Tener a unos empleados que se sienten orgullosos de trabajar en una empresa que se preocupa por ellos y por su salud, redundará en su productividad y en la calidad de los productos/servicios que ésta ofrece. Además no debe olvidarse que tener un buen clima laboral influye en la reputación de la empresa que se proyecta hacia los clientes, proveedores y sociedad en general. En este sentido, es interesante observar también como el fomento de conductas y hábitos saludables en el entorno laboral, repercute muy favorablemente, más allá de los empleados, en toda la cadena de valor empresarial, ya que, en gran medida, su impacto, es también evidente en el servicio o producto que la empresa ofrece a la sociedad y en concreto a sus clientes.
En diez años las empresas han avanzado mucho en materia de responsabilidad social. Por aquel entonces hablar de conceptos de creación de valor, organizaciones saludables, priorización de grupos de interés, buen gobierno corporativo, etc., estaba reservado a unos pocos. Hoy en día, por suerte, estos conceptos están interiorizados por casi todos. No obstante, aún quedan muchos retos por delante en materia de responsabilidad social interna.
La responsabilidad social puede ser una forma de dar mayor visibilidad y prioridad a la salud en el trabajo, una verdadera oportunidad para que las empresas entren en ese ámbito de mejora voluntaria más allá de sus obligaciones jurídicas. El auge reciente en las empresas de fomentar hábitos saludables entre sus empleados a través de campañas de concienciación, programas de voluntariado corporativo relacionados con el deporte y la salud, adquisición de compromisos públicos empresariales como la adhesión a la
Declaración de Luxemburgo (que promueve la salud en el trabajo y la salud de los trabajadores), son algunos ejemplos para afirmar que la gestión responsable de las empresas en materia de salud, no tiene vuelta atrás. Ser una Empresa Saludable significa, según el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), “además del cumplimiento legal en materia de prevención de riesgos laborales, gestionar la salud de los trabajadores desde un enfoque integral e integrado, así como considerar la salud en todas las políticas de la empresa“. Todo ello retos sin duda para los próximos años. Es interesante analizar también las relaciones entre la salud, prevención y medio ambiente o, las relaciones entre la salud, seguridad, productividad y rentabilidad laboral. En todos estos ámbitos, diez años después, continúan existiendo oportunidades de mejora para las empresas e instituciones.
A modo de ejemplo, la salud y el medio que nos rodea están íntimamente relacionados. El aire que respiramos, el agua que bebemos, el entorno de trabajo o simplemente el interior de los edificios en los que vivimos o trabajamos tienen una gran implicación e impacto en el bienestar y salud de las personas. Por ese motivo, la calidad, la seguridad y la salubridad del entorno que nos rodea son vitales para una buena salud. Se ha avanzado mucho en considerar la salud y la seguridad en el trabajo, como aspectos fundamentales de la responsabilidad empresarial, pero es importante innovar hacia nuevas fronteras en línea con la preocupación ambiental y las nuevas tendencias laborales y de mercado.
La responsabilidad social es presente y futuro.