La Alianza Boehringer Ingelheim y Lilly ha anunciado que el Ministerio de Sanidad ha aprobado la financiación de empaglifozina para el tratamiento de adultos con enfermedad enfermedad renal crónica, que ha demostrado reducir el riesgo de progresión de la enfermedad renal o muerte cardiovascular, así como el riesgo de hospitalizar por cualquier causa. Este logro marca un hito significativo en el compromiso continuo de la Alianza por proporcionar soluciones innovadoras para mejorar la salud de los pacientes.
“Estamos orgullosos de poder ampliar esta alternativa terapéutica ahora financiada para adultos con ERC en riesgo de progresión. Las hospitalizaciones representan de un tercio a la mitad de los costes totales de asistencia médica para las personas con ERC. Nuestro compromiso primordial es mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes, y ahora les brindamos una opción terapéutica financiada adicional para abordar su enfermedad renal crónica”, ha señalado Oscar Ibarra, Director de la franquicia de enfermedades cardio renal metabólicas en Boehringer Ingelheim.
“Nos sentimos muy satisfechos de poder ofrecer esta nueva alternativa terapéutica financiada para las personas con enfermedad renal crónica, que les va a permitir mejorar su pronóstico. Esta noticia es especialmente relevante debido al impacto significativo que la fase terminal tiene en la vida diaria de quienes la padecen. Para ello, el diagnóstico temprano, en fases iniciales, es crucial para evitar que la condición avance. Con esta nueva opción terapéutica financiada, no solo buscamos mejorar la calidad de vida de los pacientes, sino también proporcionarles una esperanza renovada y la posibilidad de un futuro más saludable”, ha afirmado Teresa Millán Rusillo, Responsable de Asuntos Corporativos de Lilly.
El impacto
La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud pública mundial que, en España, afecta a 1 de cada 7 personas, lo que supone un 15% de la población. Dado que las fases iniciales de la enfermedad transcurren sin síntomas, muchas personas pueden no ser conscientes de que la padecen, de hecho, se estima que 2 de cada 3 pacientes están sin diagnosticar. Además, la ERC duplica el riesgo de hospitalización y es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. En España, atender las fases más avanzadas de la enfermedad renal crónica supone casi el 3% del gasto sanitario del Sistema público de salud y el 4% de la atención especializada hospitalaria.
Las personas con enfermedad renal crónica experimentan una reducción de la calidad de vida en fases avanzadas de la enfermedad, a menudo debido a la gran carga de síntomas y tratamientos. Asimismo, la depresión afecta hasta un tercio de la población renal diagnosticada en general y se diagnostica con mayor frecuencia en las personas con enfermedad renal avanzada. “El diagnóstico precoz de la enfermedad renal crónica es una intervención adecuada y coste eficaz para el Sistema Nacional de Salud. Aunque nos referimos a una enfermedad silente, conocemos los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de su desarrollo. Este enfoque precoz puede reducir el riesgo de deterioro de la función renal, fracaso renal y hospitalizaciones”, ha señalado el Dr. José Luis Górriz, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.
Para diagnosticar la ERC se deben tener en cuenta dos pruebas accesibles desde atención primaria: un análisis de sangre, que comprueba la eficacia con la que los riñones filtran la sangre, y un análisis de orina, que mide la presencia tanto de albúmina como de creatinina en la orina. “Se nos presenta la oportunidad de potenciar la detección precoz de la enfermedad renal crónica y elevar la calidad de la atención a los pacientes desde los primeros indicios. Este enfoque proactivo nos capacita para abordar las brechas en el conocimiento sobre la ERC y promover una respuesta más efectiva ante los síntomas incipientes por parte de los profesionales de la salud. Al identificarla en sus primeras etapas, podemos evitar retrasos en el diagnóstico, lo que a su vez contribuye a preservar la función renal”, señala la Dra. Flora López Simarro, Médico de familia (Barcelona).
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