Es decir, casi lo contrario de lo que entendemos por mobbing: una situación de maltrato oculto y sibilino, perpetrada por un torturador frío y sistemático, en el seno de una organización que niega su existencia y cuyo final, si los hados no lo remedian es el castigo de ¡la víctima! que puede terminar –aviso para navegantes- eliminada de la organización.
Sí, una historia terrible el mobbing: puede ocurrirle a cualquiera por estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado y a cualquier organización no suficientemente alerta para detectarlo a tiempo. A estas alturas ya es asunto de dominio público pero, como estudiosa del tema, me gustaría plantear unas cuantas reflexiones acerca del mismo.(…)
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