“Usando la etiqueta de ‘biodegradable’, vendedores y anunciantes han contribuido a la confusión”. Así lo asegura Tom Szaky, fundador de la empresa de reciclado TerraCycle y miembro de la comunidad Sustainable Brands que el 27 y 28 de abril celebra en España su primer encuentro –Sustainable Brands Barcelona– organizado por la consultora Quiero salvar el mundo haciendo marketing.
“Para los consumidores, la comprensión de lo que significa realmente biodegradable es crucial para la toma de decisiones sostenibles de compra y eliminación”, sostiene Szaky. “En un mercado de productos cada vez más impulsado por la sostenibilidad, el aumento de los plásticos etiquetados como ‘biodegradables’ se vuelve un componente cada vez más importante de la discusión”, añade.
LA PALABRA ‘BIODEGRADABILIDAD’
“Biodegradabilidad no se refiere tanto al origen de los materiales como a su composición en sí. Hoy día, el mercado de productos de consumo está dominado por plásticos duraderos derivados del petróleo. Estos se sintetizan para aprovechar su versatilidad y fuerza, especialmente por ser resistentes a la intemperie natural. Algo necesario en muchos productos y en el embalaje con el que se transportan. Esto es cierto también para muchos de los polímeros de base biológica que actualmente se utilizan”, explica el experto en reciclaje.
“Estos rasgos se dan en plásticos altamente refinados, con largas cadenas de polímeros complejos que son extremadamente resistentes a la degradación natural (y por microorganismos). Por tanto, la mayoría de los plásticos en el mercado hoy en día son simplemente no biodegradables, incluso aquellos de origen renovable a partir de biomasa”, añade.
Pero, ¿qué pasa con los plásticos que están etiquetados por los fabricantes como biodegradables? “Aquí es donde surge la gran confusión, con promesas de biodegradabilidad que no suelen ir seguidas de instrucciones explícitas sobre cómo hacer que estos plásticos sean realmente biodegradables, o cómo son de biodegradables en realidad”, señala Szaky.
¿BIOPLÁSTICO O PLÁSTICO BIODEGRADABLE?
“El ácido poliláctico (PLA) es uno de los llamados bioplásticos ‘biodegradables’ más comunes utilizados en la actualidad. El PLA sólo se degrada en condiciones de temperatura y humedad adecuadas (como las que se alcanzan en un compostador industrial) durante un tiempo razonable. Una compostadora casera en el patio trasero de casa no hace nada con esos envases”, aclara el experto.
“Los bioplásticos – prosigue- son a menudo confundidos con envases biodegradables simplemente por el hecho de que se obtienen a partir de biomasa renovable. De hecho, la mayoría de los plásticos ‘verdes’ en el mercado no se biodegradan fácilmente: requieren procesamiento en una planta de compostaje industrial donde la temperatura, la humedad y la exposición a la luz ultravioleta pueden ser regulados estrictamente. Incluso en este tipo de instalaciones, algunos plásticos biodegradables pueden tardar hasta un año para ser procesados por completo. Así que la etiqueta ‘biodegradable’ es un poco engañosa, ¿no?”.
Por otra parte, Szaky asegura que “nuestra actual infraestructura para el reciclaje, compostaje y recogida de residuos no está suficientemente preparada para gestionar adecuadamente los plásticos más biodegradables”. “Sin reforzar seriamente nuestras capacidades de procesamiento de materiales compostables y biodegradables en general, estaremos generando más residuos para vertederos e incineradoras”, apunta.
POR TANTO…
“El plástico biodegradable sólo tiene sentido en circunstancias muy limitadas y de corta duración, al menos de momento”, afirma Szaky. “La razón es simple: ¿por qué gastar energía y recursos en producir polímeros plásticos biodegradables altamente refinados, para destruirlos completamente más adelante mediante compostaje o biodegradación natural? Como estrategia a corto plazo para reducir los residuos en mercados como India, tiene algún sentido; como una estrategia a largo plazo para compensar nuestra dependencia insostenible de los plásticos derivados del petróleo, no lo tiene”, indica.
“Los plásticos biodegradables no son la alternativa sostenible, respetuosa del medio ambiente que a menudo se nos cuenta. Los bioplásticos duraderos que pueden ser reciclados tienen una viabilidad mucho más realista a largo plazo, ya que podemos seguir reutilizando los polímeros complejos en lugar de dejar que se degraden en una pila de compost”, concluye Szaky.