La sociedad moderna se enfrenta a desafíos éticos y ambientales que exigen una reflexión profunda sobre nuestras acciones, incluido el ámbito financiero. Por ello, es fundamental que la educación formal aborde esta brecha de conocimiento y que los jóvenes adquieran habilidades financieras sólidas desde una edad temprana. Es especialmente preocupante la promoción de la educación financiera dirigida a los centros educativos, en donde diferentes informes de evaluación del alumnado muestran que el rendimiento en esta asignatura curricular está por debajo de la media de otros países.
Además, más allá de la mera gestión de recursos, es crucial que los jóvenes comprendan la importancia de alinear decisiones financieras con valores éticos y sostenibles desde una edad temprana. Las finanzas éticas van más allá del simple objetivo de obtener rendimientos financieros. Centradas en consideraciones éticas, sociales y ambientales, los inversores éticos buscan no solo incrementar su capital, sino también favorecer el bienestar de la sociedad y la preservación del medio ambiente a través de sus decisiones financieras.
Desde Oikocredit, como entidad cooperativa internacional con cerca de 50 años de trayectoria dedicada a las finanzas éticas contra la pobreza, generamos inversiones socialmente responsables para empoderar, mediante la concesión de créditos, a personas sin recursos en más de 50 países del Sur Global.
Incorporar las finanzas éticas en los planes de estudio no solo trata de educar a los estudiantes sobre la importancia de elegir las inversiones solidarias, sino que también implica inculcar una mentalidad de responsabilidad que los motive a utilizar sus futuros recursos financieros para impulsar un cambio positivo en la sociedad, contribuyendo así al desarrollo sostenible a nivel global.
Los contenidos curriculares relacionados con la Economía Social o las Finanzas Éticas son apenas existentes en los planes educativos, no solo a nivel de educación básica sino también en secundaria e incluso en los estudios universitarios.
Y es algo que llama la atención si tenemos en cuenta que se estima que (según Social Economy Europe) la Economía Social en Europa representa el 8% del PIB y emplea a 13,6 millones de personas, a través de 2,8 millones de empresas y organizaciones.
Pero para proporcionar al alumnado herramientas y capacidades para comprender los impactos del sistema financiero sobre la sociedad y el planeta, es necesario dotarles de competencias, espíritu crítico y madurez para saber desenvolverse en su entorno.
Los actuales planes de educación financiera creados a raíz del convenio de la CNMV y el Banco de España requieren una urgente revisión para incluir nuevos contenidos que generen discusiones que incrementen el compromiso de los jóvenes en la construcción de estructuras económicas y sociales más justas. Desde nuestra visión de equidad, justicia social y derechos humanos, entendemos que el modelo financiero convencional mayoritario y las entidades que forman parte de él deben analizarse con actitud crítica, teniendo en cuenta en qué medida contribuyen a una economía inclusiva y equilibrada.
Dado que la educación financiera constituye un componente integral del proyecto educativo, es imperativo enfatizar la necesidad de abarcar contenidos relacionados con los impactos humanos, sociales y ambientales inherentes al sistema financiero. Esto permitirá asignar responsabilidades, tanto a nivel individual como colectivo, en la edificación de una sociedad más equitativa y solidaria.
Es especialmente relevante el hecho de que este año el Día Internacional de la Educación se celebra bajo el lema “aprender para una paz duradera”. En este sentido, cabe recordar que en 2006 se concedió el Premio Nobel de la Paz a Muhammad Yunus y al Grammeen Bank (el “banco de los pobres”) por su contribución a paliar la pobreza y reducir las desigualdades, requisito indispensable para construir sociedades y comunidades más cohesionadas, resilientes y en paz.
Desde Oikocredit y nuestras Asociaciones de Apoyo, tanto a nivel nacional como internacional, uno de nuestros pilares fundamentales ha sido desde siempre la Educación para la Transformación Social, especialmente aquella centrada en el ámbito de las finanzas éticas y con un punto de vista global y de relaciones Norte – Sur. Además, en nuestros casi 50 años de historia hemos colaborado activamente con diversas redes que trabajan temas educativos apoyando la formación en una responsabilidad social que motive a los alumnos a utilizar sus futuros recursos financieros para impulsar cambios positivos en la sociedad.
La inclusión de la educación financiera, y en concreto de las finanzas éticas, en los planes de estudio no es solo una respuesta a las demandas actuales, sino una inversión en el futuro sostenible de España. Al formar a la próxima generación de líderes financieros con una perspectiva solidaria y responsable, estamos construyendo las bases para una sociedad comprometida en todos los ámbitos. La formación en finanzas éticas no es solo una elección sensata, es una necesidad imperativa para garantizar un mañana próspero y ético.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de la Educación 2024.