciudadanos, trabajadores, empresarios y Administración. Y voluntad política de hacer cosas para los ciudadanos y no solo declaraciones de cara a la galería.